Desbalance del Caduceo

Mario Gutiérrez Díaz M.D.

Lejos de nosotros la pretensión de parodiar al ilustre Profesor Edmundo Rico. Pero no hallamos otro acápite adecuado para una serie de escritos que no serán otra cosa que una visita al “muro de las lamentaciones”.

Lamentaciones tal vez tardías pero no carentes de vigencia. Digámoslo de una vez por todas: dolidas lamentaciones por el que fuera otrora el más ilustre de los gremios, venido hoy a mucho menos de lo que un gremio requiere para llamarse tal.

Empecemos por presentarnos como integrantes del grupo que inició con su egreso de la Facultad de Medicina de la benemérita Universidad Nacional en la segunda mitad del siglo pasado. Ello nos puede avalar como actores de mas de diez lustros de trajín, ora en el ejercicio de la profesión, ora en una permanente preocupación gremialista.

Y a fe que a este segundo tópico se debe una verdadera saturación de frustraciones.

Solicitud de ingreso a la Federación Médica Estudiantil

Retrocediendo cuatro años, una vez superado el escollo de “las anatomías”( antes de lo cual uno no se consideraba ingresado en la carrera). Hicimos formal solicitud de ingreso a la F.M.E. (Federación Médica Estudiantil) que no era simplemente la filial de la F.M.C.. Sino un verdadero semillero de futuros dirigentes gremiales.

Lamentando la desaparición de esa filial les relatábamos en alguna ocasión a Colegas de la Directiva Nacional lo emotivo que resultó el que nuestro Presidente de Tesis en el acto del grado cambiara nuestro escudo de la F.M.E. por el de la F.M.C. Queremos creer que en el desmedro de haber dejado extinguir la F.M.E. estribó el inicio del despeñadero.

Qué podemos esperar de los Médicos egresados de una Facultad. En la cual, a lo largo de sus estudios ni tan siquiera se les ha insinuado la noción de “gremio” ni mucho menos el “timbre” de orgullo de salir a pertenecer a lo más granado de una sociedad? Podría tildarse de traído de los cabellos. Pero no nos cabe la menor duda de que , a este respecto, lo que no se aprende en la escuela, difícilmente nos lo va a enseñar la vida.

Inicio del fin de la Federación Médica Estudiantil

Carecemos del dato cronológico del inicio del fin de la F.M.E. pero presumimos que tuvo origen en el asalto de los cargos directivos por algún o algunos oportunistas huérfanos de ideales y amor al bien común y ricos, en cambio, en ambiciones personales y deseos de figuración.

Esa caterva de pseudolíderes son los verdugos de las instituciones, específicamente de las instituciones comunitarias. Pero no serían ellos los únicos responsables.

Desde nuestros tiempos extrañábamos la tutela de las directivas de la Facultad hacia nuestra semilla gremial y, por qué no decirlo, un mayor interés de la F.M.C. por la suerte de su hija adoptiva. La total ausencia de las primeras y la despreocupación de la segunda fueron terreno abonado para que la labor de los oportunistas culminara.

A título anecdótico, por la década de los noventa se quiso revivir, desde la Directiva Nacional de la Federación, la existencia de la Federación Médica

Estudiantil con el deplorable resultado de que quien apareció como presunto enlace resultó ser un vividor de la peor calaña.

Este fracaso echó por tierra la idea y no se volvió a hablar mas del asunto. Pro, insistimos, ya sea por la vía gremialística o dentro de las materias de Ética y Deontología (ya llegará el tiempo de tocar esos temas). Se hace indispensable que desde las respectivas épocas estudiantiles se imprima en los futuros médicos no solamente la necesidad de incentivar la autoestima, sino clavar hitos de UNIDAD sin la cual no vamos a parte alguna.

Algo quedó del frustrado intento de revivir los nexos entre el estudiantado y la FMC:

Pues parece que algunos colegios médicos inician la puesta en práctica de la idea de acudir, en la persona de su Presidente. A los actos de graduación de la(s) respectiva(s) facultad(es) de Medicina e imponer a los graduados un escudo de “federado correspondiente” a título de invitación para que tramiten su ingreso formal a la colegiatura. Por algo se ha de principiar pues si seguimos desunidos seguiremos cavando nuestra propia fosa.

Si la paciencia de los colegas nos lo permite, seguiremos tratando periódicamente estos temas bajo el mismo titular. Así nos repitan lo mismo que nos dijo un colega: “Usted es tan ingenuo que aún cree en la posibilidad de Unidad Médica?”

Villavicencio, Septiembre de 2002.
Mario Gutiérrez Díaz M.D.

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