Cirugía de Control de Daños
Bogotá. Ciento cuarenta y nueve pacientes fueron sometidos a cirugía de control de daños en un periodo de siete años en el Hospital de Kennedy, periodo en el cual se realizaron 1795 laparotomías por trauma. Según los cirujanos Germán Gómez y Elver Alirio Camacho -afiliados a la Universidad del Rosario- los mecanismos de trauma encontrados fueron: trauma cerrado (17%), heridas por arma de fuego (56%), heridas por arma corto-punzante (23%) y heridas por arma de carga múltiple (4%) entre 124 hombres y 25 mujeres. En estado de shock prequirúrgico ingresaron el 75% de los pacientes y presentaron shock en cirugía el 91%. El 8% evidenció paro cardiorrespiratorio antes de la cirugía y durante el procedimiento quirúrgico el 28%. Se realizó toracotomía de reanimación en 36%. Se practicó clampeo de la aorta en el 75%, siendo el órgano más frecuentemente lesionado fue el hígado en un 77%. Encontramos que los pacientes que tenían índice de trauma abdominal >60 presentaron una mortalidad del 100%, aquellos que lo tenían entre 30-59 la mortalidad fue del 60% y en quienes era <30 y con sangrado <2.000 la sobrevida fue del 100% (Revista Colombiana de Cirugía, 2004. 29: No.2)
Estos defectos anatómicos severos muchas veces no pueden ser manejados fácilmente con el método de laparotomía definitiva y se debe realizar una cirugía de control de daños. A pesar de esto, la tasa de mortalidad por trauma severo, asociado con pérdida sanguínea importante, sigue siendo muy alta. La finalidad es interrumpir la cascada mortal que culmina con la muerte del paciente y lograr un manejo quirúrgico definitivo de una manera calculada, mediante pasos consecutivos y ordenados, basados en la tolerancia fisiológica del paciente. El fundamento principal de la cirugía de control de daños es realizar en un primer tiempo una laparotomía abreviada, con empaquetamiento de los cuatro cuadrantes, control del sangrado y de la contaminación, cierre de sólo piel, con sutura, pinzas o con bolsa de laparostomía, con posterior reanimación en la UCI y un segundo tiempo quirúrgico para el desempaquetamiento y reconstrucción definitiva. En el momento de la lesión se produce una serie de defectos anatómicos y se establece claramente un patrón de lesión. Si la lesión no es tan severa y la homeostasia no se altera o se restaura, las técnicas estandarizadas de reconstrucción pueden ser suficientes y el paciente tener buena evolución. Un porcentaje de pacientes, los llamados in extremis, son fisiológicamente incapaces de tolerar una intervención quirúrgica extensa.
Indicaciones para la cirugía de control de daños
Necesidad de terminar rápidamente la laparotomía exploratoria en el paciente hipotérmico y con coagulopatía
Incapacidad para controlar la hemorragia mediante hemostasia directa (lesiones hepáticas, hematoma pélvico roto)
Incapacidad para cerrar el abdomen sin tensión.
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