Un Aporte a los Orígenes de la Justicia y sus Personajes en Relación con el Desarrollo del Yo

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

Mecanismos primarios del conocimiento

Sabemos que el Yo del niño se desarrolla en su relación con el mundo de los objetos y que se estructura de acuerdo con los mecanismos primarios del conocimiento en los cuales interviene la carga impulsiva:

La demora de sus descargas y la gratificación alucinatoria o real, de las cuales queda una huella, némica, que bajo condiciones y formas de organización específicas, se elaboran los resultados, los conceptos, etc. Los conceptos, es decir, el pertenecer de los objetos en su forma más primitiva, están organizados alrededor de los impulsos.

La ideación se transforma en pensamiento, el que pone en forma más elaborada al Yo en relación con el mundo externo. En un principio es el hambre con sus reiteradas perturbaciones la que obliga “al reconocimiento del mundo externó” y más específicamente lo describe Fenichel en su obra Teoría psicoanalítica de las neurosis, al referirse al desarrollo mental: “la primera realidad es aquello que uno se puede tragar.

Reconocer la realidad significa originalmente juzgar acerca de si algo ayuda a lograr una satisfacción o bien provoca tensiones…”, y más adelante sigue: “el concepto de una identificación primaria denota que en realidad introducir en la boca e imitar con propósitos de percepción son una y la misma cosa y representa la primera de todas las relaciones del objeto”.

Por otra parte Freud, en su obra el Yo y el Ello, al referirse al Super-Yo escribe:

“Su relación con el Yo no se limita a la advertencia: ¡Así (como el padre) no debes ser!, sino que comprende también la prohibición: Así (como el padre) no debes ser: no debes hacer todo lo que él hace, pues hay algo que le está exclusivamente reservado”.

De tal forma deriva el Super-Yo del complejo edípico y de este último depende los orígenes de los sentimientos sociales, de la religión y de la moral, pero es el “sentimiento de culpabilidad” el que lo lleva a descubrir el Super-Yo, el que a la vez para Freud sirve de “abogado”, “juez”, “centinela”, “censor”, que “prohíbe”, “manda”, “autoriza”, “permite”, “condena”, “castiga”, “redime o perdona”, “restringe”, “disciplina”, etc., que al fin y al cabo le van a dar al Yo la oportunidad de hacer “el juicio de examen de la realidad” y de actuar en su mundo intra y extrapsíquico, en la fantasía y en la realidad.

Relaciones instintivo-objetales y sus fantasías

Nuestro planeamiento se basa en que el Yo se forma en las relaciones instintivo-objetales y sus fantasías correspondientes y que el Super-Yo sigue al Yo en su desarrollo, en esas mismas relaciones, lo hace con uno de los fines, el de conocer y elaborar su pensamiento y formar sus conceptos y reconocer el mundo externo, para establecer como ya se dijo, un “juicio de la realidad”.

Si bien es cierto que esto se realiza en tal forma, también es verdad que en este proceso de formación del Yo, en sus primeras relaciones objetales, con su madre-pecho, el niño percibe el “no debes ser”, “no debes hacer” y también el “es” y “no es”, “tienes y no tienes”, “estás y no estás”.

En otras palabras, el ser, el estar y el tener se ponen en función desde el comienzo de la vida y afuera del pecho materno. Por otra parte, aceptando que la relaciones objetales en primera instancia son parciales, debemos aquí pensar que estas mismas son así por las características objetales.

De tal suerte las relaciones parciales de objeto se realizan con sus funciones y sus características, de suerte que el Yo del niño va a integrarse de acuerdo y va a hacer de permiso, de prohibición, de condena, de censura, de castigo y de juicio para hacer, ser y estar, y con ello tener su identidad no sólo en la realidad sino en la fantasía.

(Lea También: El Psicojuicio, Nuevo Aporte Técnico)

Sabemos que el ser humano está continuamente haciendo juicios de realidad, falsos o verdaderos, ajustándose a la fantasía o a la realidad; esto es condición de su pensamiento lógico perteneciente al “proceso secundario”.

Los juicios de la realidad los hacen por medio de la puesta en acción de las funciones yóicas y éstas, como ya se expuso, están en relación y determinadas por las relaciones objetales.

El Yo del sujeto internaliza o se identifica parcial o totalmente con los objetos (con sus funciones y sus características) que le van a permitir prohibir, censurar, juzgar, defender, acusar, castigar o convertirse en víctima. Todas estas características de los objetos son también las que se presentan en la realidad social y ésta fue erigida en parte para establecer juicios de esta misma realidad.

