Editorial: Envejecimiento, Calidad de Vida y Cuidado

El interés por la vida y el envejecimiento ha sido permanente en la historia de la humanidad, en el que sobresalen dos aspiraciones, constantes a través de distintas culturas y momentos históricos, la inmortalidad y la búsqueda de la longevidad. Quedan aún ciertos vestigios de los mitos: el “elixir de la vida”, buscado por los alquimistas y la “fuente de la vida”, observados en la actualidad como son el consumo excesivo de vitaminas, tratamientos termales antienvejecimiento, dietas especiales, programas de ejercicio físico intensivo, inoculación de embriones de pato, entre otros, que buscan mejorar la vitalidad y la longevidad.(1)

Envejecer es un proceso primario que implica cambios graduales e inevitables relacionados con la edad los cuales aparecen en todos los miembros de una especie. El proceso de envejecimiento es normal y sucede a pesar de gozar de buena salud, del estilo de vida sano y activo y de carecer de enfermedades.

La vejez no es una enfermedad, aunque hay enfermedades propias de la vejez, así como las hay de la niñez, no tiene que cursar con dolores ni angustias. Es un estado de cambios graduales celulares, en los tejidos, en los órganos y en el organismo en general. Es un estado degenerativo, de desgaste lento, de entropía.

Se hace difícil establecer exactamente cuándo comienza la vejez, debido a que el proceso de envejecimiento tiene un sinnúmero de características individuales diversas y a que las distintas partes de la anatomía envejecen a ritmo diferente. Orgánicamente hablando, el individuo en cualquier edad es el resultado de los procesos de acumulación y destrucción de células (apoptosis), que ocurren en forma simultánea.(2) El envejecimiento empieza con la concepción y termina con la muerte, pasando por el desarrollo durante la niñez y la adolescencia, la plenitud y la declinación. Investigaciones señalan que terminando la cuarta década se observa declinación de la energía física y que se empieza a envejecer antes de los 65 años. También aumenta la susceptibilidad a las enfermedades e incapacidades.(1)

En consecuencia, la vejez es el resultado inevitable del deterioro orgánico y mental, el cual se hace visible a mediados de la vida y progresa a un ritmo acelerado. Envejecer como proceso biológico tiene extensas consecuencias sociales y psicológicas; desgraciadamente, la atención de la sociedad se ha orientado y limitado hacia la provisión de ciertos auxilios a los ancianos en sus necesidades biológicas: alimentación, salud física y albergue.

El envejecimiento progresivo de la población en las llamadas sociedades occidentales es reciente, consecuencia de dos fenóme nos principales: el mayor número de ancianos y la mayor esperanza de vida, situación que ha obligado a volver la mirada hacia este grupo de individuos con características y necesidades especiales, siendo una de ellas el reconocimiento del concepto calidad de vida en esta etapa especial del ciclo vital.
El término “calidad de vida” es relativamente nuevo, no tiene más de sesenta años. Es un término derivado de la teoría de la “calidad de los materiales”, tiene su origen en los métodos de control de calidad utilizados en los procesos industriales.(3) Es así, como el “control de calidad”, invento norteamericano, tiene ahora aplicación universal. Pasó de ser el elemento político básico de las empresas manufactureras a las ciencias humanas, es pecialmente a la Economía y la Sociología.

Economistas y sociólogos explorando la forma de evaluar la calidad de vida de los individuos humanos y de las sociedades, propusieron hacerlo a través de indicadores que midieran los factores positivos, la riqueza económica, y otros negativos, cantidad de población. Se asume de esta manera que el aumento excesivo de la población disminuye la riqueza percápita y por ende el bienestar y la calidad de vida. Se eligió, entonces, como indicador básico de la calidad de vida humana el producto nacional bruto (PNB), o índice de la riqueza de las naciones y se empezó a hablar en esa época de “la calidad de nuestras vidas” y no de “la cantidad de bienes que poseo”.

