Maltrato Infantil
La edad, al igual que el sexo, también es una base universal para la división del trabajo, dice el pediatra y antropólogo Hugo Armando Sotomayor Tribìn en un primer articulo sobre el tema, escrito para la revista Pediatrìa (No.1 de 2003). Es evidente que los niños no pueden realizar tareas que requieran mucha fuerza, pero en muchas sociedades, los niños aportan mucha más mano de obra que en la nuestra. Como en las hortícolas, agrícolas y pastoriles – productoras de alimentos- los adultos suelen trabajar más que en la de cazadores – recolectores, en aquellas es previsible que sea más frecuente que los niños trabajen más.
Dice Sotomayor que los niños que vivían en campamentos nómadas prácticamente no tenían ningún trabajo; los adultos se encargaban de toda caza y recolección. A los niños de las comunidades sedentarias se les asignan numerosas tareas, como ayudar con los animales, limpiar de malas hierbas los cultivos y ayudar con la cosecha y realizar diversas tareas domésticas como buscar agua o leña, cocinar o limpiar y cuidar a otros niños. De hecho, en algunas sociedades se considera que un niño de seis años es suficientemente mayor como para responsabilizarse de un hermano pequeño durante parte del día. Cuando los adultos (especialmente las madres) tienen grandes cargas de trabajo y los niños son física y mentalmente capaces de hacer el trabajo, es probable que una gran parte del trabajo se asigne a los niños. En algunas sociedades, ellos dedican más tiempo a esa tarea que los adultos.
El pediatra hace una presentación histórica- antropológica de las diferentes formas de lo que comenzó a llamarse en el siglo XX “maltrato infantil” en los diversos momentos históricos de lo que hoy es Colombia, haciendo la comparación con otras sociedades. Concluye él que el fenómeno del maltrato infantil es superable en la medida que los problemas sociales como la pobreza, la guerra fratricida e irregular y la impunidad que afectan al país, sean superadas e insiste en la necesidad de una “puericultura” social, económica y política.
En sociedades desarrolladas como Norteamérica, el llamado “child abuse” es tomado muy en serio, y ha líneas telefónicas especiales que comunican con la policía para que el mismo niño, otro familiar o un vecino llamen de urgencia cuando un niño es maltratado física o psicológicamente. Es un delito muy grave, que trae delicadas consecuencias para los padres o adultos responsables del menor.
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