Los Ritmos Biológicos Durante la Danza de la Vida

Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida

Nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos en un medio marcado por la rit­micidad. Cada época de la vida es un cambio individual que representa también una adaptación al entorno.

Esto implica que los Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida determinan quiénes somos incluso desde antes de na­cer: concepción, infancia, adolescencia, vejez y muerte son etapas marcadas por esa ritmicidad y existe evidencia que apo­ya esta visión.

En el poema “Oda al Tiem­po” del poeta chileno Pablo Neruda se insinúa esto, que el tiempo interno gobier­na nuestros ciclos vitales: “Dentro de ti tu edad creciendo, / dentro de mí mi edad andando. / El tiempo es decidido, / no suena su campana, / se acrecienta, / ca­mina por dentro de nosotros /…”.

Portada de la Revista Science 1993, Ritmos BiológicosPrimer paso: concepción en los Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida

La concep­ción está ligada a la actividad sexual, pues la razón principal de la actividad sexual es la reproducción y algunos datos dejan ver que la actividad sexual estaría regu­lada por múltiples factores que le dan ritmicidad. Es conocido que en muchas regiones del mundo hay más nacimiento en ciertas épocas del año, lo que reflejaría un aumento de la actividad sexual en épo­cas de descanso o de festividades(25).

Un estudio realizado en 1982 proporcionó pruebas de la existencia de un ritmo nic­tameral de la actividad sexual en los ma­trimonios jóvenes, aunque los humanos adultos parecen encontrar oportunidades para tener relaciones sexuales práctica­mente a cualquier hora del día, la mayoría de los encuentros sexuales se producen alrededor de la hora de dormir (11 p.m. – 1 a.m.)(26).

Este condicionamiento lo ex­presa Joaquín Sabina en una de sus can­ciones “yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola…Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una y las dos y las tres y desnudos al amanecer nos en­contró la luna”.

La explicación más común para este pa­trón temporal indica la presencia de fac­tores ambientales como la rigidez del horario de trabajo, las obligaciones fami­liares y la disponibilidad de la pareja, lo que reduce la posibilidad de encuentros sexuales en otros momentos del día. Nue­vamente Joaquín Sabina expresa esto en una de sus canciones: “Peor para el sol/ que se mete a las siete en la cuna/ del mar a roncar/mientras un servidor/le levanta la falda a la luna”.

La actividad sexual evoluciona de acuer­do con el entorno social que cambia las estrategias para el apareamiento, pero también probablemente dependa del tiem­po y por esa razón puede presentar varia­ciones en el día, los meses, con las esta­ciones, con los años(3).

En el poema “la canción de la vida profunda” el escritor colombiano Porfirio Barba Jacob escribe metafóricamente que la fertilidad es ma­yor en ciertos momentos:

“Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles, / como en abril el campo, que tiembla de pasión: / bajo el influjo próvido de espirituales lluvias, / el alma está brotando florestas de ilusión.”. En el mismo poema nos dice que también el deseo tiene cierta ritmicidad: “Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos, / que nos depara en vano su carne la mujer: / tras de ceñir un talle y acariciar un seno, / la redondez de un fruto nos vuelve a estre­mecer.”

Sistema Circadiano por estructuras genéticasSegundo paso: gestación y parto en los Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida

En la duración del embarazo se ha sugerido que participan dos temporizadores interactuantes: un temporizador que mide el intervalo de tiempo total de la gesta­ción, y uno de tiempo circadiano que define cuándo, dentro de un ciclo de nacimiento de 24 horas, tiene lugar el parto(27). Los ritmos circadianos en las hembras mamíferas modifican el comportamien­to y la fisiología cuando están embarazadas, posiblemente para garantizar adaptaciones maternas durante este proceso(28,29).

Tam­bién se ha reportado que la información circadiana materna de-sempeña un papel importante en la fisiología y el desarrollo fetal; la estrecha y adecuada relación entre la madre y su progenie de­termina un desarrollo adecuado y una transición exitosa a la vida posnatal(30).

Al vivir al interior de la madre, el feto está inevitable­mente expuesto a los ritmos del medio interno materno como la temperatura, los ruidos cardiacos, los ruidos respiratorios, los rui­dos rítmicos intestinales,relacionadoscon la ingesta de alimentos, y la presencia de hormonas como la melatonina, una de las pocas hormonas maternas que cruzan la barrera placentaria.

