Las Hormonas Masculinas
Los histofisiólogos Pol Bouin y Paul Ancel (entre 1903 y 1904) mostraron –en conejos machos- que la ligadura de los conductos eferentes producía degeneración de los túbulos seminíferos pero mantenían sus características sexuales e intacto el tejido intersticial, donde están las células de Leydig y seis años después encontraron el componente progestacional del ovario. Eugen Steinach popularizó la vasectomía, extrapolando sus hallazgos en animales, para aumentar los niveles de testosterona en una serie de indicaciones. Alejandro Lipschutz (1916) fisiólogo y antropólogo letón chileno –y el mismo Steinach- observaron hiperplasia de los cuerpos cavernosos de cobayas castradas e injertadas con un testículo. Aunque años más tarde se observó que en la orina de hombres normales hay algunas sustancias estrógenica (de hecho las células de Leydig producen estriol) y que las mujeres también excretan andrógenos (17-cetosteroides suprarrenales), con estos experimentos se aceptó que las acciones endocrinas de ovarios y testículos eran específicos del sexo correspondiente.
La suplencia androgènica no se ha usado tan frecuentemente como la estrogènica. Por supuesto que desde finales del ochocientos se han usado estos preparados con fines de rejuvenecimiento, recuperación de la potencia, tratamiento de la homosexualidad masculina, aumento de la libido, prevención de la osteoporosis o utilización de sus propiedades anabólicas. Los parches de testosterona disponibles, o bien resultan inconvenientes por su necesidad de aplicarse diariamente sobre el escroto, o porque producen dermatitis de contacto. La testosterona más barata y más usada en hipogonadismo masculino es el dipropionato para aplicación parenteral de depósito, pero tiene el problema de los picos altos iniciales y los niveles bajos posteriores, lo que además genera preocupación sobre sus efectos en la próstata.
Sawin CT. Hormonology. N Engl J Med. 1969; 280: 388
Freeman E, Bloom DA, McGuire E. A brief history of testosterone. J Urol 2001; 165: 371-373.
Schultheiss D, Denil J, Jonas U. Rejuvenation in the early 20th century. Andrologia. 1997; 29: 351
CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO