Hepatitis Autoinmune

Lima. La enfermedad hepática crónica es una entidad clínica que tiene varias causas; siendo la enfermedad viral y el consumo crónico de alcohol las más frecuentes. Las entidades de origen inmunológico son las que en conjunto ocupan el tercer lugar, incluyéndose la hepatitis autoinmune, la cirrosis biliar primaria, la colangitis esclerosante primaria, así como los síndromes de superposición.

La Hepatitis Autoinmune es una enfermedad crónica, progresiva, más frecuente en mujeres y de etiología desconocida, caracterizada histológicamente por infiltrado de células mononucleares en el tracto portal y bioquímicamente por hipertransaminasemia e hipergamaglobulinemia y por la presencia de autoanticuerpos específicos para el hígado.

La respuesta al tratamiento inmuno-supresor es generalmente buena y la resolución tanto bioquímica como histológica de la inflamación se logra en el 87% de los pacientes en tres años después de haber iniciado dicho tratamiento. Diversos estudios han demostrado que, en ausencia de tratamiento, la enfermedad lleva rápidamente a fibrosis y la tasa de mortalidad es mayor del 80% a los cinco años del diagnóstico. Por el contrario, si el paciente ya presenta cirrosis hepática el tratamiento disminuye la respuesta inflamatoria y la progresión histológica de la fibrosis. La expectativa de vida de los pacientes que responden al tratamiento excede el 90% a los 10 años y es de 80% a los 20 años; sin embargo, 10-15% no tienen respuesta adecuada o satisfactoria al tratamiento médico.

El grupo peruano de la Unidad de Hígado en el Hospital HNERM liderado por Milagros Dávalos encontró que la etiología autoinmune corresponde al 13% del total de casos hospitalizados por enfermedad hepática crónica en el año 2002. Ellos informaron treinta casos de hepatitis autoinmune con diagnóstico clínico y serológico, se hizo biopsia en el 97% de casos, demostrándose cirrosis en el 70%.

La relación hombre-mujer fue de 5/1, la edad promedio fue 48.59 años, y en 6.7% de casos el cuadro se presentó inicialmente como una insuficiencia hepática aguda. Se hallaron anticuerpos antinucleares en 73.33%, anticuerpos antimúsculo liso en 43.33% y antimitocondriales en 16.7%, habiendo coexistencia de autoanticuerpos en 40%.

La endoscopía reveló la presencia de várices en 20%, pero solo un caso se inició con hemorragia por várices esofágicas. Prednisona y azatioprina fue el tratamiento en la mayoría de los veintiséis casos formulados, de los cuales el 80% tuvo remisión inicial, dos casos tuvieron respuesta parcial y tres no respondieron. En 16.7% de casos ocurrieron complicaciones relacionadas con el tratamiento inmunosupresor, sobre todo infecciones severas (tres casos).

Dávalos M, Román R y col. Hepatitis autoinmune: formas clínicas y factores relacionados con la respuesta al tratamiento. Rev Gastroenterol Perú 2004; 24 (4) 305-313

Zapata-Muñoz ML, Medina PA y col. Diagnóstico y tratamiento de la Hepatitis Autoinmune. IATREIA 2006; 19 (3): 286-295

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