Esto sugie­re que el sistema circadiano fetal se organiza de manera diferente a la del adulto, en el feto el NSQ y los órganos fetales son oscila­dores periféricos de los osciladores circadianos maternos. Esto conduce a un orden temporal interno en el feto, proporcionado por su madre, que lo prepara para enfrentarse a un medio ambiente externo muy diferente, es decir la madre le informa al feto la hora del día y la estación del año.

El feto utiliza esta información para ajustar la fase de los ritmos circadianos fetales y luego neonatales:

Que se regirán por el periodo luz-oscuridad(31-34). En el poema “Uno no escoge”, la escritora nicaragüense Gioconda Belli dice: “No escogimos el momento para venir al mundo”, pero vale la pena hacer la pregunta ¿escogemos la hora de venir al mundo?

En nu­merosas especies mamíferas el parto se lleva a cabo en la jornada contraria a la de actividad. Se ha postulado que ésta es una adap­tación que disminuye la probabilidad de encontrar a los depreda­dores naturales de la especie(35) y facilita la recuperación posparto, al desplazarla a la jornada de descanso para la especie(36).

En los humanos desde 1848 se han llevado a cabo numerosos estudios para determinar si existe una hora del parto predomi­nante. Trabajos recientes han mostrado que el inicio del trabajo de parto es más probable en las horas de la noche; mientras que la probabilidad de que se presente el parto es mayor durante la primera mitad del día(37). Estos estudios, fueron realizados en áreas geográficas que presentan estaciones marcadas a lo largo del año. Los datos obtenidos descartaron una distribución se­manal de los nacimientos, y demostraron el aumento significa­tivo de los mismos en el otoño(38).

El inicio de trabajo de parto se debe también a una señal emiti­da por el feto que consiste en el aumento del cortisol fetal(39,40). Se ha descrito un ritmo circadiano en los corticoides fetales que unido a variaciones hormonales maternas como la melatonina, que cumple muchos de los criterios para servir como una señal circadiana en la iniciación del parto humano, podrían explicar el control de la hora del parto(41,42).

El parto y el nacimiento re­presenta el paso de un ambiente controlado por sincronizadores maternos a un ambiente regulado por sincronizadores externos ambientales y sociales. El feto abandona un ambiente protegido y se enfrenta a un ambiente externo hostil.

Esto lo describe el escritor español Miguel Hernández en su poema “Tu vientre”, poema que luego Joan Manuel Serrat convirtió en canción:

“Me­nos tu vientre / todo es confuso / Menos tu vientre / todo es fu­turo / fugaz, pasado / baldío turbio / Menos tu vientre / todo es oculto / menos tu vientre / todo inseguro / todo postrero / polvo sin mundo / Menos tu vientre / todo es oscuro / menos tu vientre / claro y profundo” (figura 3).

Geopolítica de un niño mirando el nacimiento de un hombre nuevo

Tercer paso: niñez y adolescencia en los Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida

Para el niño en el primer año de vida, una de las tareas más importantes, además de co­mer, es la tarea de consolidar un patrón de sueño / vigilia, sin interrupciones durante la noche(43). El sueño se describe como un estado regular, recurrente, y fácilmente reversible, que con­tribuye a una adecuada salud física, psicológica, emocional y social(44).

El desarrollo del patrón de sueño coincide con el de­sarrollo y maduración del sistema nervioso central. Estos patro­nes de sueño están regulados por componentes genéticos y cul­turales que modulan el hábito de sueño durante toda la vida. Es de anotar que el ser humano duerme en promedio un tercio de la vida. El sueño representa un momento de vulnerabilidad y peligro porque en este estado, no se es capaz de buscar alimen­to o refugio y se tiene una menor capacidad para defenderse.

Se ha propuesto que las alteraciones en el desarrollo normal del sueño podrían poner en evidencia un problema en el desarrollo del sistema nervioso central(45). Un ejemplo de sincronizador de sueño cultural es el ritual de la oración antes de dormir, ritualque se aprende en la infancia.

También algunas veces los cuentos de literatura infantil exhortan a esta práctica cultural, la del sueño, como se ve en el cuento de los hermanos Grimm “Juan sin mie­do”, después de que el oso le dijera que era muy peligroso entrar en aquel lugar: “Juan entró en el castillo y, después de rezar sus oraciones (mensaje claro dirigido a los niños, que deben rezar antes de dormir), se tendió a dormir sobre un montón de paja”(46).

También en algunas canciones de cuna se motiva o se induce el sueño, una de las más conocidas del folklore inglés Rock-a-bye Baby que dice:

“Duérmete, niño, / duerme, mi amor, / duerme en mis brazos, / que aquí estoy yo. / Duérmete, niño, / duérme­te ya, / que si no el coco / te llevará(47) (figura 4).

