El “Acting”
El “acting”
El “acting” (actuación por fuera del grupo) siempre se presenta y debe manejarse interpretándolo, más aún cuando el yo neurótico y el psicótico tienden a realizarlo en forma elaborada, simbólica y disfrazada, usando la fantasía reprimida con descarga parcial de impulso, siendo el yo incapaz de realizar la verbalización de la conducta emocional (80).
Sin embargo, es difícil evitar completamente el “acting-in” porque la situación del grupo es la matriz excelente en la cual se reconstruye la familia, permitiendo al paciente volver a una situación proyectiva familiar.
De esta experiencia el paciente va a poder a prender a cooperar, a gratificarse o a tolerar la frustración. El grupo no solamente sirve para revivir, sino para a prender cómo vivir, más aún cuando la psicodinamia no es lo mismo que la sicopatología (81).
Sin embargo, hay que valorar las actividades simbólicas rituales, que sirven como representación del aspecto de la vida de grupo y tienden a intensificar la conciencia individual de la existencia de grupo, o pueden disfrazarla reprimiendo los impulsos amorosos, eróticos u hostiles, así como también adquirir un significado o creencia y rol institucionalizado, que sirve como defensa contra la ansiedad.
El simbolismo de grupo frecuentemente ayuda en el control de los impulsos, especialmente el de los hostiles, que amenazan la existencia del grupo.
La conciencia del grupo crea una gran defensa y cohesión del grupo pudiendo llegar a una creación conceptual, produciéndose una unidad social o un ligamento permanente (82). La conducta social se repite cuando ésta es reforzada por medio de premios y otros estímulos. El grupo por consiguiente también construye patrones de recompensa y de producción (83).
(Lea También: Personalidad del Analista)
Agente curativo
A través de los trabajos de Corsini y Rosemberg (84), se ve que hay más de 166 mecanismos como base de curación en la psicoterapia de grupo.
Podemos mencionar aquí las experiencias correctivas, la catarsis, la sugestión, la vivencia presente; La posibilidad de expresión de tendencias y fantasías con espontaneidad y sin temor o peligro al daño y castigo; el cambio de conceptualización, patrones y normas, unas rígidas y otras falsas; la estructuración de nuevos valores; La interpretación de las fantasías inconscientes por el análisis, que deben descubrirse y aceptarse en la conciencia; La explicación, el significado y comprensión de las fantasías, para así poder cambiar de una posición temerosa e insegura a otra fuerte y segura, aceptando que dentro del grupo, como del “ sí-mismo”, existen los opuestos, las antítesis y las contradicciones.
El cambio de posición o actitud se logra cambiando estructuras. Otro de los agentes curativos es el convencimiento y la comprobación de que la realidad es más placentera que la fantasía no creadora.
En la psicoterapia de grupo se encuentra la posibilidad de comunicación directa, de comparación con los demás. El aprendizaje o reeducación de las nuevas experiencias, en el aquí y ahora. El cambio del mundo interno y las interrelaciones con los objetos internos y externos.
La posibilidad de cambiar del “él” al “tú”, acercándose a los compañeros del grupo y al analista, viéndolos como amigos, amorosa y cariñosamente, sin que esto equivalga a erotismo punitivo o a un amor prohibido.
Por último, la síntesis del pasado y del presente y el planteamiento del futuro con base en la realidad vivencial transferencia; “yo-tú-él”.
Transferencia y contratransferencia
Lo básico, como todos sabemos, es el entendimiento y resolución de la transferencia entre los diferentes miembros del grupo, y entre el grupo y el terapeuta (85), (86), evitando que no se mantenga latente, lo mismo que la contratransferencia. El terapeuta de grupo debe plantearse dos preguntas continuamente:
1ª. ¿Necesita tener al grupo ante sí?
2ª. ¿Necesita él estar ante el grupo?
La contratransferencia se resuelve por el análisis, y la supervisión ayuda a su resolución; también son útiles los observadores, ya que constituyen una valiosa ayuda en el descubrimiento de las reacciones transferenciales y contratransferenciales (87).
También en el grupo terapéutico existe la oportunidad de crear una conciencia de culturas y respeto por identidades y valores, pero hay que tener en cuenta que la estructura de la enfermedad depende de las valencias emocionales constituidas por el medio cultural y la familia, pudiéndose transmitir de generación en generación (88).
Según Viola (89), el grupo subcultural a que pertenecen paciente y terapeuta puede mirarse como un factor dinámico especial de la situación analítica, que provoca una contratransferencia, o contrarresistencia y resistencia especial.
Por ejemplo, el problema racial en algunas áreas puede mirarse como un problema numérico, representando (el blanco, el negro, el judío y el latino, el católico y el ateo, etc.) El papel del “único” (la única mujer médica, el único judío, el único blanco, etc.).
Es necesario, por lo tanto, conocer el contexto cultural del paciente y de sus Padres con el objeto de poder valorar mejor las aptitudes inconscientes sociales, los conflictos y los mismos valores, enfrentándose a las contratransferencias y resistencias perjudiciales.
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