Comentarios al Margen: Historia de la Diabetes en Colombia
Mario Sánchez Medina, MD
Director Científico
Asociación Colombiana de Diabetes
Historia Cornelio Celso
En los primeros relatos disponibles de la historia Cornelio Celso fue quien acuñó al comenzar la era cristiana la etimología de la palabra diabetes.
Los primeros pasos en el descubrimiento de la insulina son muy valiosos.
Pues en Rumania, Paulescu es quien por primera vez logra aislar un páncreas extraído de páncreas animal, que mantuvo la supervivencia de perros pancreatoprivos.
Aunque la falta de recursos y la ausencia de comunicación inmediata con quienes estaban en capacidad de reproducir su experiencia no hicieron posible el reconocimiento a este importante investigador. A quien en la década de los setenta.
Al cumplirse el centenario de su nacimiento, sus discípulos hicieron un homenaje y publicaron su obra que fue distribuida a través de la Federación Internacional de Diabetes (IDF, su sigla en inglés) a todas las asociaciones que la integraban en ese momento.
La primera mitad del siglo XX fue brillante, por el descubrimiento de la insulina. Por las modificaciones que se le hacen a esta hormona –siempre de origen bovino o porcino. Para hacerla más efectiva y duradera en su acción, mediante la incorporación de la protamina, y por su pH neutro.
Pero su recombinación para llegar a una molécula idéntica a la humana debió esperar tres décadas antes de llegar a los análogos.
Pasa la Segunda Guerra Mundial, durante cuyo curso las sulfanilamidas son la única arma bacteriana. Terminando la primera mitad del siglo XX, Auguste Loubatières en un hospital de Montpellier en Francia. Demuestra el efecto hipoglicemiante de la carbutamida, que al finalizar los años cincuenta es reemplazada –debido a su toxicidad por la tolbutamida. Esta sustancia es el punto de partida para las diversas generaciones de drogas. Antes de llegar a las glitazonas y a los compuestos análogos ya en uso, y otros que están en desarrollo.
IV Congreso Mundial de Diabetes
Anecdóticamente en julio de 1960 –con motivo del IV Congreso Mundial de Diabetes organizado por la IDF- Lo inauguraron en Ginebra los cuatro grandes de la especialidad, quienes por estar vivos y por fuera de la Cortina de Hierro, nos daban ese privilegio: Charles Best y Bernardo Houssay (Nóbel de Medicina el segundo y asociado con el Nóbel Banting el primero), Elliot P. Joslin –el diabetòlogo más prominente del planeta ya estando cercano a sus 80 años, y Auguste Loubatières, descubridor las sulfodrogas hipoglicemiantes.
Sentados en segunda fila estábamos tres jóvenes latinoamericanos que nos hicimos amigos: Manuel García de los Ríos, de Chile, Rolando Calderón del Perú, y quien esto escribe. Junto con los venezolanos Luis Manuel Manzanilla –ex ministro de salud- y Enrique Pimentel (ambos fallecidos) y Alfredo Planchart, formamos una parte del mini-contingente latinoamericano del congreso.
Con el grupo argentino liderado por el profesor Houssay, con Virgilio Foglia y Ricardo Rodríguez del Instituto de Fisiología de Houssay y Néstor Serantes del Instituto Nacional de Nutrición de Buenos Aires, sembramos la semilla de la Asociación Latino Americana de Diabetes (ALAD), la que cristalizó en el Congreso Internacional de la IDF que se celebró en aquella ciudad.
Gracias a la proximidad al podio, logramos con Manolo la fotografía autografiada de los cuatro maestros de la época.
La Asociación Colombiana de Diabetes (ACD) muestra los ideales de sus fundadores – muy bien delineados en lo que dejó escrito Hernán Mendoza Hoyos – con quien vivimos los albores de la obra.
Comité Nacional de la Lucha contra la Diabetes
Con Jaime Cortázar, Hernán y Bernardo Reyes, constituimos por decreto gubernamental el Comité Nacional de la Lucha contra la Diabetes, que presidió Jaime hasta que el Ministerio de Salud decidiera crear la dependencia en que está hoy la diabetes mellitus en el gobierno nacional – como enfermedad crónica que es- cuyas funciones han sido fructíferas y que entre otras cuenta con las publicaciones que contemplan las guías de manejo de la enfermedad.
