Definición de Psicoanálisis
El psicoanálisis como una construcción lógica
Muchas son las publicaciones que se han efectuado respecto a la historia, a la lógica, a la metodología y a los principios del psicoanálisis, así como a la estructura lógica específica de su teoría, o se han analizado desde el punto de vista de la evolución del pensamiento científico; todas éstas han tratado de sintetizarse en una definición.
Creo necesario transcribir las definiciones que se han hecho del psicoanálisis como método especifico. En 1966 la Sociedad Internacional de Psicoanálisis definió el psicoanálisis así: “El termino psicoanálisis se refiere a una teoría de la estructura y función de la personalidad, a la aplicación de esta teoría a otras ramas del conocimiento y finalmente a una técnica psicoterapéutica específica. Este conjunto de conocimientos se basa y se origina en los descubrimientos psicológicos fundamentales hechos por Sigmund Freud” (1).
En 1982 se hizo una nueva “declaración” con respecto al psicoanálisis en los siguientes términos: “El psicoanálisis es un método de investigación del funcionamiento mental y un cuerpo de conocimiento, que incluye un concepto del desarrollo normal y anormal de la personalidad, de su estructura y de su funcionamiento. El psicoanálisis es también un método verbal específico para el tratamiento de problemas psicológicos” (2).
En la primera se deja claramente planteado el concepto de teoría, su aplicación y una técnica específica, originadas en los descubrimientos de Freud. La segunda se plantea al psicoanálisis como método de investigación y cuerpo de conocimientos en que se incluyen conceptos y a la vez un método de tratamiento verbal. Esta segunda definición se usan los términos: método, investigación, cuerpo, conocimiento y conceptos.
El método no es la técnica y los dos no hacen de por sí la ciencia; se requiere un cuerpo de conocimientos en que se incluyan conceptos que pueden ser teóricos, técnicos, clínicos; todos a la vez están sujetos a los cambios que se producen por la investigación que se realiza.
Desde el punto de vista científico teórico “Las proposiciones de un sistema deductivo pueden considerarse diferentes en un ordenamiento por niveles…”. “Las reglas de correspondencia son necesarias para vincular las leyes teóricas con los hechos de la experiencia directamente observables” (Peterfreud, E. 1976) (4). De esto se deduce entre otras cosas, cómo un sistema no es lo mismo que un modelo, pero puede tomarse al primero como el segundo. Los hechos observables que corresponden a lo psíquico tienen en realidad una fuente que es la energética. La ordenación de los hechos confluye en un concepto teórico.
Por su parte, el concepto de energía aparece en cualquier ciencia; en realidad hay, como se expone en otro lugar, ciencias energéticas(que se ocupan de la energía) y ciencias conceptuales entre las que se encuentra la Epistemología, la Filosofía, hasta llegar a la Historia; entre unas y otras se encuentran la Psicología, la Sociología y la Antropología (ellas serían el puente entre unas y otras).
Con respecto a la energía, los conceptos de materia, trabajo y movimiento, surgen a primera vista. Por su parte, la energía psíquica se conceptualiza en forma diferente a la de la física o a la biológica, pero no es independiente de ellas; aún más, aquellas energías físicas se transfieren en la forma de las llamadas “catexis”, que “revisten” al objeto externo real, cargándolo de energía y volviéndolo una representación mental.
Todo esto pertenece a un proceso de transformación no bien delimitado todavía. Por ejemplo, es de observar la transformación de energía en la llamada libido del Yo y libido objetal y/o sexualización, desexualización o agrevización y tanatización.A la vez no se puede comprender el orgasmo sin los conceptos de energía y los procesos neurofisiológicos del mismo.
(Lea También: El Psicoanálisis dentro de un Contexto Científico)
También toda esta transformación de energía psíquica depende de su identidad misma. Las mismas entidades tienen su identidady lenguaje propio.
En realidad hay una tendencia a buscar y encontrar similitudes, analogías, puentes de unión entre una y otra identidad o llenar vacíos creando nuevos modelos, lenguajes o un modelo o un lenguaje únicos. Esa tendencia a veces produce confusiones a un dentro de una misma disciplina como es la del psicoanálisis que utiliza en ocasiones en forma distinta los diferentes conceptos con que trabaja.
El mismo Freud en el desarrollo de sus teorías pasó por ese fenómeno. De ahí que surja otra tendencia a aclarar, a puntualizar conceptos, por medio del estudio histórico del desarrollo de los mismos, y luego ubicarlos dentro de un sistema funcional, dinámico, comprensivo.
Por su parte, el lenguaje psicoanalítico se vale de abstracciones y virtualismos para expresar sus supuestos teóricos, los cuales obviamente son construcciones y articulaciones hipotéticas.