Que viene el Coco. Francisco de Goya y Lucientes, 1799

Una de las características que más llama la atención del sueño es la característica de los “cronotipos”, que se definen como la preferencia personal del horario para el ciclo de vigilia (activi­dad) y sueño (descanso). Se han descrito tres cronotipos básicos, matutinos (madrugadores), vespertinos (trasnochadores) e in­termedios, los cuales puede estar mediados por una combinación de factores genéticos, psicosociales (personalidad, estilo de vida, condiciones de trabajo), socio-demográficos (edad y sexo) y fac­tores ambientales tales como la latitud geográfica(48-51).

General­mente los niños son madrugadores, pero en su transición a adul­tos en la adolescencia, por todos los cambios hormonales que ocurren en su interior, estas preferencias pueden cambiar. Esto sucede generalmente de los 12 a los 16 años, cuando se van ha­ciendo más trasnochadores y aumentan las horas de sueño. Esta situación se mantiene hasta los 20 años con las consecuentes dificultades principalmente en la escuela y en su aprendizaje.

En la actualidad se trata de entender cuál es la mejor hora para de­sarrollar las diferentes actividades académicas con el fin de me­jorar el aprendizaje y el rendimiento de los estudiantes(52-55) (fi­gura 5).

 Internet meme que transmite memorias sociales e ideas culturales

Cuarto paso: adultez en los Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida

En esta etapa, como en la infancia y en la adolescencia, también están presentes los Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida y determinan múltiples cambios; algunos de esos cambios están determinados por el agotamiento de las funciones orgánicas, otras por la vida en pareja.

Al respecto Mario Benedetti en su poema “Mucho más grave”, escribe: “…/también estás rescri­biendo mi infancia,/ esa edad en que uno dice cosas adultas y solemnes/ y los solemnes adultos las celebran/ y vos en cambio sabés que eso no sirve. / Quiero decir que estás rearmando mi adolescencia,/ ese tiempo en que fui un viejo cargado de recelos,/…”.

También las actividades sociales y las condiciones ambien­tales determinan la ritmicidad; nuevamente Mario Benedetti en su libro “La Tregua”, un diario sobre la oficina y el horario de trabajo, dice: “Estoy convencido de que en horas de oficina la ciudad es otra. Yo conozco el Montevideo de los hombres a ho­rario, los que entran a las ocho y media y salen a las doce, los que regresan a las dos y media y se van definitivamente a las siete.

Con esos rostros crispados y sudorosos, con esos pasos urgentes y tropezados; con ésos somos viejos conocidos”. Tal vez sin proponérselo Benedetti describe como las horas, el tra­bajo, el estrés y la fatiga son parte del ritmo de la vida y deter­minan nuestra fisonomía y a la vez nuestra forma de ser y ac­tuar.

En el adulto uno de las actividades predominantes es el trabajo:

Que se complementa con el sueño y otras actividades familiares y sociales. En la etapa adulta es el trabajo la actividad que sin­croniza nuestro ritmo diario, nos levantamos para ir al trabajo, en el trabajo no nos dan tiempo para descansar y dormimos para recuperar las fuerzas pérdidas en el trabajo. Nuestro tiempo in­terno se sincroniza con estas señales laborales.

Cuando nuestro tiempo interno no concuerda con el tiempo de trabajo como su­cede con las personas que trabajan por turno rotados o en la noche: ¿Qué sucede con ellos, con su salud, con su vida familiar y social? Un ejemplo de este tipo de trabajo y sus con­secuencias es el de los profesionales en Enfermería que son a veces héroes anó­nimos, pues mientras ellos trabajan noso­tros estamos durmiendo, viendo una bue­na película, gozando de un buen libro, compartiendo tiempo con nuestras fami­lias o teniendo sexo o tal vez con un in­somnio pasajero o tal vez con un buen sueño.

Es importante resaltar que debido al nú­mero de horas de trabajo y al horario en que se realiza el trabajo nocturno, éste tiene un efecto negativo sobre el ser hu­mano, lo cual incide en la calidad del tra­bajo. Esto lleva a situaciones tales como: acumulación de errores, dificultad para mantener la atención, percepción incom­pleta de la información o para actuar con rapidez, fatiga, accidentes laborales y es­trés(56).

Dependiendo de la intensidad la­boral del trabajo principalmente en la noche se presentan disfunciones fisioló­gicas que se traducen en disturbios gas­trointestinales, pérdida de apetito, estre­ñimiento, dispepsia, acidez, dolor abdo­minal, flatulencia, mayor incidencia de duodenitis y úlcera péptica(57).

