Temblor Esencial
Los desórdenes del movimiento han sido objeto de investigación, no sólo en la parte diagnóstica sino en su tratamiento. Uno de los más conocidos es la Enfermedad de Parkinson, que es frecuentemente traído a colación a raíz de las frecuentes apariciones en la televisión del Papa Juan Pablo II, quien padece de este mal.
Hay otros temblores de naturaleza benigna, que son unas veinte veces más frecuentes que la Parálisis Agitante, como lo es el temblor esencial. Como hay un temblor considerado fisiológico, el esencial parece una manifestación exagerada de este y empeora por los mismos factores que lo causan. Una disfunción del cerebelo -parte del cerebro que coordina los movimientos musculares y por lo tanto da precisión y armonía al movimiento voluntario- está involucrada, aunque no se han observado lesiones estructurales o patológicas en este.
Si se presenta en más de un miembro dentro de un grupo de parientes cercanos se denomina un temblor familiar. Por tanto tiene alguna base genética –por el patrón hereditario- y también porque el gemelo idéntico de un paciente con temblor esencial tiene dos veces más probabilidades que un gemelo fraterno (o mellizo), de tener temblor esencial. Los factores ambientales también juegan un papel; estos temblores se presentan a cualquier edad, más frecuentemente en mayores de 65 años. El neurólogo Lucas Restrepo –de Johns Hopkins- escribe lo siguiente para el WebLine Plus, un servicio comunitario de la Biblioteca Nacional de Medicina del NIH de Estados Unidos:
– Pueden ser ocasionales (esporádicos), temporales (episódicos) o presentarse a intervalos (intermitentes)
– Se presentan con una frecuencia de 6 a 10 oscilaciones por segundo
– Pueden afectar la cabeza, las manos, los brazos, los párpados o la voz
– con menos frecuencia afectan las piernas y los pies
– Es posible que no afecten los dos lados del cuerpo por igual
– Empeoran con el movimiento voluntario o el estrés
– Desaparecen durante el sueño
– Por lo general mejoran con el consumo de alcohol
Hay que descartar causas tales como excesivo consumo de café, tabaquismo, abstinencia alcohólica (no es infrecuente que durante el guayabo –resaca o cruda- se tome café negro y se fume, lo que acentúa el nerviosismo y el temblor). Los medicamentos antiasmáticos adrenérgicos, antidepresivos con efecto anti-colinérgico, litio, algunos anti-convulsivantes, también se hayan involucrados. Hay que recordar que el temblor hace parte de los cuadros clínicos del hipertiroidismo y de patologías infrecuentes como el feocromocitoma y la degeneración hepato-lenticular asociada a acúmulo genético de cobre, también llamada Enfermedad de Wilson.
En una conferencia de consenso publicada en Günter Deuscht (1998.13, suplemento 3), Peter Bain da los siguientes criterios de inclusión y exclusión para el temblor esencial definido:
♦ Inclusión.
* Temblor: temblor postural bilateral con o sin temblor cinético, que afecta a manos y antebrazos y que es visible y persistente. (Puede existir también temblor en otras partes del cuerpo además del de miembros superiores. El temblor bilateral puede ser asimétrico. El paciente refiere el temblor como persistente, aunque la amplitud puede fluctuar. El temblor puede producir o no discapacidad).
* : más de 5 años.
♦ Exclusión.
* Presencia de otros signos neurológicos anormales (excepto el signo de Froment). El examen neurológico debe ser normal para la edad del paciente.
* Existencia de causas que puedan empeorar el temblor fisiológico.
* Exposición reciente o la actual a fármacos o sustancias tremorígenas o un estado de abstinencia de sustancias.
* Antecedente de traumatismos directos o indirectos en el sistema nervioso –central o periférico- en los tres meses que preceden al inicio del temblor.
* Historia o evidencia clínica de un origen psicógeno del temblor.
* Evidencia de un inicio súbito del temblor o de deterioro escalonado del mismo.
Este consenso da también criterios par diagnosticar temblores esenciales probables o posibles.
Aunque para casos crónicos severos existen algunos tratamientos quirúrgicos, el manejo médico se reduce a la utilización de drogas como el propanolol (y otros beta bloqueadores como el metoprolol y el nadolol), la primidona y la gabapentina. Para el médico general es más fácil la prescripción del primero, dado su amplio uso y disponibilidad en listados de medicamentos esenciales. Su dosis va desde 20 a 320 mg al día, es bastante efectivo pues en la mitad de los casos se consigue una reducción sustancial del temblor, aunque puede tener efectos secundarios, particularmente en las dosis más altas.
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