Tratamiento de lesiones causadas por ondas expansivas, Resultados

Se atendió a un total de 35 pacientes hombres con lesiones por onda expansiva, con una mediana de edad de 26 años (RIC= 22- 32 años). Poste­riormente, se determinó que las áreas anatómicas comprometidas con mayor frecuencia fueron: las extremidades inferiores como se registró en 21 pacientes (60%); el abdomen, en 19 pacientes (54,3%) y el tórax, en 15 pacientes (42,9%).

Por otra parte, la mortalidad general en el grupo de pacientes registró el 9,1% (tres pacientes). Después de la implementación del protocolo, se identificó un total de 16 pacientes atendidos, 45,7% con carac­terísticas similares de acuerdo a la edad, al sexo y a la severidad de afectación fisiológica evaluada tras el ingreso.

También, se encontró un mayor número de lesiones en abdomen [AP= 7 pacientes (36,8%) vs. DP= 12 pacientes (75%), p=0,027] y extremidades inferiores [AP= 8 pacientes (41,1%) vs. DP=13 pacientes (81,3%), p=0,021].

Con lo cual se notó que, después de la implementación del pro­tocolo, se mejoró la oportunidad de evaluación por cirugía general [AP= 8 pacientes (41,1%) vs. DP= 13 pacientes (81,3%), p= 0,021] y ortopedia [AP= 5 (26,3%) pacientes vs. DP=10 pacientes (62,5%), p=0,034].

Antes de la implementación del protocolo se encontraron 6 pacientes con diagnósticos tar­díos entre los cuales se describen: 1 paciente con lesión intestinal, 1 paciente con ruptura timpánica, 1 paciente con síndrome de estrés postraumático y 2 pacientes con hipoacusia; y no se encontraron diagnósticos tardíos después de la implementación del protocolo (p= 0,022). (Lea también: Articulo de Investigación, Protocolo en el Tratamiento de lesiones causadas por ondas expansivas)

Discusión

Las lesiones por onda expansiva se encuen­tran principalmente descritas en hombres jóvenes, causando heridas severas con un compromiso de múltiples áreas anatómicas y, usualmente, involu­cran trauma cráneo encefálico severo, afectación en el tórax y en las extremidades.

En este estudio se determinó que existe una mayor frecuencia en el compromiso del área abdominal y de las extre­midades inferiores, lo cual puede estar relacionado con las características propias del trauma y la re­lación que guardan con las minas antipersonales en Colombia (1, 2).

En relación con el comportamiento de las áreas anatómicas, se determina que las lesiones abdo­minales demostraron un mayor compromiso en la mortalidad de los pacientes. El trauma abdominal observado se manifestó en lesiones de alta severi­dad las cuales demandan un manejo especializado y experiencia en la atención de los pacientes con lesiones traumáticas. Estas características de la lesión abdominal podrían explicar la mortalidad observada en nuestra experiencia (12, 13)

Por otra parte, una vez se reconoce la compleji­dad del trauma por onda expansiva, los encargados de la atención inicial de estos pacientes deben considerar cualquier indicio de lesión que sugiera la sospecha clínica de la afectación de diferentes áreas anatómicas.

Adicionalmente, es imperativo contar con preparación y formación continua sobre las principales necesidades de los pacientes con estas lesiones y comprender la valoración inicial como la principal oportunidad para reconocer las lesiones especificas relacionadas mediante el uso de revisiones secuenciales y protocolos sistemáticos (7, 9, 15).

Múltiples experiencias han recomendado la aplicación de este tipo de estrategias en el abordaje de traumas por ondas expansivas, aunque se cuenta con pocas publica­ciones en las cuales se vea reflejado el impacto de la implementación. En esta experiencia, se demostró una reducción significativa en la tasa de diagnósticos tardíos mejorando la evaluación diagnóstica y la oportunidad terapéutica.

CONCLUSIÓN

El trauma por onda expansiva representa un reto para los hospitales civiles, la implemen­tación de una revisión secuencial y un protocolo sistemático mejora la tasa de diagnósticos tardíos optimizando la evaluación diagnostica y la opor­tunidad terapéutica.

Referencias

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Recibido: 25 de noviembre de 2016.
Aceptado: 9 de diciembre de 2016.

Correspondencia:
Juan Sanjuán
drjuansanjuan@gmail.com

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