La mente, Conciencia y Cerebro
Tenemos la seguridad de que mi conciencia depende de mi cerebro. Las características de nuestras experiencias conscientes, propias de cada uno, dependen del tipo de actividad neuronal de nuestro sistema nervioso.
Todo, lo consciente o inconsciente, está contenido en nuestro cerebro, acumulado durante toda la vida por la innumerable cantidad de información que recibimos día por día y que es organizada de determinada manera por cada cerebro según su conformación. Por eso son distintos los modos de ver las cosas de cada uno de nosotros, son distintas las opiniones sobre un mismo tema, son distintas las producciones y las creaciones de unos y otros, aún cuando siempre manteniéndose dentro de ciertos rasgos característicos que conforman los diferentes tipos de personalidad, Así, hay individuos optimistas y los hay pesimistas; hay temperamentos “nerviosos”, ansiosos y otros tranquilos; hay personas con gran capacidad de expresión verbal, en quienes probablemente predomina el hemisferio izquierdo, mientras que en otros predomina el hemisferio derecho y tienen mayores capacidades de orientación espacial o habilidad manual, musical o pictórica.
Si esto es así, cada Yo con sus peculiares características se deriva de una combinación determinada de genes, la diversidad de combinación de genes determina la diferencia que existe entre cada uno de nosotros.
Esto se ve confirmado por las características casi idénticas tanto físicas como mentales de los gemelos idénticos; estos gemelos, aún criados separadamente, tienen un índice de correlación intelectual hasta del 75%; nacido de un único óvulo fecundado y por consiguiente con los mismos genes, las diferencias entre ellos tendrán que ser debidas a factores ambientales. Cuando se crían por separado en ambientes distintos, la diferencia entre la correlación completa (100%) y la observada 75% indica que solo el 25% es atribuible a influencias del ambiente. En cambio los hermanos criados juntos tienen una correlación de sólo el 55%, pues tienen genes diferentes y los niños no emparentados criados juntos tienen una correlación apenas del 24%. En los niños adoptados, si el cuociente intelectual (CI) estuviera determinado por el medio ambiente, la correlación del CI con el de la madre adoptiva sería mayor que con el de la madre natural; sin embargo, ocurre lo contrario y la correlación con la madre natural, no conocida por el niño, es de 44% y con la madre adoptiva del 20%. Eaves, (7).
Muchos piensan que la conciencia, la autoconciencia, característica del hombre, tiene origen no orgánico, inmaterial, “espiritual”, pero no se piensa que esta conciencia apareció precisamente cuando el cerebro alcanzó determinado desarrollo y paralelamente con otras funciones típicamente cerebrales como la memoria, el lenguaje, etc. El hombre adquirió la autoconciencia cuando pudo comunicarse ampliamente con sus semejantes.
Mientras más elevada es la jerarquía que ocupa una especie animal en la escala evolutiva, mayor es la masa relativa de su cerebro y la complejidad anatómica del mismo. Hay además un claro paralelismo entre el grado de desarrollo y de organización del sistema nervioso central y la variedad, versatilidad y riqueza del comportamiento consciente de los organismos correspondientes.
Sólo diferencias de grado separan nuestra actividad mental de la de los animales. Diferencias de grado separan también al chimpancé del ratón y el delfín del salmón.
Los animales, de alguna manera, tienen conciencia, piensan, imaginan y razonan; tienen emociones, sentimientos y apetitos. Por consiguiente, es tan misterioso cómo un proceso físico se convierte en algo mental en el animal como en el hombre.
En la especie humana, aún cuando la construcción esencial del cerebro es completa poco antes del nacimiento, falta todavía la mielinización de muchas vías nerviosas. Se ha demostrado además que las arborizaciones dendríticas y las interconexiones celulares son muy exiguas en las áreas sensoriales primarias y en las asociativas del recién nacido debido a la ausencia de los cambios, que a nivel celular y sináptico, produce el aprendizaje. El comportamiento consciente no aparece hasta que la evolución anatómica y neurofisiológica alcanza niveles suficientemente elevados.
Localización de la Conciencia
Cómo se puede explicar que algo inmaterial, no físico, que se hace aparente a través del funcionamiento cerebral, quede limitado a un sector del cerebro, el hemisferio dominante, cuando éste se separa quirúrgicamente del hemisferio menor?
Por qué, cuando el hemisferio menor recibe determinada información que no puede comunicar al hemisferio dominante, no somos conscientes de ella?
Si los dos hemisferios quedan completamente separados y no existe comunicación entre ellos no puede haber transferencia de aprendizaje de uno a otro hemisferio. Experimentalmente cada hemisferio puede entrenarse de manera que dan respuestas completamente distintas ante el mismo estímulo. Los animales de estas experiencias actúan como si tuvieran dos cerebros independientes. Cuando a un paciente a quien se le ha seccionado el cuerpo calloso se le muestra una colección de objetos que pueden ser señalados por su apariencia o por su función (Fig.6) el hemisferio izquierdo los escoge relacionándolos por su función y el derecho por su apariencia. Esta acción independiente de cada hemisferio quedó demostrada en una experiencia en la que se practicó una lobectomía temporal en un mono previamente operado, con comisurotomía completa. Cuando únicamente el hemisferio con la lobectomía temporal recibía información (visual) el mono actuaba como los monos con lobectomía temporal bilateral y se volvía completamente manso y tranquilo. En cambio, cuando la información se restringía al hemisferio sano el mono actuaba normalmente, con su agresividad normal.