El cupo de la ACD en la Asociación Pro Congreso de Medicina Interna fue cedido hace unos años a la Federación Diabetològica Colombiana. Su posición fue siempre científica y de colaboración en dichos congresos, valiendo la pena destacar al grupo de la ACD que el doctor Jácome menciona, con cuyos otros siete médicos integrantes hicimos un trabajo sobre microangiopatìa diabética que mereció el Primer Premio que entrega la Asociación de Medicina Interna (ACMI) en sus congresos bianuales, que fue recibido de manos de su presidente Eduardo De Subiría Consuegra, en un bello acto realizado en el Teatro Colón de nuestra capital.
Los servicios universitarios de endocrinología son la muestra patente de que el problema de la diabetes en Colombia era ya en la década de los sesenta de una magnitud sobresaliente en lo científico, social y epidemiológico.
Sin duda el gran pionero de la investigación de corte internacional fue la figura fulgurante y talentosa de Bernardo Reyes Leal, junto con el grupo de sus colaboradores en la Universidad Nacional. Fue él quien trajo de Ann Arbor las últimas técnicas para el radioinmunoanàlisis insulìnico y quien planteó algo que es hoy universalmente aceptado, el escape hepático de la glucosa, mediante impecables procedimientos en su técnica y elegancia.
Bastante le debemos a Bernardo los diabetòlogos colombianos, no sólo al científico sino al compañero de nuestros ideales.
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Servicios de endocrinología y diabetes en el país
Varios y más detallados comentarios habría que escribir acerca de los demás servicios de endocrinología y diabetes en el país, Incluyendo a los del Valle del Cauca, Antioquia, Bolívar, los santanderes, Huila y Nariño, además de los servicios diabetològicos en los diferentes nosocomios de Bogotá, entre ellos la Fundación Santafè, los hospitales San Ignacio, Militar, de La Samaritana, el ISS, etc.
La década de los ochenta se marca en el país con el curso de la Universidad de Harvard que se dictó en Bogotá, que abrió las puertas a los diabetòlogos que hoy son el producto de esa joven generación que hoy figura en la nómina mundial de la diabetes.
En ese auditorio lleno del Hotel Tequendama fue donde conocí a Pablo Aschner, quien es hoy la primera figura de la diabetología en nuestro país.
Por voluntad propia tuvo la ACD la suerte de recibir a este profesional, quien ha brillado siempre por su intelecto privilegiado, veloz y crítico, que le ha dado a la institución –con el irrestricto apoyo de la junta directiva- la mayor solidez y expansión no sólo científica sino material, al obtener la apertura de la segunda sede en el norte de Bogotá.
Su paso como presidente de la ALAD dejó profundas huellas docentes, tanto en seminarios y cursos para los diabetòlogos colombianos como para el conjunto de especialistas de América Latina.
La realización lograda con la Federación Diabetològica Colombiana (gestada con Iván Darío Escobar, otra figura que sigue sus pasos, igualmente dotada de inteligencia y lealtad) son la expectativa de las futuras generaciones, que deben cosechar lo que ellos y sus colaboradores están sembrando, no sólo en la mente sino también en la conciencia de una generación diseminada por el país.
Década del siglo XX y los dos primeros años del XXI
La última década del siglo XX y los dos primeros años del XXI. Estuvieron dedicados a la prevención de las complicaciones y el tratamiento de la diabetes. Poniendo en práctica los medios que tenemos. Unos ya estan desarrollados y otros son cada vez más útiles, aunque de limitada adquisición por el costo-beneficio- más otros simples que deben impartirse forzosamente y con urgencia a cualquier población, siendo uno de ellos el diagnóstico temprano de la enfermedad.
En lo pertinente a los desarrollos de materiales de control y tratamiento. Resaltamos con precisión que la prevención de las complicaciones es un mandato a cumplir.
Por información y por ética del médico general. Gracias al ejercicio. A los sistemas de control inmediato y a largo plazo del metabolismo de la glucosa. Con los sistemas simples de glucometrìa y de medición de la hemoglobina glicosilada.
Del control de las letales hiperlipidemias. De la regulación terapéutica estricta de la hipertensión arterial por todos los profesionales de la medicina. De la prevención de productos avanzados de glicosilaciòn en la pared arterial (mediante un riguroso control metabólico). La vigilancia especializada de los vasos retinianos.
De las terapias orales sostenidas y combinadas. De la insulinoterapia de varias dosis diarias. Del uso de análogos recombinantes de insulina. Y de la educación individual o grupal para adecuar y recomendar una alimentación correcta. Según los postulados que regulan la dietoterapia en diabetes.
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