Louis Aury: Héroe Naval de la Gran Colombia, o la Diferencia entre Corsarios y Piratas
Antonio Gómez Rodriguez*
* Medico, Pediatra. Director del Hospital Universitario Fundación Santa Fe de Bogotá
Actual. Enferm. 2004; 7(1): 42-45
La independencia de América constituyó una gesta emancipadora de tal magnitud y los héroes tallados en esa epopeya adquirieron tal renombre mundial que, sin quererlo, opacaron a descollantes figuras que en cualquier otra época hubieran destacado como importantes héroes militares. En efecto, si genios militares como Bolívar; O‘Higgins y San Martín hicieron aparecer menores las obras de Nariño, Santander, Miranda, Sucre y tantos otros, ni que decir de los cientos de nacionales y extranjeros que lucharon y dieron la vida por la libertad de América, tantos de ellos olvidados. Adicionalmente, la importancia histórica que se ha dado a las batallas en tierra, opacó la brindada a la lucha en el mar, debido al menos en parte, a la tradicional displicencia con que en nuestros países, al contrario de los grandes imperios, se han visto costas y mares: primero España e Inglaterra y luego Estados Unidos, rápidamente entendieron que quien dominara el Caribe dominaría América. No en vano algunos historiadores especializados calculan que de no haberse dado batallas cruciales como la del lago de Maracaibo, las Bocas del Orinoco o la bahía de Cartagena la independencia de la Gran Colombia se hubiera atrasa- do en no menos de 50 años. Uno de esos héroes, navales y extranjeros, a quien las injusticias de unos y la ignorancia de otros han pretendido borrar de esas páginas gloriosas fue Louis Michel Aury. Nacido en París en 1788, entró al servicio de la marina Francesa en 1802, abandonó su nativa París y las comodidades de su familia de clase media para participar en la independencia de América y constituirse en uno de los más grandes héroes navales de nuestra historia, conmocionando el poderío naval Español y cambiando las fronteras desde México hasta Buenos Aires.
Louis Aury
Tomada de: Cacua Prada A. El corsario Louis Aury.
El historiador argentino Carlos Ferro lo describe como un “marino Francés ignorado en Francia, Brigadier general de la revolución Mexicana desconocido en México; libertador de la Florida subestimado en esa tierra de sus ha- zañas; General en jefe de una escuadrilla Argentina de la que nunca oyeron hablar los Argentinos, un capitán de navío de Venezuela del que no habla el “diccionario de los próceres”. Comodoro de la República de Cartagena, uno de los libertadores de la Nueva Granada y Proclamador de la independencia de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, negado por los Colombianos, libertador de Galveston y gobernador de Texas desconocido por texanos y mexicanos, héroe de la libertad de Honduras, Nicaragua y Guatemala proyectando liberar Panamá bajo ordenes de San Martín, sin una página en la historia oficial de la antigua República Federal Centroamericana. Corsario de Argentina, enarboló la bandera azul y blanca de Buenos Aires en Old Providence y Santa Catalina, y en sus naves por más de tres años, y la mantuvo airosa a pesar de enfrentar el poderío militar de los Borbones llegando a conmover los sagrados oídos de Fernando VII”. Su admirador y subordinado, el famoso geógrafo Agustín Codazzi, lo describe como hombre de estatura mediana y cabello liso partido por la mitad, bondadoso de corazón, y de noble y elevada inteligencia. En el diario EL TIEMPO Candioti anota que Aury “era valiente y resuelto pero de invariable rectitud de corazón. Conviene decir que nunca puso en práctica la guerra a muerte y no se le pudo acusar de ninguna atrocidad”.
La apasionante historia Americana de este hombre empieza cuando su barco de la marina Francesa encontrándose anclado en Louisiana se ve afectado por el desencanto que había producido la coronación del Napoleón, emperador, entre los admiradores del general Bonaparte. Muchos franceses prácticamente desertaron ante lo que consideraban una traición a las ideas libertarias de la revolución Francesa. Después de pasar cuatro años como marino mercante logra ahorrar $4000 dólares con los cuales adquiere un barco que, convertido en corsario, pone al servicio de todos los países herederos en América de las ideas revolucionarias Europeas.
