Excelencia en la Enseñanza en Salas de Cirugía

Cuando los Residentes Hablan

LILIAN TORREGROSA, MD*, MAURICIO TAWIL, MD**, JUAN CARLOS AYALA, MD***,
ÓSCAR ALBERTO OCHOA, MD****, FABIÁN GIL, MSC.*****

Palabras clave: cirugía; enseñanza; instituciones de enseñanza superior; evaluación educacional.

Resumen

Introducción. La instrucción en salas de cirugía tiene características particulares que requieren una evaluación, también particular. Es escasa la literatura sobre la evaluación de los cirujanos en su papel como docentes dentro y fuera del quirófano y es infrecuente la utilización en nuestro medio de procesos de evaluación estandarizados que incluyan la percepción del residente como fuente de información.

Materiales y métodos. Se realizó un estudio prospectivo en el que se evaluó la totalidad de los docentes de planta participantes en la formación de residentes dentro del Hospital Universitario San Ignacio en las áreas quirúrgicas.

Resultados. Las expectativas de los residentes fueron superadas, en promedio, por 59% de los docentes. En tres aspectos, más de 65% de los docentes obtuvieron una calificación en el rango superior correspondiente a excelente. Estos aspectos fueron: “El docente mantiene un clima de mutuo respeto entre todos los miembros del equipo de salud”, “El docente demuestra habilidades técnicas con confidencia” y “El docente responde las preguntas clara y precisamente”.

El 41% de los docentes no superaron las expectativas de los residentes como docentes en el quirófano, pero sólo en 3,5% de los casos el desempeño docente en esta área fue considerado deficiente.

Discusión. La evaluación integral que incluye la perspectiva de los residentes, constituye una herramienta indispensable para tener una percepción más realista sobre la enseñanza dentro y fuera del quirófano.

La implementación de medidas de evaluación de la calidad de la docencia se justifica dentro de los programas académicos que buscan la excelencia en la formación de futuros cirujanos.

Introducción

La competencia quirúrgica combina el ejercicio intelectual de toma de decisiones con la habilidad para realizar diferentes procedimientos mecánicos. En estos dos aspectos juegan un papel fundamental los docentes de cirugía puesto que, en gran parte, las acciones de los residentes son el producto de la imitación del comportamiento de sus profesores, después de interactuar con ellos en situaciones quirúrgicas y clínicas (1,2).

Es imposible convertirse en un cirujano competente sin utilizar habilidades cognoscitivas de orden elevado, pero también es imposible lograrlo sin adquirir una serie de habilidades, destrezas y competencias clínicas y afectivas que son necesarias para lograr procedimientos quirúrgicos exitosos. El escenario central de este aprendizaje es el quirófano y la experiencia vivida dentro del mismo no se puede reemplazar por la adquirida en ningún laboratorio o simulador (3).

En el campo de la educación médica han surgido grandes interrogantes sobre el papel del instructor de un área quirúrgica en el desarrollo de estas habilidades por parte del residente y se ha intentado proponer características “deseables” en el profesor que garanticen una labor docente exitosa en las salas de cirugía (1-6).

Se han descrito varios métodos para evaluar la práctica de los docentes en medicina. Los estudios sugieren que la evaluación debe ser integral y debe incluir autoevaluación, evaluación por superiores, pares y alumnos (1,4,7-13) y, además, enfatizan que los residentes son una fuente válida y fundamental de información, usualmente no reconocida (2,12).

Son escasos los estudios sobre la evaluación en salas de cirugía (1-3,12,13), pero la mayoría coincide en considerar la “tradicional” evaluación de docentes quirúrgicos como subjetiva, irreal y, por lo tanto, de cuestionable utilidad. Se suma a lo anterior el hecho de que los docentes quirúrgicos no son retroalimentados en forma específica sobre su labor, lo cual constituye una deficiencia adicional en este proceso de evaluación “tradicional” (2,14).

Dadas las particularidades de la enseñanza en esta área hospitalaria, los criterios empleados para evaluarla deben diferir de los utilizados en otras áreas médicas (2,14).

La evaluación en el quirófano no es una evaluación teórica ni de las destrezas manuales de cada cirujano: debe tener en cuenta habilidades y comportamientos reconocidos como “docentes” por los estudiantes (2,3). Aunque los criterios para evaluar estas habilidades son subjetivos, pueden fundamentarse y éste es el objetivo de las herramientas de evaluación estandarizada, las cuales detectan aspectos importantes que un observador desapercibido no ve y se evalúan bajo los mismos parámetros, en diferentes momentos y por diferentes evaluadores (12).

Es bien conocido que la evaluación estandarizada optimiza la calidad de la docencia, ya que los profesores tienen un concepto claro sobre los objetivos perseguidos en su labor, conocen sus debilidades y fortalezas, y pueden establecer comparaciones entre su desempeño real y el que sería ideal, y así mismo, trabajar en disminuir la brecha existente entre estos dos.