Las experiencias en humanos, en quienes se hizo la comisurotomía para tratamiento de una epilepsia que no respondía a ningún tratamiento, sólo mostraron trastornos cuando los pacientes fueron explorados con técnicas especiales. Todas las informaciones recibidas únicamente en el hemisferio menor eran totalmente desconocidas por el hemisferio dominante y no llegaban a la autoconciencia. Por ejemplo, no tenían conocimiento de los estímulos táctiles ni de los movimientos de los miembros izquierdos y, con los ojos cerrados, no sabían lo que hacía su mano izquierda. Cuando se les colocaba un objeto en la mano izquierda aparentemente el hemisferio derecho parece reconocerlo pero a la autoconciencia no llega ninguna información. “En los pacientes con los hemisferios separados los dos hemisferios parecen ser independientemente y a menudo simultáneamente conscientes” (Sperry 1966). Es decir, el uno, el dominante, autoconsciente, el otro con el tipo de conciencia similar a la de los animales.
En relación con esta doble conciencia el estudio de un paciente de Gazzaniga y Le Doux (14,18) mostró que “cada hemisferio en P.S. tiene un sentido del yo y cada uno posee su propio sistema de evaluación subjetiva de los acontecimientos corrientes, planeación de futuras actividades, establecimiento de prioridades y generación de respuestas personales. En consecuencia, es útil considerar las implicaciones prácticas y teóricas del hecho de que los mecanismos de la doble conciencia pueden existir”.
Como se demuestra en el animal de experimentación, los dos hemisferios funcionan independientemente. Todo lo realizado por los miembros izquierdos o lo percibido por el hemisferio derecho ocurre sin que el paciente tenga ninguna experiencia autoconsciente.
Como dice Eccles (9) “el yo consciente con todo su rendimiento lingüístico y de conducta parece estar representado solamente en el hemisferio dominante”. El pensamiento conceptual de que habla M.J. Adler estaría así localizado en el hemisferio dominante. Su idea de que “un factor o poder inmaterial (el intelecto y voluntad humanas) está involucrado, en cooperación con el cerebro humano, en la reproducción del pensamiento conceptual y la libertad de elección, no es fácil de entender; tampoco creo que nadie entienda como actúa, como funciona un factor inmaterial y no se ve como puede ser limitada su acción por la simple interrupción material de un grupo de fibras nerviosas, que no son funcionantes, que simplemente comunican y transmiten información, de uno a otro hemisferio.
Popper, filósofo inglés contemporáneo y Eccles (8,22), fisiólogo católico, premio Nóbel de Neurofisiología, ambos con una concepción dualista de la relación mente cerebro, en uno de sus diálogos llegan a afirmar que la mente autoconciente parece concentrarse en una mitad del cerebro para realizar su unidad particular.
Hay que aceptar que esta incredulidad es muyexplicable pues creo que nadie, ni aún Popper ni Eccles, El Yo y su Cerebro (8,22) , pueden concebir, como una entidad inmaterial, llámese autoconsciencia, mente, etc, puede obrar sobre los “módulos abiertos” de Eccles y en cambio está impedida, siendo inmaterial, para accionar sobre un hemisferio cerebral vecino.
Pero aún cuando las hipótesis del enlace cerebro mente se encontrasen en el buen camino, resultan todavía muy inadecuadas. Así, por ejemplo, no tenemos idea alguna sobre la naturaleza de la mente que pudiera ejercer esos influjos “espirituales”. Además, no es posible responder a la cuestión de cómo determinado yo, sólo está vinculado a un cerebro determinado. Y aún hay otro problema sobre la supuesta planificación témporo espacial de la mente. ¿Se altera esta, por ejemplo, al modificarse la microestructura del cerebro con el desarrollo de la experiencia y el consiguiente almacenamiento de recuerdos? Eccles, (op. cif).
Lenguaje y Conciencia
Como ya hemos visto el hemisferio menor trabaja adecuadamente y tiene funciones muy elaboradas aún cuando no sea autoconsciente: Las habilidades motoras y la construcción de relaciones de espacio y perspectiva al dibujar, fueron ejecutadas mucho mejor por la mano izquierda y el hemisferio menor, que utilizaba información procedente del campo visual izquierdo. Podemos concluir de todo lo anterior que sin lenguaje no hay autoconciencia?
Sin pensamiento tampoco hay autoconciencia; el hombre piensa gracias al lenguaje, al lenguaje interior que es el medio del pensamiento. El hemisferio menor aislado por una comisurotomía no tiene pensamiento verbal, no tiene lenguaje interior, puede ser consciente pero no autoconsciente, “el pensamiento es una función singular, indisociable, de la conciencia” Luria (20).
Sin embargo, el estudio de un paciente a quien se practicó una comisurotomía mostró el hallazgo dramático de que una respuesta del hemisferio izquierdo, tal como el lenguaje, puede ser preparada y capaz de funcionar sin que el hemisferio sea consciente de la información, (¿información a través de un pensamiento no verbal?) que el sistema del lenguaje posee.
Esto está de acuerdo con la hipótesis de que la apreciación consciente de un estímulo no es necesariamente un prerrequisito para una respuesta correcta” “la información que es disponible para el hemisferio izquierdo para el lenguaje y otros sistemas, no está necesariamente disponible para la conciencia del hemisferio izquierdo”. Gazzaniga (13) .
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