En ese entonces, y también hoy en día, era prioritario en tiempos de guerra afectar la economía de la nación enemiga, particularmente mediante la interrupción de sus rutas comerciales, entonces casi exclusivamente marítimas. Los Corsarios, eran marinos profesionales que actuaban sólo en la guerra entre naciones y bajo la llamada patente de Corso, extendida por uno de los países en conflicto, saqueaban los barcos que, en este caso, llevaban las riquezas de América a España y viceversa. Con el producido de dichos ataques financiaban el Estado que los avalaba y obtenían de éste un reconocimiento económico previamente pactado. Adicionalmente actuaban como marina de guerra, enfrentando navíos militares cuando las circunstancias lo exigían o como tropas de asalto en tierra si ello era necesario. Nada más diferente a los piratas que sólo buscaban lucro personal y que saqueaban barcos de cualquier nacionalidad incluso de la propia. Las nacientes repúblicas Americanas armaron corsarios pero también España hizo lo propio en circunstancias como la lucha contra el contrabando. Aury, “corto nombre con el que solía firmar sus documentos”, con frecuencia se refería a sí mismo como el pirata Francés para desafiar aún más los prejuicios en su contra, a pesar de haber recibido títulos de capitán de navío, Comodoro, Almirante, General en jefe, Gobernador y Jefe civil y militar, entre otros.
En su propio barco de bandera Venezolana zarpó de North Carolina en 1813 con la misión de atacar barcos españoles en el caribe presentándose al frente de la plaza de Cartagena cuando Morillo iniciaba el famoso sitio de la ciudad. Es acogido como la primera figura de nuestra naciente marina y como tal fue investido por el gobierno de Cartagena. En una misión valerosa pero no del todo exitosa, debido a errores militares y a diferencias políticas con el Jefe militar de la plaza, pero sobre todo por el deseo irreal de Aury de salvar a demasiados exiliados, evacuó cientos de patriotas sitiados en Cartagena en 1815. De allí Aury fue a “Aux Cayes” en Haití a encontrarse con Bolívar, éste, derrotado, pretendía constituirse en jefe único de los ejércitos que libertarían cinco naciones mientras que Aury y otros franceses querían un mando más amplio no unipersonal. Bolívar a su vez no agradecía el heroico gesto de Aury al romper el cerco de Cartagena y le criticaba la pérdida de vidas. A Bolí var lo apoyo la otra figura naval de la Gran Colombia, el Curazaleño Brion quien de inmediato fue ascendido a almirante y quien se encargaría, de allí en adelante, de interponerse entre Bolívar y Aury, reservando para sí la gloria naval de la guerra de independencia al servicio de la cual puso sus abundantes bienes de fortuna que le valieron el título de “Almirante Financiero”. Esta actitud de Aury en Haiti marcaría su vida. En adelante y para siempre lucharía por la libertad de América sin el reconocimiento del libertador y en medio de las intrigas de Brion. El Comodoro Aury parte desilusionado en su barco de bandera Cartagenera y su valioso ejército, despreciado por Bolívar, es arropado por la bandera Mexicana. En 1816 toma y establece una base naval en Galveston Island, hoy puerto de Houston y es reconocido como el primer Gobernador civil y militar (mexicano) de Te xas. Mientras Aury se lanza a combatir en los mares, el famoso corsario Jean Laffite se apodera de Galveston y aun que Aury intenta retomar el control no tiene éxito, abandonando Texas en 1817 para colaborar con el aventurero escocés MacGregor en la campaña de liberación de la Florida del dominio Español. Después de recuperar isla Amelia y establecer una base para sus corsarios Aury se reúne en su barco insignia “Congreso Mexicano” con Sir Gregor MacGregor y, dado que sus barcos peleaban bajo la bandera mexi ca na, isla Amelia es anexada a la república Mexicana en septiembre de 1817, cediendo el gobierno civil de la isla a los amigos de MacGregor y conservando para sí mismo la comandancia militar y naval. En la isla había una mezcla de aventureros americanos, ingleses, irlandeses y franceses. Además de sus bien entrenadas fuerzas provenientes de Galveston y consistentes de combatientes de varias nacionalidades, muchos provenientes de batallones Napoleónicos,, el “terror de España en los mares” contaba con 130 mulatos conocidos como los “negros de Aury”. Así, en medio del racismo, la población de la Florida se encontraba dividida en un “Partido americano” y un “Partido francés”. En noviembre, el Comodoro alineó sus barcos y dirigió sus cañones hacia Fernandina declarándose suprema autoridad civil y militar
Vista general de Cartagena, ciudad de la America Meridional
Grabado de Huquier, Paris, 1760
Tomada de: Cacua Prada A. El corsario Louis Aury.
