Revista de Cirugía, Portada Volumen 10 N0. 2 Abril – Junio

Bosque con tres vacas - Eduardo Cuéllar Cubides

La Obra

Acuarela de 70 x 50 cm, en papel guarro de 300 gr, basada en una fotografía a la que se agregaron tres vacas para darle mayor vitalidad a la obra pero cuidando de no alterar el equilibrio y manteniendo el predominio de los grandes árboles y la profundidad algo nublada. Para resaltar el primer plano, se dieron algunos brillos con el bisturí a los troncos y al ramaje sobre el color seco. La paleta básica utilizada en esta pintura estuvo compuesta por colores fríos incluyendo el azul de Prusia, Mauve, tierra de Siena tostada, café Vandycke, amarillo limón, amarillo ocre y verde Sap, de origen inglés.

El pasado 24 de abril se celebró el “Día de la Tierra”, que nos brindó una oportunidad para meditar sobre la devastación
que el hombre está ejecutando a sangre fría contra su propio hábitat, sin importarle su suerte futura ni la de sus descendientes. Se dispone de datos escalofriantes como el de que cada día en el mundo sucumben bajo el brazo devastador del ser humano, cincuenta mil hectáreas de las selvas tropicales que aún superviven en la América Latina, Asia y Africa, y con ellas también perecen las aguas y todas las especies animales y vegetales que forman el ecosistema mundial, lo que conduce inexorablemente a la desertización total del planeta tierra y, por contera, a la extinción de su agente destructor, el hombre.

Si nos referimos a uno solo de nuestros Departamentos, el Chocó, en él se destruyen sin renovación, 1.650 hectáreas diarias de bosques, con la progresiva desaparición de maderas preciosas como la caoba, especie que sólo existe comercialmente en ese lugar; así mismo se talan en forma masiva e indiscriminada, el roble, el cedro y otras especies en vía de extinción. En 5 años más, el 20% de todas las especies vegetales y animales desaparecerán del bosque chocoano si no se emprende una campaña activa y efectiva, sin antecederla de promesas. Con gran sensatez discurría una madre chocoana de raza indígena, con la siguiente lógica elemental: “Nuestra preocupación son nues-tros hijos; ¿qué ganamos con tumbar monte si a ellos no les va a tocar nada?”. En igual sentido puede observarse un anuncio televisado esporádicamente, orientado a concienciar a la gente, en el cual se muestra a un hombre preocupado que observa un cuadro representativo de un bello bosque, semejante al de nuestra portada de hoy, que hace esta reflexión: Para conocer un bosque, mis descendientes tendrán que ver una pintura como ésta.

El Autor

Perteneciente a la dinastía de médicos pintores y músicos representada por la familia Cuéllar, de quien la revista CIRUGIA ya ha publicado dos artísticas portadas, hoy le correspondió el turno a Eduardo Cuéllar Cubides, médico formado en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario de donde egresó en 1973 graduado en Medicina y Cirugía; en el Hospital de San José de la misma Universidad se especializó en Cirugía General. Ha realizado numerosos cursos complementarios y de actualización, dentro y fuera del p~lÍs, no sólo de medicina y cirugía sino de informática, de adiestramiento en calidad, de habilidades gerenciales, de desarrollo directivo, de sensibilización al cambio organizacional, liderazgo y sinergia; preparación del plan maestro de calidad total y nueva visión y misión de la empresa, así como un curso avanzado en salud ocupacional, higiene y seguridad realizado en Estocolmo, Suecia, en los meses de septiembre y octubre de 1994.

Aparte de su práctica privada en cirugía, ha ocupado importantes cargos médico-administrativos como la Dirección Científica de la Caja de Previsión Social de Bogotá, y últimamente la Dirección del Departamento Médico, Higiene y Seguridad Industrial de la General Motors Colmatares con sede en Bogotá, D.C.

Además de la pintura al óleo y a la acuarela, tiene otras aficiones como la música que lo ha integrado a la orquesta familia¡:. Asimismo, practica regularmente dos deportes: el tenis y la equitación.

Presentó una exposición pictórica individual en 1993; en el mismo año y en 1994 participó en exposiciones colectivas en las que cosechó elogiosos comentarios de los críticos de arte.

J. Silva, M.D.

Correos de Colombia

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