La Tolerancia y La Ética: Antigüedad

LA INTOLERANCIA EN LA ANTIGÜEDAD

Parece que la intolerancia religiosa en la antigüedad fue desconocida a excepción de los israelitas y Voltaire (28) nos afirma que, de todos los pueblos civilizados de la antigüedad, ninguno, excepto el judío estorbó la libertad de pensar. Y Saramago (30) completa diciendo: “discurrir por las páginasde la Torah, se convierte en una sucesión infinita de asesinatos, genocidios, fratricidios, traiciones, incestos, maldiciones, y toda la intolerancia posible hacia los pueblos no elegidos por dios, como ellos se consideran”.

El Autor añadiría que existen otras contradicciones en sus mandamientos. Veamos algunas: “Ordena no matar” y en el mismo Deuteronomio, “ordena matar sin piedad, a quien le hable a uno de otros dioses” (Dt. 13, 7-11). “El que hiera y mate a otro morirá” (Ex. 21, 12-13) y “ordena la muerte de los homosexuales” (Lv. 20,13). Ordena, también, el Deuteronomio que “la mujer que sujete a un hombre por los genitales –así sea por defender asu marido- tendrá que someterse a la mutilación de su mano” (Dt. 25-12). Los eunucos y los no puros de raza, así mismo “estarán vetados de la Asamblea de Dios” (Dt. 23-2). Estos son apenas unos pocos ejemplos de intolerancia y contradicción en legislación hebraica.

LA INTOLERANCIA EN LA ANTIGÜEDAD TARDÍA

A partir del Edicto de Milán promulgado por Constantino en el año 313, permitiendo al Cristianismo la libre práctica de su culto, el acceso a los estamentos gubernamentales y la oficialidad del ejército, el Cristianismo fue tomando cada vez más poder y se hizo cada vez más intolerante. El teólogo y Padre de la Iglesia, el africano Agustínde Hipona (31) sentó las bases para la intolerancia religiosa de la antigüedad tardía. En su Libro XXII de su obra “De Civitate Dei” (La Ciudad de Dios), afirma que “si en la ley de los hombres es permitido y conveniente la tortura, más aún lo será para el hereje que ha infringido la ley de Dios”. En base de la tesis Agustiniana se persiguieron Maniqueos, Donatistas, Pelagianos, y otras herejías, que fueron exterminadas.

El cristianismo, después de los Concilios de Calcedonia y Constantinopla, se convirtió en Religión de Estado, durante el reinado de Teodosio “el Grande” (347 – 395 e. c.) (32) promoviendo el “Trinitarismo” de Nicea (33) dentro del cristianismo y el cristianismo dentro del Imperio. El 27 de febrero de 380 declaró al cristianismo católico la única religión imperial legítima, acabando con el apoyo del Estado a la religión romana tradicional y prohibiendo la “adoración pública” de los antiguos dioses. Así mismo ordenó apagar el Fuego Sagrado del Templo de Vesta. Los Juegos Olímpicos, cesaron porque en su concepto eran “paganos” (aparentemente por competir, los atletas, desnudos) y un sinnúmero de desmanes que fueron acabando, poco a poco, con la civilización greco-romana y el helenismo post alejandrino: el Oráculo de Delfos, calló. Los templos y los Aesclepiones (34) fueron, gradualmente, demolidos: sus bases, utilizadas para construir basílicas y su fábrica para levantar iglesias y residencias faustosas (como la sede episcopal de Alejandría), de la jerarquía eclesiástica. Pocas estructuras se salvaron parcialmente: el Panteón de Roma, el Circo de Flavio Vespasiano (Coliseo) y el Partenón (Templo de Palas Atenea, diosa protectora de Atenas), son algunos escasos ejemplos, que fueron perdonados, por la devastación emprendida por el cristianismo, dando como excusa el haber pertenecido a un mundo pagano.

A medida que el cristianismo se fue afianzando en el poder político y económico, el término de “paganus” (pagano) comenzó a hacer carrera, para referirse a los no cristianos o a los que se resistían a convertirse a la nueva religión de Estado. El término fue tomado del vocablo “pagus”, que significa “palurdo”, “campesino primitivo”, habida cuenta que fueron estos grupos poblacionales apartados de las ciudades, los últimos que se convirtieron al cristianismo y que seguían aferrados a sus viejos dioses y para los cuales, hubo que crearles santos nuevos, en remplazo de sus queridos dioses.