En Colombia, no se conocen publicaciones previas respecto a un método estandarizado para evaluar los profesores de las especialidades quirúrgicas.

De hecho, es frecuente encontrar que, como ocurre en la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana, el método de evaluación que se aplica a los profesores de las áreas quirúrgicas no difiere del que se aplica a los profesores de áreas no quirúrgicas, e inclusive, del utilizado para evaluar los profesores de las otras facultades.

Estas razones justifican proponer una herramienta integral de evaluación aplicable en nuestro medio y que tome en cuenta la percepción del residente acerca del desempeño de sus maestros como docentes en las salas de cirugía.

Los objetivos del estudio fueron los siguientes: realizar un diagnóstico de la perspectiva de los residentes respecto al entrenamiento que reciben en los aspectos prácticos de la atención de pacientes, especialmente en las salas de cirugía; implementar el uso de un instrumento estandarizado para evaluar a los docentes de las especialidades quirúrgicas en la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana, en el Hospital Universitario San Ignacio, y proponer la utilización de una estrategia útil y aplicable, como parte de la evaluación integral de los docentes vinculados a programas académicos de cirugía general en el país, favoreciendo la cultura de la evaluación.

Materiales y Métodos

Se realizó un estudio prospectivo entre julio y octubre de 2007, en el que se evaluó la totalidad de los docentes de planta que participaban en la formación de los residentes de Cirugía del Hospital Universitario San Ignacio, en las áreas de cirugía general, ortopedia, cirugía plástica, urología, otorrinolaringología y ginecología y obstetricia.

Se excluyeron aquellas especialidades en las cuales más del 80% de los docentes tenían vinculaciones recientes, menores de 1 año.

La participación por parte de los residentes fue anónima y voluntaria, con consentimiento verbal para estudio de mínima intervención.

Los docentes no conocían el instrumento ni la investigación en curso.

El estudio se llevó a cabo en dos fases; la primera fase constituyó la aplicación del instrumento a la totalidad de los residentes activos en las especialidades mencionadas, que tuvieran, al menos, un año de antigüedad en el programa, lo cual aseguraba un contacto suficiente con el grupo de docentes evaluados.

Cada residente evaluó solamente los aspectos directamente observados en cada docente y cada docente fue evaluado por la totalidad de sus residentes.

Se puntualizó el objeto de la evaluación, así como su carácter formativo y no punitivo.

Instrumento

Fue diseñado en 1994 por Sherralyn S. Cox y Melvin S. Swanson a partir de los siguientes insumos, cuya información fue refinada mediante análisis estadísticos: revisión de la literatura, consulta de percepciones entre expertos en educación quirúrgica y consulta de percepciones entre los residentes de las especialidades quirúrgicas.

El instrumento ha sido aplicado por más de diez años, en forma bianual por el Departamento de Cirugía de la East Carolina University y sometido a un riguroso análisis el cual ha mostrado exitosos resultados (13). Además de lo anterior, se seleccionó este instrumento por su credibilidad, aplicabilidad, diseño, confiabilidad, validez y sensibilidad al cambio. El instrumento se tradujo al español y, luego, en sentido inverso, logrando equivalencia translinguística. Posteriormente, se aplicó una prueba piloto a 30 sujetos, en la cual se depuraron algunos aspectos técnicos.

Como resultado, se obtuvo un instrumento compuesto por 20 características, 10 para cada situación clínica de docencia: ejercicio clínico fuera del quirófano (consulta y área hospitalaria) y dentro de salas de cirugía (Anexo).

Cada una de lo 20 comportamientos docentes se evaluó mediante una escala de Likert, que incluyó las siguientes variables:

1: No demuestra el comportamiento.
2: Lo demuestra en bajo grado.
3: Lo demuestra en mediano grado.
4: Lo demuestra en alto grado.

En la segunda fase, se creó una base de datos en Excel con la información proveniente de las encuestas y se calcularon medidas de tendencia central (porcentajes, frecuencia, promedios, mediana) y de asociación, utilizando el programa STATA, versión 9.2. (StataCorp. 2006. Statistical Software: Release 9.2. College Station, TX: Stata Corporation).

La información obtenida fue digitada por un digitador externo no vinculado directamente con el programa, con el fin de garantizar la confidencialidad de la información y se acordó, en el Comité de Investigaciones y Ética institucional, informar los resultados en términos de promedio, media, rangos para cada especialidad y en forma individual, asignando un código a cada docente evaluado.


* Profesor asistente de Cirugía, Departamento de Cirugía, Hospital Universitario San Ignacio, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá D.C., Colombia
** Profesor titular de Cirugía, Departamento de Cirugía, Hospital Universitario San Ignacio, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá D.C., Colombia
*** Profesor instructor de Cirugía, Departamento de Cirugía, Hospital Universitario San Ignacio. Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá D.C., Colombia
**** Residente de IV año de Cirugía General, Hospital Universitario San Ignacio, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá D.C., Colombia
***** Profesor asistente, Departamento de Epidemiología y Bioestadística, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá D.C., Colombia

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