Feromonas y el Juego del Amor
Los elefantes mayores atraen más a las hembras por su olor, pues logran una mezcla ideal por partes iguales de esencias olorosas que actúan como potentes feromonas, afirmó la investigadora Elizabeth Rasmussen –de la Universidad de Oregon- y colaboradores en Nueva Zelanda- en artículo publicado en diciembre 22 de 2005 en la revista Nature; la mezcla – similar a la de los más jóvenes, que están en el pico de su actividad sexual y agresividad- contiene dos moléculas en espejo (mayor y menor, se designan) de una feromona denominada frontalina. Los machos adolescentes producen más que todo la versión mayor, pero con la edad segregan también la versión menor, que huele amargo y ocre al olfato humano. A los veinte años, la proporción de ambas es de uno a uno. Un experimento realizado con hembras en celo, otras embazadas o que no estaban en el período de apareamiento (que ocurre anualmente) o con elefantes machos, mostró que la feromona sólo atraía a las paquidermos hembras en celo, pero estas no se impresionaron con la mezcla de los más jóvenes.
Las feromonas fueron por primera vez descritas en la levadura del gusano de seda en 1950, y se relacionan con la supervivencia y las conductas de apareamiento es estos animales, y en otros como los vertebrados. En los animales, las feromonas sirven como atractivo sexual, pero también como elementos de alarma, de agregación y dispersión. Durante el apareamiento, los diferentes animales liberan dichos químicos para identificarse y comenzar el proceso reproductivo. La feromona es reconocida por los receptores químicos del órgano vómero-nasal (que desapareció en la raza humana a través del proceso evolutivo) y el bulbo olfatorio en la nariz, de donde se envían mensajes al hipotálamo.
El interés en las feromonas humanas -por parte de científicos y de fabricantes de perfumes -se ha incrementado en vista de que el genoma del homo sapiens contiene más de mil genes olfatorios, comparada esta cifra con los escasos trescientos genes para fotorreceptores retinianos. En humanos, se ha logrado, bien acelerar o lentificar los ciclos menstruales femeninos al exponer a estas mujeres al olor del sudor de otras mujeres. Las feromonas humanas son la androsterona en el hombre y el androstenol en la mujer. El cerebro procesa inconscientemente el mensaje de estos dos químicos y causa cambios fisiológicos y conductuales. Como la agudeza olfatoria declina con el envejecimiento, esta podría ser una razón para la menor actividad sexual en los adultos mayores, que perderían su capacidad para detectar feromonas. Esta pérdida olfatoria sin embargo no es igual en hombres que en mujeres, o en diferentes regiones geográficas. El área preóptica del hipotálamo anterior (altamente comprometida en la conducta sexual) se activa en forma mayor en hombres homosexuales ante la presencia de la feromona androstadienona, presente en el sudor de los hombres, aunque no se sabe si se trata de una causa o tal vez un efecto.
Las feromonas son importantes para el control de las plagas o para aumentar la reproducción en especies animales en vía de extinción, pero también son de mucho interés en la industria de los perfumes, en el estudio de la sexualidad humana, en la mejor selección de la pareja, en la problemática social, etc. Se han publicado estudios recientes que implican a estos andrógenos presentes en el sudor axilar, cuyo olor tiene ascendencia en la selección de pareja (resulta más atractivo el olor de hombres –o mujeres- con cuerpos simétricos, o de aquellos con genes diferentes pero complementarios, que podrían dar hijos más saludables). Se trata de los genes del grupo del Complejo Mayor de Histo-compatibilidad (MHC), un grupo inmunológicamente importante que se selecciona de manera natural y también sexual, pues ciertas combinaciones de alelos de MHC (usualmente heterocigotes), son superiores bajo presión selectiva de los patógenos. La idea es la de crear un descendiente heterocigoto que sea más saludable, pues es más resistente a las agresiones de los microbios. Wedekind y colaboradores impregnaron de sudor las camisetas de dos mujeres y cuatro hombres, quienes las usaron por dos días, y se las dieron a oler a ciento veintiún personas de ambos sexos. Les resultaba más agradable el olor de los que tenían mayor diferencia en el MHC. Pero otro estudio –esta vez del psicólogo de la Universidad de Western Ontario J. Philippe Rushton- encontró al investigar rasgos heredables de personalidad en gemelos monocigóticos, heterocigóticos y sus esposas, que un 34% del papel en el desarrollo de una amistad o de la escogencia de pareja se debe a que tienen una genética similar, 12% se debe al entorno común y el 54% restante a las experiencias no comunes de los sujetos analizados. Otro estudio realizado hace pocos años mostró –de igual manera- que las mujeres prefieren el olor o humor de hombres con genes similares (en general, no en relación con el MHC), si se comparaba con el gusto hacia el sudor de hombres prácticamente idénticos en su carga genética o en aquellos totalmente disímiles.
Como hay unos genes que funcionan bien si se combinan con otros, una vez que se ha conseguido una buena combinación no hay necesidad de ponerse a cambiar la fórmula. Esto querría decir que si los cónyuges son genéticamente similares en general (no hablamos de los genes específicos del MHC), hay más posibilidades de que el matrimonio sea más feliz; en estos casos se ha observado una menor proporción de abuso de sus niños, y hay mayor sacrificio y altruismo por la pareja genéticamente similar. No fueron sorpresivos los resultados de otro estudio –también de una psicóloga, Eva Klohnen de la Universidad de Iowa- que mostró que valores y actitudes similares se encontraron en un número significativo de parejas recién casadas. Personalidades similares pueden tener más importancia en las uniones a largo plazo. En cuanto al humor, este tiene que ver también con la atracción: a las mujeres les gusta el hombre que las hace reír y al hombre le gustan – ¿adivinen qué? Pues –lógicamente- las mujeres que se ríen de sus chistes. Uno que viene al caso -y que ahora recuerdo- era el de que porqué a un caballero, que lo era tanto que decían (en un dicho muy bogotano) que era una dama, le iba tan mal con su pareja; sencillo, porque matrimonio de dama con dama, no sirve.
Wedekind C, Furi S. Body odour preferences in men and women: do they aim for specific MHC combinations or simply heterozygosity. Proc Biol Sci. 1997 Oct 22;264(1387):1471-1479.
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Savic I et al. Brain responde to putative pheromones in homosexual men. PNAS 2005. 102 (20); 7356-7361.
Rushton JP, Bons TA. Mate choice and friendship in twins, evidence for genetic similarity. Psychol Sci 2005.16(7):555-559.
Luo S, Klohnen EC. Assortative mating and marital quality in newlyweds: a couple-centered approach. J Pers Soc Psychol. 2005 Feb; 88(2):304-26.
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