También son comunes los desórdenes psíquicos que incluyen ansiedad, depresión y difi­cultad para establecer relaciones psico-afectivas familiares normales.

De igual forma limitan la participación del indivi­duo en actividades sociales, escolares, culturales, deportivas, lo que contribuye a aislar al individuo del entorno de con­vivencia normal con la sociedad(58).

Por la noche en el humano, que es un ani­mal diurno, los ritmos circadianos del cuerpo indican que es tiempo de dormir: baja la temperatura del cuerpo, se libera melatonina, disminuyen la actividad me­tabólica y la actividad física, se dificulta la capacidad de concentración y se au­menta la sensación de sueño por fatiga.

Algunos estudios señalan al trabajo noc­turno como el responsable de una mayor alteración en el patrón de sueño(59-60)espe­cialmente en mujeres donde incrementan las disfunciones asociadas al sueño y can­sancio por la responsabilidad de cuidar la casa y los niños, lo que compromete aún  (61)(62)­(63-65)más su salud.

El trabajo nocturno no satisface las necesidades fisiológicas de sueño normal en calidad y en cantidad. Otros trabajos sugieren que la desincronización del ritmo circadiano, la pérdida de sueño y cambios en el foto periodo natural causados por el trabajo nocturno tienen un efecto fisiológico desfavorable y una posible asociación entre el trabajo nocturno y el desarrollo de cáncer.

Las funciones endocrinas pueden verse afectadas con la alteración de los Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida. La melatonina ejerce una fun­ción reguladora del estrógeno y alteracio­nes en su secreción sumado a condiciones como el estrés del trabajo, el consumo de cigarrillo, el alcohol, la cafeína, las alte­ración de los hábitos alimentarios y con­diciones psicológicas pueden inducir de-sórdenes en el ciclo menstrual(57,66), mayor riesgo de aborto, proporciones bajas de embarazos y partos, retardos en el desa­rrollo y crecimiento fetal, bajo peso al nacer y un mayor riesgo de parto pretér­mino(67).

agravan condiciones médicas en los Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida

También se agravan condiciones médicas como hipertensión, dislipide­mias, infarto de miocardio, trastorno bi­polar, asma, diabetes mellitus tipo 2, ap­neas del sueño, y se presenta un mayor predominio de síntomas asociados a de­presión y ansiedad(68).

Los efectos nocivos del trabajo nocturno se hacen más evidentes en horas de la madrugada(69). Estudios sobre el riesgo de lesiones por accidentes automovilísticos incrementan después de salir del turno nocturno en el personal de enfermería(70).

Por tanto, el desarrollo de actividades de acuerdo con el horario de trabajo va a re­querir un mayor esfuerzo físico, mental y social que sumado al estilo de vida del hombre moderno propicia situaciones que llevan a alteraciones de los Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida, lo que lleva a una desincronización interna, con la pérdida de relación entre las oscilaciones del reloj maestro y el res­to del organismo, y de éste con el medio externo, que a su vez redunda en daños a la salud, ya que se afecta tanto la fisiología como la conducta.

El trabajo nocturno, los efectos que causa y las emociones que evoca son ilustrados literariamente en un poema de la españo­la Olvido García Valdés titulado “Cuando voy a trabajar es de noche…”:”Cuando voy a trabajar es de noche, / después amanece poco a poco, / hace mucho frío aún. /A menudo en el cine / me parece oír lluvia azotando el tejado, / como si no hubiese lugar / donde guarecerse. / Hoy alguien en un sueño dijo: / ten, en esta garrafa / hay agua limpia, por si toma moho / la del corazón”.

Quinto y último paso: vejez y muerte en los Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida

El envejecimiento y la muerte son etapas de la vida que dependen de cómo se pren­den y apagan genes en el reloj biológico, lo que determina que este reloj sufra cam­bios irreversibles en el envejecimiento hasta marcar su último ritmo. En la lite­ratura y la música son frecuentes estas relaciones entre tiempo, últimos instantes de la vida y muerte.

Tiempo, vejez y muerte se evocan en un bolero del can­tautor mexicano Roberto Cantoral “El reloj” que entre sus líneas dice: “Reloj detén tu camino / porque mi vida se apa­ga”, “Y tu tic-tac me recuerda”. También el escritor inglés Oscar Wilde en el poema titulado “Balada de la cárcel de Reading”, escribe: “y en la mano un reloj cuyos tic­tacs / son como horribles golpes de mar­tillo” Y, el poeta y narrador español Gus­tavo Adolfo Bécquer en unos versos del «Libro de los gorriones» escribe: “De un reloj se oía / compasado el péndulo / y de algunos cirios / el chisporroteo. / Tan me­droso y triste, / tan oscuro y yerto / todo se encontraba /que pensé en un momento: / ¡¡Dios mío, qué solos / se quedan los muertos!! “.

