Cambia el Sistema de Atención Médica, ¿Cambia También la Ética?
¿Cambia También la Ética?
Sergio Isaza Villa, MD
Secretario Federación Médica Colombiana
Cuando el gobierno colombiano ordenó con la Ley 100 la creación de capitales privados para estructurar el nuevo Sistema General de Seguridad Social en Salud. Fueron las compañías de seguros y las instituciones financieras quienes se tomaron el negocio invirtiendo masivamente dineros en ese campo.
Se crearon, entre otras, las EPS (Empresas Promotoras de Salud) y la práctica médica se industrializó. A partir de entonces, ocurriendo consecuencialmente cambios en la relación y el comportamiento de médico y paciente.
Con la venta de servicios médicos, las EPS (que, como en los contratos comerciales, en adelante se llamarán empresas vendedoras) establecen una relación comercial con el comprador o usuario (antes llamado enfermo o paciente) con lo cual se convierte en intermediaria entre médico y paciente, es decir, mediatiza la relación.
Menor cobertura para su salud
A partir de entonces esa relación médico-paciente ya no es directa, pues está mediatizada por el vendedor y sujeta a sus condiciones contractuales. Consecuencia lógica es que entre menos capacidad de compra tenga el futuro usuario, menor cobertura para su salud ha de lograr.
Así las cosas, ya la salud no es un derecho. Es, simplemente, una mercancía cuya calidad varía de acuerdo con el poder adquisitivo de quien aspire a obtenerla o recuperarla. A comprarla.
Por otro lado, la pérdida de la práctica liberal de la profesión somete al médico a un sueldo o a unas tarifas basadas en la rentabilidad para las empresas vendedoras, pues ingresa al mercado del empleo. En adelante debe lograr que la remuneración económica, una de sus motivaciones profesionales. Esté acorde con la inversión hecha en tiempo y dinero para su preparación como profesional capaz.
Ahora bien, la institución a que pertenezca debe mantener incentivos éticos, investigativos, docentes y económicos adecuados. Para evitar que el médico tienda simplemente a limitarse al cumplimiento de las exigencias empresariales tales como acatar un horario. Si se trata de trabajo a sueldo, o atender con eficiencia, léase “con rapidez o fugazmente”, a los pacientes que le son asignados, si es trabajo a destajo.
Debe tenerse en cuenta que desde el punto de vista vocacional y de incentivos. La motivación y actitud personal del médico con cada paciente y su actitud profesional en general. Variarán según sus preferencias o gustos en el tipo de práctica médica como, por ejemplo, si el trabajo es intrahospitalario o de consulta externa, el tipo y calidad de la institución y, obviamente, la remuneración económica.
Conducta Ética
El mantenimiento de una correcta conducta ética de la institución refuerza el mantenimiento y desarrollo de una correcta actitud en el mismo terreno por parte del profesional.
En realidad el médico empleado en una institución, como cualquier otro empleado en cualquiera otra empresa, ahora es un obrero altamente calificado pero, por lo general, mal remunerado y uno de sus objetivos es lograr y mantener unas condiciones de vida dignas y satisfactorias, incluyendo las profesionales.
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¿Por que un obrero?
En los procesos de producción intervienen dos factores fundamentales: La materia prima y la mano de obra. El objetivo es obtener un producto final. La mano de obra del obrero transforma a esa materia prima en producto el cual, cuando es colocado en el mercado, se conviene en mercancía.
En nuestro caso, la salud es la mercancía que se ofrece en venta; el cliente o usuario enfermo es la materia prima que debe ser transformada y el médico es el obrero o mano de obra que trabaja durante el acto o actos médicos necesarios para lograr su transformación en producto terminado, que es el paciente sano. Así, se cierra el ciclo. El cliente pagó por la mercancía salud, la cual, finalmente, obtiene o recupera.
El comportamiento del médico ahora tenderá a confundirse con el de cualquier persona que tenga adecuadas o deficientes condiciones de trabajo y dependa de un salario satisfactorio o insatisfactorio, puesto que así la condición de médico es similar a la de cualquier otro profesional o trabajador de base.
La relación médico-paciente ya no es directa, pues está mediatizada por el vendedor y sujeta a sus condiciones contractuales. Consecuencia lógica es que entre menos capacidad de compra tenga el futuro usuario, menor cobertura para su salud ha de lograr. |
Las empresas vendedoras de atención médica mantienen publicitariamente la tradición de “apostolado médico” como gancho de venta mientras homologan el trabajo médico con los criterios y resultados de la producción industrial.
De esa forma, tal tradición es utilizada como instrumento de presión y chantaje contra un profesional que se enfrenta a una responsabilidad diferente a todas las demás profesiones y oficios, como es la de preservar la salud y la vida humana.
Es bajo esas condiciones que se mantienen regímenes contractuales lesivos al médico. Cuando a las empresas vendedoras conviene, presentan a los médicos ante la opinión pública como personas inhumanas, que solo se interesan por el dinero. Como ocurrió en la pasada crisis de los médicos trabajadores de los hospitales estatales o como, de manera recurrente, acuden a la falacia de que los elevados costos de la salud se deben a que los médicos ganan más de lo que les corresponde. Sin embargo, no se esgrime el mismo argumento cuando se habla de los costos generados por los puestos directivos y administrativos.
Podría decirse que en el negocio de la venta de la salud o, para ser menos descarnados, en la prestación de servicios médicos por parte de las empresas vendedoras, los valores éticos corresponden a la ética del comercio. Es una consecuencia de la transformación de la relación directa médico-paciente en relación mediatizada por la empresa vendedora al usuario comprador.
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