Símbolo de una Moda

El Juicio de París. DuchstEl Juicio de París. Duchst

Renoir no hacía sus figuras obesas sólo por capricho. No, él pintaba lo que veía, lo que estaba de moda. El cuerpo de hermosas campesinas francesas, como antes lo hiciera Pedro Pablo Rubens quien además colocaba

Rembrandt hace obesa a Artemisa y también a Betsabé, las dos protagonistas de momentos históricos: las dos significando que idealizadas…debían aparecer obesas. Duchst, dibuja a París, escogiendo como ganadora de la manzana de oro de la discordia a la diosa que posee el abdomen más voluminoso. Y cuando el ocaso del imperio romano, las figuras en la Villa de los Misterios en Pompeya, son de mujeres con anchas caderas y prominente abdomen, consecuencia del exceso de vino y de las bacanales.

La obesidad era lo deseable, y debería seguirse la moda. Las tres Gracias. Rubens

Las tres Gracias. Rubens

El hermoso color dorado de la veneciana que representaba a Susana de Tintoretto hace admirable a esa inmensa y adiposa figura. Es voluptuosa, merecedora de admiración la Andrómeda de Rubens y también lo son las hijas de Lot de Guercino.

Susana y los viejos. Tintoretto

Susana y los viejos. Tintoretto

Volviendo a Rubens, regresando a la obesidad como imagen de belleza, así son exactamente todas las diosas que con pinceladas amorosas dibujó como protagonistas del “Juicio de París”, el primer concurso de belleza conocido; aunque a nuestro juicio el prodigio de obesidad y belleza es la Toilette de Venus, de cabello dorado, carnes luminosas sonrosadas, exuberantes, armoniosas que parecería fueron conformadas por células adiposas entrenadas para que su contorno fuese suavemente redondeado y estéticamente inobjetable.

 

Venus de Urbino. Tiziano

Venus de Urbino. Tiziano

Venus arrodillada. Doidalsas

Y en el capítulo del sobrepeso – no obesidad aún- hay que medir los diámetros de la Venus de Milo, las cinturas adipon10.jpg (25339 bytes)de la Venues de Urbino de Tiziano, los brazos de la Atalanta de  Jordaens, y desde luego todas las Afroditas, la de Cnido, la de Doidalsas, la Amadiomede, y la representación de Phryné la cortesana…

Todas tienen diámetros de sus cinturas mayores de 70 centímetros y el de sus caderas para fácilmente de 100. Sobrepeso antesala de la obesidad, no es aquí un mero preámbulo. Es belleza, es el canon de la hermosura femenina. Todos estamos de acuerdo.

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Venus arrodillada. Doidalsas

Representación de la belleza

Muchacha desnuda. RenoirMuchacha desnuda. Renoir

Los más bellos “derrieres”, rotundos, generosos, los ha dibujado seguramente Renoir: siempre hemos afirmado que él “descubrió” que los adipocitos son células redondas que se dejan moldear.

Las caderas de sus modelos seguramente fueron la inspiración para que años más tarde nuestro amigo Jean Vague, desde Marsella, redescubriese para el mundo de los adipólogos la obesidad ginoide par enfrentarla como de mejor pronóstico metabólico frente a la androide, y ellas -sus figuras- son aceptadas universalmente como prototipo de la belleza femenina.

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