Podemos decir, entonces, que el término calidad de vida al proceder de la teoría empresarial, primero, y de la sociología después, encierra toda una idea particular del hombre, un “espíritu de empresa”. Es el hombre moderno, como ser creador o emprendedor, como empresario. La empresa del hombre está precisamente, en producir un orden, en crearlo, en hacer que la vida humana gane en calidad. Dado que la naturaleza no es un ordofactus cerrado, sino un ordo faciendus abierto, la teoría de la calidad de vida procedería del segundo, del orden en cons trucción.( 4) De otro lado, “calidad de vida” no es un término descriptivo, sino valorativo. Esto significa que no es un hecho sino un valory por lo tanto, el resultado de un proceso de estimación o preferencia. Los valores no se perciben, se estiman. La estimación es una facultad sicológica distinta de la percepción, de hecho, nuestras decisiones más importantes no dependen tanto de los hechos como de los valores. Los objetos son sujetos de valoración económica, tienen un precio. Así que el precio no es un hecho, sino un valor, resultado del proceso de estimación. Podemos decir, entonces, que el término calidad es evaluativo, es un valor y no directamente un hecho.(4,5) Evaluar la calidad de vida es valorar, darle un valor que, además, tiene una dimensión subjetiva, profundamente condicionada por el medio cultural, y depende estrictamente del conjunto de valores de los individuos y los grupos sociales. En consecuencia, la calidad de vida se estructura en dos niveles, uno privado y otro público. De tal suerte que cada individuo define en forma individual y social su propio sistema de valores, su concepto de vida y de calidad y, por tanto, de felicidad, establece el propio proyecto de vida. En el nivel público, la sociedad ex presa la calidad de vida en forma de leyes, unos mínimos de calidad de vida comunes a todos que la sociedad considera que deben exigirse a todos sus miembros.

Sin duda, las personas mayores consumen más servicios de salud y más medicamentos que otros grupos etáreos; sin embargo, esta situación se concentra en las edades más avanzadas y en el periodo previo a la muerte, por lo que se ha llegado a considerar que el envejecimiento progresivo de la población es una amenaza latente para los sistemas de salud. En respuesta, los Estados proponen cambios políticos como aumentar la edad de jubi lación, por ejemplo, buscando compensar el impacto en el Sistema del volumen cada vez mayor de población anciana. En contraste, uno de los problemas de esta etapa es la pérdida de la capacidad de adaptación, especialmente a la jubilación. Un retiro que llega posiblemente en forma anticipada cuando no ha terminado aún con la responsabilidad de hacer frente al mantenimiento de un hogar con hijos todavía dependientes y con la responsabilidad de velar por uno o más miembros ancianos en la familia.(1) Mientras para unos el retiro supone estrés, la pérdida del prestigio y del poder adquisitivo y por ende la disminución de la autoestima, para otros la jubilación es la posibilidad de disfrutar el tiempo libre, de dejar los compromisos laborales, de tomarse las cosas con calma, de abandonarse a la realización de actividades lúdicas aplazadas. Algunas parejas disfrutan el retiro porque les permite más tiempo para viajar, pasar momentos con los hijos y nietos, dedicarse a perseguir otros intereses, juntos o por separado.(1) Les permite cuidarse, sentirse egoís tas sin sentimientos de culpa y disfrutarse plenamente.

De otro lado, el principal problema de las personas ancianas desde el punto de vista económico es la pobreza. Las personas jubiladas tienen más probabilidad de encontrarse en el umbral de la pobreza o por debajo del mismo que antes de la jubilación, a pesar de su conocimiento y de políticas sociales desa rrolladas para tratar de hacerle frente.(2)

Socialmente calidad de vida tiene que ver con una capacidad adquisitiva que permita vivir con las necesidades básicas cubiertas además de disfrutar de una buena salud física – psíquica y de una relación social satisfactoria.(1) Mientras que desde la óptica clínica podría definirse en términos de salud y de discapacidad funcional, puesto que la variable salud es la que tiene mayor peso en la percepción de bienestar de los ancianos y, que las deficiencias e incapacidades en el desarrollo de sus funciones constituyen el primer problema puesto que incrementa su vulnerabilidad y agrega una característica: la dependencia, esto es, convierte al anciano en un individuo dependiente y demandante de cuidado y de cuidadores.