Cartagena y le criticaba la pérdida de vidas. A Bolí var lo apoyo la otra figura naval de la Gran Colombia, el Curazaleño Brion quien de inmediato fue ascendido a almirante y quien se encargaría, de allí en adelante, de interponerse entre Bolívar y Aury, reservando para sí la gloria naval de la guerra de independencia al servicio de la cual puso sus abundantes bienes de fortuna que le valieron el título de “Almirante Financiero”. Esta actitud de Aury en Haiti marcaría su vida. En adelante y para siempre lucharía por la libertad de América sin el reconocimiento del libertador y en medio de las intrigas de Brion. El Comodoro Aury parte desilusionado en su barco de bandera Cartagenera y su valioso ejército, despreciado por Bolívar, es arropado por la bandera Mexicana. En 1816 toma y establece una base naval en Galveston Island, hoy puerto de Houston y es reconocido como el primer Gobernador civil y militar (mexicano) de Te xas. Mientras Aury se lanza a combatir en los mares, el famoso corsario Jean Laffite se apodera de Galveston y aun que Aury intenta retomar el control no tiene éxito, abandonando Texas en 1817 para colaborar con el aventurero escocés MacGregor en la campaña de liberación de la Florida del dominio Español. Después de recuperar isla Amelia y establecer una base para sus corsarios Aury se reúne en su barco insignia “Congreso Mexicano” con Sir Gregor MacGregor y, dado que sus barcos peleaban bajo la bandera mexi ca na, isla Amelia es anexada a la república Mexicana en septiembre de 1817, cediendo el gobierno civil de la isla a los amigos de MacGregor y conservando para sí mismo la comandancia militar y naval. En la isla había una mezcla de aventureros americanos, ingleses, irlandeses y franceses. Además de sus bien entrenadas fuerzas provenientes de Galveston y consistentes de combatientes de varias nacionalidades, muchos provenientes de batallones Napoleónicos,, el “terror de España en los mares” contaba con 130 mulatos conocidos como los “negros de Aury”. Así, en medio del racismo, la población de la Florida se encontraba dividida en un “Partido americano” y un “Partido francés”. En noviembre, el Comodoro alineó sus barcos y dirigió sus cañones hacia Fernandina declarándose suprema autoridad civil y militar Sin que Aury lo supiera el presidente Monroe había decidido invocar un acta del Congreso que le permitía luchar contra cualquier potencia extranjera asentada en la Florida y ordena a sus ejércitos ocupar isla Amelia para recuperarla de los “mexicanos de Aury”. Mientras tanto la isla y su comercio progresaban y Aury convocaba a elecciones para formar un gobierno autónomo.
Por esta época arribaron en un barco venezolano don Vicente Pazos un editor de Buenos Aires que se encargó de traducir los documentos de Aury y publicó uno de los primeros periódicos en Español de Florida, y el Dr. Pedro Gual, caraqueño, quien le propuso a Aury dejar la libertad de Venezuela en manos de Simón Bolívar y Luis Brion, y concentrarse en la Nueva Granada empezando por el istmo de Panamá.
