Teorías Filosóficas, aportes médicos

René Descartes (1596-1650) –quien poseía una rica información científica- en el Discurso del Método explica la dinámica circulatoria (basado en los descubrimientos de Harvey), la respiración, la cocción de los alimentos en el estómago. Recuerda en sus elucubraciones anatomo-fisiológicas a las que hace Thomas Mann en su Montaña Mágica, poniendo las frases en boca del médico jefe de aquel sanatorio antituberculoso de los Alpes, donde el tiempo sencillamente no transcurría. En De homine esboza el dualismo alma-cuerpo pues el alma racional, una entidad distinta del cuerpo y puesta en contacto con este por la glándula pineal, puede o no darse cuenta de las emanaciones diferenciales que los espíritus animales traen a su alrededor. La mente (o el diálogo tálamo-cortical del neurofisiólogo Llinás) puede también afectar al cuerpo. La pineal –por la volición de caminar o de moverse- segregaría los espíritus a través de poros, que pasarían a los ventrículos y a la medula espinal, manipulando los movimientos corporales en una especie de sistema hidráulico. En la sexta de las meditaciones metafísicas, el filósofo francés observa que… el espíritu no recibe inmediatamente la impresión de todas las partes del cuerpo sino sólo del cerebro o tal vez de una de sus más pequeñas partes, de aquella en que se ejercita la facultad llamada sentido común… La pineal es pues –según Descartes- el asiento del alma, pues está en el centro del cerebro y no es un órgano doble; los espíritus que de allí salen son en realidad materiales, cuerpos muy pequeños, que son la génesis de las pasiones del alma. Seguramente Descartes –y quizá Galeno en la antigüedad- estaban intuyendo el concepto de hormona, como medio de organizar al ser vivo, su conducta, su supervivencia y su ethos.

Suplemento26TeoriasFélix Platter –del siglo XVII- habló del cretinismo por primera vez en “Praxis Medica” y en “Observationium”; fue profesor de Anatomía y Medicina de Basilea e inició el método de observación con retrasados mentales aplicando medidas precisas. Intentó clasificar todas las enfermedades, considerándose el precursor en tal sentido. La palabra cretino –que algunos decían que provenía de la ridiculización de los originarios de la isla de Creta, otros de la palabra cristianos –de los Alpes, donde la falta de yodo causaba hipotiroidismo infantil- fue utilizada por médicos franceses refiriéndose a un cuadro clínico en el que se asociaban diferentes grados de enanismo con retardo mental a menudo severo. Schneider y Lower hablaron en 1665 de sustancias que la hipófisis destilaba a la circulación.

El suizo Johann Conrad Brunner estuvo a punto de descubrir el origen pancreático de la diabetes en su libro Experimenta Nova circa Pancreas, publicado en Ámsterdam en1683. Resulta que –al hacer incisiones en bazo y páncreas de perros de experimentación, manteniéndolos vivos, con su digestión normal- encontró que uno de esos canes desarrolló extrema sed y poliuria; su asistente en dichas investigaciones fue J.C. Peyer, el de las placas linfoides. Infortunadamente no relacionaron este hallazgo fortuito con el desarrollo de la diabetes experimental, por lo que habría que aguardar hasta finales del siglo XIX cuando Minkowski lograra su descubrimiento. Un tiempo después Jacob Winslow –anatomista danés que le dio el nombre al foramen epiploico- empezó a llamar adrenales (o próximas al riñón) a las glándulas descritas por Eustaquio. Pero su función seguía siendo esquiva; cuando el Barón de Montesquieu fuera presidente de la Academia de Ciencias de Burdeos, creó un premio –que debió luego declarar desierto- para el que encontrara qué hacían las suprarrenales en el organismo. Este exponente de la Ilustración escribió sobre muchas cosas, más que todo de política (Cartas persas, El espíritu de las leyes); la universidad de esta ciudad –también famosa por sus vinos de Bourdeaux- lleva su nombre.

En la segunda parte del siglo XVIII hubo algunos aportes al tema. Abraham Kästner, profesor en Göttingen de Gauss –el de la curva- quien disponía de una biblioteca especializada de varios miles de volúmenes, de paso en una feria en Leipzig se topó con una niña de tres años que –por lo deforme- le llamó la atención; era excesivamente gorda, con senos como para una mujer de veinte años, que murió poco después. Su descripción podría corresponder a la de un caso de pubertad precoz, tal vez por un tumor maligno del ovario. El viejo profesor era dado a escribir poesías, por lo que Gauss decía que era un matemático famoso entre los poetas, y un poeta reconocido entre los matemáticos. Von Haller – de quien nos ocuparemos más adelante- también describió otro caso de Pubertas praecox.

En cuanto a la diabetes, Mathew Dobson (1725-1784) médico de Liverpool informó acerca de un grupo de pacientes que tenían azúcar alta en la sangre y en la orina, describiendo los síntomas de la diabetes; él pensaba que el azúcar se formaba en la sangre por algún defecto de la digestión limitándose los riñones a eliminar el exceso de azúcar. Algunos años más tarde John Rollo publicó sus observaciones sobre dos casos diabéticos, describiendo muchos de los síntomas y el olor a acetona (que confundió con olor a manzana); propuso una dieta anorexiante –parecida a la actual de Atkins- observando que se reducía la glicemia y obteniendo una mejoría de la sintomatología en algunos casos. También es de esta época la observación de Thomas Cawley en 1788 de que la diabetes mellitus tenía su origen en el páncreas ” por ejemplo por la formación de un cálculo”.

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