Promocionar la calidad de vida en la vejez, especialmente en la vejez dependiente es el reto más inmediato de las políticas so ciales. Al respecto escribe Bazo “la calidad de vida en la vejez dependiente implica necesariamente el apoyo social y familiar a las personas que desean continuar viviendo en la comunidad, siendo cuidados en familia, para que puedan seguir haciéndolo, al tiempo que siguen desarrollándose todas sus potencialidades hasta el último momento. Eso conlleva el apoyo material y afectivo a los familiares que, con distintos grados de implicación, participan en la acción de cuidar. Políticas que tengan presente la dimensión femenina de los cuidados de salud, para que no contribuyan a seguir re forzando el rol dependiente de las mujeres cuidadoras.”(2)

En el ámbito institucional las políticas respecto al manejo y cuidado de los ancianos deben incluir mayor número de personas calificadas que atiendan pacientes ancianos dependientes. De tal manera, que la programación del cuidado de enfermería debe tener en cuenta la disminución de la actividad física, de la agilidad mental, el entendimiento de órdenes y la discapacidad funcional. En esta etapa de la vida, la promoción del autocuidado se hace difícil y poco probable, especialmente si la familia no está disponible para asumir el papel de cuidadora.

Es así como el personal de enfermería debe recibir capacitación especial, entender y comprender profundamente el proceso de envejecimiento, los cuidados de enfermería y el acompañamiento que el anciano exige.

Se espera, además, que las personas que cuidan ancianos -enfermeras, médicos, nutricionistas, terapeutas, etc.-, posean características especiales y una gran dosis de amor, humanitarismo tolerancia, paciencia y respeto. Sin olvidar que la enfermera se convierte en protectora o guardiana del sujeto en estado de indefensión, en este caso el anciano, el cuidado de enfermería debe incluir durante el periodo de hospitalización el diagnóstico no sólo de su condición clínica sino también de su situación afectiva y familiar. De suerte, que debe preocuparse por prolongar el cuidado del hospital a la casa, tratando en lo posible, de que la familia o responsable defina quién se hará cargo de su cuidado cuando abandone la institución de salud, bien sea en casa o en una institución de cuidado intermedio.

La preparación de la vejez en la edad adulta facilita el proceso de adaptación, la identificación de objetivos a corto, mediano y largo plazo, y facilita llegar a una vejez consciente de que la vejez le da sentido a la juventud y le refuerza que ésta es parte de la vida. Una vida llena de lindos y estimulantes recuerdos de la juventud le permitirá recordarse con una bella sonrisa en la vejez. Por último, es importante recordar que el anciano siente infinita preferencia por las golosinas, los alimentos blandos, que no exijan grandes esfuerzos de masticación, las porciones pequeñas, adora la compañía a la hora de comer; tiene tantas historias para contar… no recuerda que hizo esta mañana, pero recuerda que hizo hace 40 años!!!. Tampoco tiene prisa; no oye bien, ni ve bien, pero está lleno de la sabiduría que le ha dado la vida; tiene derecho a la ternura, a la tolerancia, al amor y, es el espejo de lo que usted será en pocos o muchos años…

* Apartes del capítulo “Calidad de vida en la etapa de la vejez”, escrito para la serie NUTRISABER 4. Coleções GANEP“Mestres da Nutrição”. Sao Paulo, Brasil. www.nutritotal.com.br

Referencias Bibliográficas

1. Factores psicológicos intervinientes en la calidad de vida de personas n la etapa de la vejez. Consultado julio 5 de 2005. En: https://www.monografias.com/trabajos14/psicolvejez.shtml.
2. Birren JE. Emergent theories of aging. New York: Springer, 1988
3. Bazo MT. Vejez dependiente, políticas y calidad de vida. Papers 56, 1998; 143-61.
4. Gracia Guillén D. Ética de la calidad de vida. Cuadernos del Programa Regional de Bioética. OPS No. 2, 1996, p. 41-59.
5. Havighurst RJ, Neugarten BL, Tobin SS. In: Kane RA & Kane RL Assessing the elderly: A practical guide to measurement. Lexington, Mass.: Lexington Books. 1981. p.174-89.

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