Los personajes de la realidad social, son también de la realidad intra-psíquica y funcionan, como ya dijimos, internamente debido la propia internacionalización de los objetos los cuales van a formar parte el Yo en cuanto a su función. De esta manera, no es el instinto el que funciona en el Yo sino la energía instintiva que mueve a éste en sus funciones y que lleva al sujeto a pensar, juzgar, condenar, decidir, etc.

Estas mismas funciones yóicas tienen las características que se externalizar y representan en la realidad social, en todos los personajes del juicio tales como juez, fiscal, acusado, testigo, defensa, centinela o policía (*) etc., Como bien lo podemos observar en los personajes oníricos de los pacientes en psicoanálisis. Todos estos personajes están mostrando las funciones y características del Yo. (Ver pie de página).

El Yo en su relación con el mundo externo y con los objetos, utiliza no sólo las pulsiones instintivas, sino la fantasía, que ayuda a elaborar la representación del objeto y que pone en acción las funciones del Yo para la formación de las ideas, de los conceptos y por último de un tipo de conducta.

En parte los objetos parciales y su característica son asimilados al Yo y establecen sus funciones; estas son las que por último, van a elaborar los juicios de realidad.

Desde siglos atrás hemos visto que el ser humano tiende a hacer y hacerse justicia, es decir, establecer juicios de realidad que están más de acuerdo con la verdad, de esta manera, se encuentra con que los temores persecutorios y depresivos se tranquilizan (utilizando la terminología kleniana); de tal forma, se disminuyen las tensiones, el temor al castigo (externo o interno) a la castración, al abandono, a la pérdida, al aniquilamiento y por último a la muerte.

Es en el Yo inconsciente en donde se establecen todas aquellas fantasías tanáticas que no saben de leyes, de normas, ni de justicia social, pero es el Yo el que tiene que adaptarse, protegerse y buscar sus leyes para evitar su destrucción; sin embargo, es en la fantasía también en donde se originan aquellos personajes que llevan la armonía.

De todo esto se concluye que los personajes del proceso judicial de la vida real fueron salidos de la fantasía y de la vida intra-psíquica, que forman parte de las funciones del Yo y que se erigieron o constituyeron en las relaciones objetales por medio de las internacionalizaciones, identificaciones con los objetos parciales y finalmente asimilados al Yo.

Quedaría por plantear históricamente, en primer lugar, cuando se inició el proceso de juicio en el individuo o en su grupo y, por otra parte, cuando se puede llegar a tener un verdadero y justo juicio de la realidad, poniente en armonía la realidad interna y externa, además de sí un juicio de realidad más certero sólo se puede establecer cuando se hace la identificación con el objeto total y se ha elaborado la posición depresiva de Klein, es decir, cuando se fusionan los instintos y los objetos, el Yo puede entrar a realizar la reparación.

En la práctica un Yo maduro, en determinado momento, podría hacer la integración de los personajes del juicio, aceptando sus personajes y poniéndolos en función a la vez, y así podría elaborar leyes preventivas y no maníacas de falsas reparaciones o a una justicia basada en una estructura esquizoparanoide, que no hace sino aumentar la ansiedad individual y grupal.

Síntesis

En el presente trabajo teórico, se plantea el proceso de formación del Yo en sus primeras relaciones parciales de objeto, con las características y funciones de los mismos que a través del desarrollo, le van a permitir prohibir, censurar, juzgar, defender, acusar, castigar o convertir en víctima.

Todas estas características de los objetos, son también la realidad social y los personajes de la misma son los de la realidad intrapsíquica y funcionan internamente debido a la internacionalización de los objetos, los cuales van a ser parte el Yo en cuanto a su función.

Desde siglos atrás, el ser humano tiende a ser y hacerse justicia, es decir, a establecer juicios de realidad que están más de acuerdo a la verdad, y esto con el fin de tranquilizar los temores persecutorio y los depresivos, de esta forma, se disminuyen las cargas del instinto de muerte los personajes del proceso judicial de la vida real, fueron salidos de la fantasía y de la vida intra-psíquica. Un Yo maduro, en determinado momento, podría hacer la integración de los personajes del juicio para elaborar leyes preventivas y no basadas en estructuras esquizoparanoides, las cuales aumentan la ansiedad individual y grupal.


(*) Freud en el escrito:

“Mi relación con Popper L.ynkeus”, al referirse al mecanismo de la represión en el proceso onírico, escribe: “El listado nocturno del sueño, parece ofrecerle una excelente ocasión para ello, ya que el dormir implica la cesación de nuestras funciones motrices.

La situación parece segura, de modo que atenuamos la severidad de nuestra policía interna. No la abolimos por completo, pues no se puede confiar del todo: quizá el inconsciente no duerme nunca”.

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