Lipofilia: Más allá del Consejo Nutricional

La tendencia es enseñar hábitos saludables

La consulta nutricional va más allá del simple interrogatorio de su enfermedad actual. Hay que tener en cuenta los gustos, su ambiente social, cultural, costumbres, actitudes, herencias alimentarias y un sinnúmero de factores que necesariamente conforman el entorno de la persona.

Por Ana Beatriz Rossi, MD*
*Jefe de Prensa de ASCOM

Entrevista realizada a Consuelo Pardo como abrebocas de los temas que se tratarán en la IV Jornada Hispanocolombiana de Nutrición.

Una señora comentaba en la sala de espera que de nuevo estaba gorda. “Estoy aburrida de hacer dieta. Desde que me conozco estoy en régimen”.

Y ahora el problema es que recuperó los kilos que había perdido, porque se come todo lo que se le atraviese por delante.

“No sólo estoy cansada de no comer, sino que me aburre el pasto insípido, las carnes sancochadas sin grasa de ninguna categoría, las cremitas de verduras”. Además me quitaron todo lo que me gusta y me pusieron a comer lo que no agrada”.

Es común escuchar estos comentarios y día a día se observa que el cumplimiento de las dietas es muy bajo.

Si se analiza desde el mismo momento de recibir un papel con una lista de alimentos que se pueden comer para ciertas enfermedades como son la hipertensión, diabetes, dislipidemias, y otras más y además se agregan un montón de prohibiciones, el paciente está abocado a aceptarlo gústele o no; o sencillamente lo arroja a la basura.

La televisión por su lado, muestra constantemente publicidad de alimentos ricos en calorías que sirven de estímulo en la mente del que está en dieta. Y para completar, los platos que comen en su casa carecen de todo atractivo, tienen un aspecto simple y poco apetitoso. Por más voluntad que se tenga la persona cae.

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Actualmente, dice Consuelo Pardo, nutricionista de la Universidad Javeriana:

La consulta nutricional va más allá del simple interrogatorio de su enfermedad actual. Hay que tener en cuenta los gustos, su ambiente social, cultural, costumbres, actitudes, herencias alimentarias y un sinnúmero de factores que necesariamente conforman el entorno de la persona.

Conocer las tradiciones, como por ejemplo lo que antiguamente se usaba en las casas, un almuerzo que consistía en fruta, sopa, seco, sobremesa, postre y jugo, o lo contrario engüir parado, a las carreras y en plena calle.

Otros pueden tener una vida social activa y asistir a reuniones en donde lo que predomina es el licor y abundantes alimentos ricos en calorías.

Es común observar personas que comen en un almuerzo: arroz, papa, tajadas de plátano frito, fríjoles, huevo frito, arepa y carne. La idea, dice Pardo, es que las personas consuman sus alimentos balanceados. Bien presentados, apetitosos, y no irse a los extremos.

Debe no sólo estimular los sentidos ante los alimentos, sino también hay que tener en cuenta los hábitos sociales, culturales, aspectos económicos, en fin. Hay que individualizar el consejo nutricional, para cada cual. Además que el manejo de la persona debe ser multidisciplinario, con médico, nutricionista, laboratorio, psicólogo, endocrinólogo, etc., dependiendo de cada persona.

Tampoco debe privarse a la persona de sus gustos y de lo que ha comido siempre, sólo que debe balancearse esa alimentación. Hay que variar. Acudir a la mezcla de alimentos, por ejemplo las frutas se combinan con comidas de sal, y apelar a los intercambios.

Básicamente la educación hacia los hábitos de alimentación saludables es la tendencia. Que las personas aprendan a percibirse y a comer lo necesario.

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