Mientras Gual, Pazos y Mr. Minder redactaban una constitución para la isla, se conoció la intención Norteamericana de invadir, (América para los Americanos). Abandonando una momentánea tentación de resistir Aury decidió dejar la isla, pero no lo pudo hacer debido a la condición de sus barcos, redactó entonces, un documento de protesta dirigido al presidente Monroe y se rindió el 23 de diciembre de 1817. La bandera Estadounidense reemplazó a la mexicana y los Estados Unidos (E.U.) tomaron posesión de la isla, y de la Florida, con el beneplácito de España que prefirió perder la Florida con E.U. y no con las repúblicas Latinoamericanas que le habían declarado la guerra.
De todos modos es triste que los E.U., para hacerse a la entrega de España hubieran expresado que los corsarios obraban en nombre de los “Gobiernos de Venezuela y Nueva Granada, que no existen como tales sino como focos revolucionarios en las Antillas y en los llanos de Casanare y el Orinoco”.
Al salir de Florida los soldados negros fueron enviados por los norteamericanos a Santo Domingo mientras los blancos permanecían dos meses como “huéspedes indeseados”, permitiéndoseles partir a comienzos de 1818. Para aceptar la propuesta de Pazos y Gual de liberar a la Nueva granada. Aury se dirigió con su escuadra de 14 naves a Barlovento en Venezuela con la intención de ayudar a Brion quien se veía atacado en la desembocadura del Orinoco por una fuerza muy superior venida de Cádiz para aplastar la armada republicana. A pesar de la acción exitosa y salvadora de Aury el almirante no profiere ni una palabra de agradecimiento o reconocimiento lo cual lleva al francés, desilusionado, a dirigirse a las islas de San Andrés y Providencia, de habla inglesa y religión protestante, per tenecientes a la Nueva Granada, pero abandonadas tiempo atrás por considerarlas heterogéneas. 400 hombres al mando de Agustín Codazzi toman posesión de Santa Catalina el 4 de julio de 1818.
En el fuerte “La Libertad”, reconstruido por el ingeniero Agustin Codazzi, establece Aury su cuartel general y nombra secretario de Estado a Louis Perú de Lacroix, autor del célebre diario de Bucaramanga y quien años des pués se suicidaría en Paris. Por esos tiempos llegó a las islas el canónigo chileno José Cortés Madariaga quien convence a Aury de retomar a la vieja idea de liberar Panamá y, dado que Venezuela y Colombia se encontraban sojuzgadas por Morillo, extiende una patente de Corso en nombre de los Estados Confederados de Buenos Aires y Chile. La primera expedición se hace con éxito al fuerte de San Felipe en Honduras, recibiendo los Corsarios acto seguido la solicitud de ayuda del gobernador patriota de la provincia de Citara (Chocó), José María Cancino. Durante tres años el ahora Almirante Aury intentó obtener el reconocimiento de Bolívar mientras daba batallas por la libertad del Chocó, de Panamá y de las repúblicas Centroamericanas desde su nueva base de operaciones en las islas de Providencia y Santa Catalina. Al auxiliar a Cancino, Aury escribe al Vicepresidente Santander enviando desde Portovelo (Panamá) a Bogotá, primero a su edecán Francés Guillermo Eduardo Coutin y luego a su comandante italiano y futuro geógrafo Agustín Codazzi. En medio de manifestaciones de aprecio y respaldo del vicepresidente Santander, Bolívar insiste en rechazar la armada de hasta 14 naves del francés quien sigue librando batallas a favor de la que había adoptado como su nueva patria, La Nueva Granada y en contra de los deseos del Presidente y del Almirante Brion, siempre opuestos a Santander quien envía una cálida respuesta a Aury: ” …si nos hemos equivocado en aceptar la cooperación de sus fuerzas navales, no nos hemos equivocado en creerlo siempre amigo y defensor de nuestra independencia. Es muy debido que yo presente a usted mis ardientes votos de gratitud y aprecio”. A Santander acompañaban en su aprecio por el marino Don Francisco Antonio Zea, Pedro Gual y el doctor Castillo y Rada. Sólo en una ocasión, en 1819, ordenó Bolívar al General Montilla que admitiese al corsario como capitán de navío de la republica, el francés no aceptó la designación por considerarse tan merecedor del título de almirante como Brion.