El envejecimiento en muchas ocasiones conduce a un deterioro funcional de las estructuras y las funciones cerebrales, incluido el sistema circadiano.

Aquí los cambios más notables son una atenuación de la amplitud de los ritmos, un avance de fase, un acortamiento del período y una desincronización de los ritmos, lo cual es también evidente desde el punto de vista clínico.

Numerosos estudios clí­nicos han establecido una correlación directa entre las funciones anormales del reloj circadiano y la gravedad de los tras­tornos neurodegenerativos y del sueño. También existen datos recientes en estu­dios en modelos experimentales sobre expresión génica y envejecimiento, así como ensayos clínicos que asocian dis­funciones del reloj circadiano, que pueden contribuir al envejecimiento y a patolo­gías asociadas con la edad.

Posibles me­canismos moleculares que subyacen a este enlace incluyen el control circadiano de procesos fisiológicos tales como el me­tabolismo del cerebro, la homeostasis en los procesos que implican el oxígeno, la secreción hormonal, la autofagia y la pro­liferación de células madre(71-73).

La vida, la enfermedad y la muerte son procesos que se van dando a lo largo del desarrollo y los Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida están involucrados. Para que un organismo se desarrolle se requiere la muerte celular, asociada a formación de nuevas células, en las primeras fases de la vida predomi­nan procesos de formación celular, en la enfermedad y en las etapas finales de la vida estos procesos de formación decli­nan.

Una aproximación literaria a estos procesos la describió muy bien el poeta colombiano Julio Flórez en su poema “Resurrecciones”, en donde dice: “Algo se muere en mí todos los días; / La hora que se aleja me arrebata, / Del tiempo en insonora catarata, / Salud, amor, ensueños y alegrías.” Y el poema termina diciendo: “Y en todo instante, es tal mi desconcier­to, / Que, ante mi muerte próxima, ima­gino / Que muchas veces en la vida… he muerto.”

Como vimos a lo largo de este escrito, durante las diferentes etapas de la vida la alteración de la coordinación circadiana puede manifestarse por un desequilibrio hormonal:

Psicológico y trastornos del sueño, predisposición a cáncer y dismi­nución de la vida útil. En contraste, el reajuste de los ritmos circadianos se han asociado a bienestar y longevidad; la evo­lución de un sistema circadiano que su­giere la capacidad de un organismo para coordinarse con el medio ambiente (sin­cronización externa) y para mantener la organización temporal de los procesos endógenos (sincronización interna) con­fiere óptima salud y potencial superviven­cia(74,75).

De igual manera en cada época de la vida los Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida dan un compás que nos permite, vivir, pensar, sentir. Que mejor que terminar con un par de estrofas de una canción del gran Rubén Blades o, mejor.

Porque no con toda la canción que también nos inspiró a escribir este recorrido por el ciclo vital de los Ritmos Biológicos en la Danza de la Vida:

“La vida es una huella de triunfos y fracasos, / formada por pedazos de amor y de dolor. / El tiempo es un ro­sario, sus cuentas los recuerdos, / jardín del sentimiento de lo que se vivió…

  • Primero,  / Hay un tiempo pa´ reir, y otro tiempo pa´ llorar. / Un tiempo para partir, y otro para regre­sar.
  • Segundo, / Hay un tiempo pa´ vivir, y otro para terminar, / hay un tiempo pa´ morir y otro para comenzar… / Cuando llegue la hora del fin de mi camino, / que mi sonrisa diga que acepto lo que fui. / Las cosas mate­riales las dejaré contigo; / solo se irá con­migo todo lo que aprendí. / Que hay un tiempo para dar y otro para recibir, / un tiempo para pensar y otro para decidir. / Que hay un tiempo pa´ olvidar y otro tiempo pa´ entender.
  • Tercero, / Hay un tiempo pa´ ganar, y otro tiempo pa´ perder… / Hay un tiempo pa´ sufrir y hay un tiempo para amar. / Un tiempo para sentir y otro para perdonar.
  • Cuarto, / Hay un tiempo pa´ vivir y otro para terminar. / Hay un tiempo pa´ morir y otro para comenzar. “

Conflicto de Intereses

Los autores declaran que este escrito no presenta conflicto de intereses.

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