Una extraordinaria mujer, la alejandrina Hypatía -filósofa y maestra neoplatónica, matemática yastrónoma griega- quien se rechazó a la conversión y persistió en el helenismo, es el prototipo de la barbarie, desatada por el cristianismo emergente. Hypatia fue interceptada, cuando se dirigía a su casa, bajada del carruaje, desnudada, arrastrada por las calles de Alejandría y llevada al templo cristiano, donde fue torturada sin piedad, hasta su muerte. Se culpa a Cirilo, Obispo de Alejandría, como autor intelectual de la oprobiosa muerte de Hypatia.
imagen alquimia

LA INTOLERANCIA EN LA EDAD MEDIA

A medida que el cristianismo se adentraba en la Edad Media, se hacía, cada vez, más intolerante, razón por la cual, casi nadie se atrevía a disentir de la ortodoxia de la Iglesia. Esto lo logró, muy sagazmente, manteniendo a la población en general, en la más completa ignorancia, recibiendo toda la educación (religiosa, familiar y social) desde el púlpito. Hasta que punto llegó el pueblo a la ignorancia, que en la Alta Edad Media, hubo que bajar los requerimientos para ser sacerdote, a sólo leer, ni siquiera escribir. Muchos emperadores de la época, entre ellos, a Carlomagno (742 – 814), se le han cuestionado sus habilidades de lectoescritura (35).

No obstante, a pesar de semejantes obstáculos, se fue abriendo paso, paulatinamente, una religión místico-gnóstica, que se propagó, por la Europa Occidental: los Cataros, -del griego Καθαρóς Katharós: “Puro”-. Estos Cataros, querían restablecer las prácticas y la sencillez del cristianismo primitivo, y se habían establecido, principalmente, en el Languedoc (del occitano Lang-de-Oc Lengua de Occidente, sur de Francia), en la Ciudades de Toulouse, Albi, Carcasonne, Besiers y otras más.

Para su exterminio, el Ppapa Inocencio III (36), crea la Inquisición Medieval, en cuyo escudo se puede leer el Salmo 73: “Exurge Domine et Judica Causa Tuam” “Levántate Señor y Juzga tu Causa” (37). En el escudo, rodeado por las palabras del Salmo, se encuentra a la izquierda una espada ya la derecha un rama de olivo, cuyo significado es:si te arrepientes te damos el olivo, si no, la espada. En 1209 se inicia la Cruzada Catara: En julio deese año, la ciudad de Besiers fue asediada por el ejército cruzado. Al preguntársele al Abad de Citeaux, “¿cómo podían distinguir entre cátaros y católicos?”, contestó: “matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos”. Ese mismo día escribió al Papa Inocencio III, diciendo:

“Hoy, santo Padre, veinte mil ciudadanos
han pasado por las armas, sin importar rango,
edad ni sexo”

Se calcula que entre cuatro y cinco millones de cátaros fueron exterminados.

Por la misma época en que se estaba acabando, sistemáticamente, a los Cátaros, nace, en 1225, otro gran filósofo y teólogo, Tomás de Aquino (38). Infortunadamente, contagiado de la intolerancia reinante, en sus obras cumbres, “Summa Theologica” y “Summa Contra Gentiles” afirma que: “el hereje ha cometido un pecado tan grave, que debe ser, no sólo ser excomulgado (excomunicado) del seno de la iglesia, sino también excluido del mundo, por la muerte.” Aquino concuerda con Agustín de Hipona, en el concepto de que al hereje hay que eliminarlo de esta vida. Pero llama la atención, que ninguno de los dos abogan por la delación como la -fenestra sinistra- (ventana a la izquierda en latín), ventanuco situado a la izquierda de la puerta principal de un monasterio, por donde se introducían, anónimamente, las denuncias y los libelos-. La hoguera tampoco es mencionada por los dos doctores de la Iglesia.

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