Si alguna región colombiana le debe tributo a Aury por su independencia, esta es el archipiélago de San Andrés y Providencia. El parisino fue el primero en reconocer la importancia para Colombia de las islas estableciendo en “Old Providence” su base de operaciones a partir de las cuales lanza múltiples ataques a cargueros españoles logrando establecer una economía floreciente y una organización política propia mientras realiza continuos esfuerzos de reconstruir su amistad con Bolívar. Un huracán destruye sus barcos y las plagas minan sus tropas siendo nuevamente acusado por Brion de no acudir solicito a la campaña de Panamá, elaborando entonces, el Comodoro una extensa carta al congreso Colombiano explicando sus insucesos y el estado de sus tropas. A pesar de todo reconstruye su flota y la isla, con el tiempo, tiene varias casas, iglesia, hospital, establecimientos comerciales y un fuerte español restaurado. Aury no se opone al deseo de los isleños de formar parte de la Nueva Granada mientras defiende el archipiélago de los intrusos.
Fuerte de la Libertad en la isla de Vieja Providencia, 1822.
Mapoteca 4 N, 359 A. Archivo General de la Nación. Bogotá
Tomada de: Cacua Prada A. El corsario Louis Aury.
El 30 de agosto de 1821, a los 33 años, mientras practicaba la equitación, su pasatiempo preferido, el Corsario cae de su caballo y muere en la isla de Santa Catalina donde, como único homenaje, el fuerte construido por Coduzzi aún lleva su nombre y sus descendientes su apellido. El 23 de junio de 1822, con el beneplácito de los franceses, fue proclamada la adhesión del archipiélago a la constitución de Cúcuta y las islas se convirtieron en el sexto cantón de la provincia de Cartagena. Aury no dejó bienes de fortuna, ésta y su persona se dedicaron totalmente a la libertad de América, confirmando así que su lucha era patriótica y no económica, Agustín Codazzi y su amigo Ferrari llevaron a su hermana, como única herencia, sus cartas y documentos personales y como úni-co bien económico, por supuesto irrealizable, los documentos en los que el gobierno argentino se comprometía a reponer los gastos ejecutados bajo su bandera. Al morir Aury fue reemplazado en el mando por Severo Courtois, éste y sus lugartenientes fueron rápidamente aceptados en el seno de la patria. El más famoso fue Agustín Codazzi de cuya vida de corsario poco se habla y es recordado como magnífico geógrafo y general, Guillaume Edouard Coutin Brisson, su edecán, sería nombrado por los partidarios de Bolívar juez promiscuo y gobernador del Chocó durante los hechos que llevaron al asesinato de Córdova, jugando papel preponderante en el congreso de Buga al evitar la anexión del Gran Cauca al Ecuador. Las diferencias de Bolivar eran con Louis Michel Aury no con sus ideas, Aury fue un héroe auténtico, un arrojado marino, un jefe adorado por sus soldados, un libertador que creó estados independientes y un soldado de la libertad, hijo de la Revolución Francesa, cuyas ideas políticas quedaron plasmadas en encendidas proclamas revolucionarias, pruebas indelebles de su amor por Colombia.
Bibliografía
• Ortiz SE. Franceses en la independencia de la Gran Colombia, Bogotá: editorial ABC, 1971.
• Ferro C. Vida de Louis Aury, Buenos Aires, Argentina: editorial cuarto poder, 1976.
• Aury L. Documentos y correspondencia del Almirante Louis Aury. Biblioteca Luis Angel Arango, Bogotá, 1966.
• Cacua P. El corsario Louis Aury, intimidades de la independencia, Bogotá: Editora Guadalupe, colección bolsilibros, 2001.
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