Tasas de Disfunción Sexual

Sexual dysfunction, depression, and anxiety among patients of an inner-city menopause clinic. J Womens Health (Larchmt) 2010;19:1843-1849

SCHNATZ PF, WHITEHURST SK, O’SULLIVAN DM.

Nivel de evidencia: II-2

Schnatz y col. examinaron la prevalencia de la disfunción sexual (FSD) en una muestra de 102 mujeres en el Women’s Life Center at Hartford Hospital (2004-2008) en Connecticut.

Las mujeres eran de más o menos 52.9 años de edad, 80% hispanas y 47.8% estaban desempleadas. Un total de 92,8% ganaban menos de $25.000, y 95.8% no tenían un grado de estudio. Los investigadores definieron FSD como disminución del deseo sexual, dispareunia o sequedad vaginal, depresión y ansiedad. Así, FSD fue identificada en el 75,6% de las participantes; la prevalencia de depresión fue 80,9% en mujeres con disminución del deseo sexual fente a 52.8% (p = 0.01) en las que no; ansiedad fue identificada en 76,6% en mujeres con disminución del deseo sexual frente a 45.7% (p = 0.01) en las que no. La prevalencia de depresión fue de 83.3% entre mujeres que reportaban frente a 55.9% (p = 0.03) entre las que no. Ansiedad fue identificada en 76.7% entre las que reportaban dispareunia frente a 52.9% (p = 0.07) entre las que no. La única variable asociada con la posibilidad estadísticamente más alta de FSD fueron problemas de sueño (RR, 5.57, IC 95% 1.22-25.33, p = 0.03) y no hubo diferencias significativas cuando se comparó FSD entre hispanas y no hispanas.

Comentario. Schnatz y col. demuestran una asociación entre sueño pobre, ansiedad, depresión y FSD en mujeres hispanas con bajo estatus socioeconómico. Como lo informa el reporte, establecer una relación causa-efecto en este tipo de estudio, no es posible.

Sin embargo, los investigadores sugieren que los clínicos busquen causas de insomnio para asistir a sus pacientes, quienes al tener pobre calidad de sueño tienen una disfunción sexual. Una prevalencia más alta de apnea del sueño se encontró también en mujeres perimenopáusicas de de edad mediana1,2.

Si la pobre calidad de sueño persiste después de que la mujer ha reducido su consumo de cafeína y alcohol y mejorado su régimen de dormir, los médicos pueden considerar recomendar un estudio de sueño para detectar apnea del sueño, particularmente si no hay mejoría con medicamentos o cambios en el estilo de vida. Donde el seguimiento adicional es posible, debe ser interesante determinar si esas mujeres diagnosticadas y tratadas para apnea del sueño tienen una más baja prevalencia de ansiedad, depresión y disfunción sexual.

Julia Schlam Edelman, MD, FACOG, NCMP
Private Practice
Middleboro, MA
Member, NAMS Professional Education
Committee

Referencias

1. Bixler EO, Vgontzas AN, Lin H-M, et al. Prevalence of sleep-disordered breathing in women: effects of gender. Am J Respir Crit Care Med. 2001;163:608-613.
2. Young T, Finn L, Austin D, et al. Menopausal status and sleep-disordered breathing in the Wisconsin Sleep Cohort Study. Am J Respir Crit Care Med. 2003;167:1181-1185.

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