En ocasiones nuestro pensamiento explicativo tiende a denominar y ”sujetizar” y objetivizar el supuesto, creándose así la aparente antropomorfización de la cual es culpada parte de la teoría analítica, especialmente el modelo estructurar.
Otras veces el análisis es ubicado dentro del mito como una construcción de un sueño despierto, de tal manera es como denominan a la teoría Kleiniana; así también se ignora y/o niega, cómo los mismos sueños son una función que tiene sus raíces causales.
El análisis a la vez busca cimientos causales explicativos de una serie de hechos y fenómenos; de ahí que postula la filogenia que se repite en la ontogenia y los conceptos de herencia, “proto-fantasías”, “proto-pensamiento”, “proto-yo”, “proto-objeto”, “proto-tipo”, “precursores”, “núcleosautónomos”, etc.
Freud construyó el concepto de aparato psíquico y ubicó su funcionamiento en el sistema nervioso central. El psicoanálisis por su parte no se ocupa de la física-bio-neuroelectro-química, ni de la Fisiología, ni de la Genética, ni de la comunicación , ni de los sistemas de programación informática; quizás son estas ciencias las que pueden darnos en el futuro la explicación a tantos fenómenos y hechos clínicos mentales ahora no bien conocidos o desconocidos.
El hombre es muy diferente a la más compleja computadora conocida que almacena en el mínimo espacio, la máxima información de la filo y ontogenia, en una unidad biopsíquica con una multiplicidad de combinaciones posibles.
Por su parte, la historia contempla el concepto tiempo. A la vez las funciones de los procesos de la materia tienen, en realidad, un lugar de almacenamiento de datos, de hechos o eventos. Toda esa información se procesa dentro de una estructura a la que denominamos en psicoanálisis: Yo.
Cuando nos referimos a la Gramática y a la Fonética, nos encontramos con la palabra que expresa pensamientos; éstas tienen a su vez una forma y proceso de producción. En psicoanálisis las representaciones inconscientes (no conocidas) son las que se deben volver conscientes no sólo en imágenes sino en palabras designantes, significativas, simbolizantes, las que deben hacer referencia a algo y tienen una intención y un sentido; aquellas deben interpretarse y explicarse.
De acuerdo con una serie de funciones, los actos de pensar, gramatizar e integrar, requieren del discurso para ser comunicados; todos a la vez deben tener un aparato que los produzcan y una forma particular de procesarse. El acto de pensar y formar conceptos se inicia sustituyéndose la frustración del objeto por la alucinación del mismo (objeto-imagen-pecho-sueño-pensamiento). El análisis e interpretación de los sueños es también el que nos permite aprender diversos fenómenos y mecanismos mentales dentro del proceso analítico.
El analista en el análisis en realidad se ubica con respecto al paciente con la “atención flotante”, tratando de no seleccionar ningún hecho; por su parte, el paciente en la “asociación libre” hace lo mismo, a pesar de esa libertad y no intencionalidad se presenta la intuición, la selección de los hechos para inferir y encontrar una “interpretación” que relacione un hecho con otro.
El encuentro de la relación puede hallarse con una sola señal que sirve de interpretación, de tal manera el análisis va más allá de la misma palabra gráfica o hablada, la que nos permite hacer consciente lo inconsciente, entender y conocer en un diálogo en que sólo se habla de uno pero participan los dos y se interpreta no sólo el material del paciente sino lo que éste fantasea y básicamente revive con el analista (transferencia-contratransferencia).
Si bien los modelos psicoanalíticos Freudianos en un principio parecen disgregados y contradictorios, el mismo estudio comparativo histórico nos hace comprender cómo aquello se debe a su propia historia y desarrollo.
Al final encontramos una coherencia conceptual especialmente en Freud, no sin tener en cuenta contradicciones anteriores; sin embargo, otros modelos han sido desarrollados a partir de los freudianos; unos, tratan de enfocar a la persona sólo a través de sus propios esquemas referenciales y por ello en algunos aspectos parecen contradecir los principios básicos de donde partieron; de una u otra forma se puede observar que estos modelos van a complementar, enriquecer y ampliar los distintos enfoques. Pienso que lo importante es tener una amplitud para aceptar nuevos planteamientos no sin aplicar la crítica, no sólo de los nuevos postulados sino de los que están en uso, permitiéndose dejar de lado o excluir aquellos que impiden el desarrollo del pensamiento.
Para lograr aplicar una sana crítica hay que deshacerse de prejuicios y conocer cómo funciona nuestro aparato mental para ponerlo a funcionar adecuadamente. En realidad hay una tendencia parcializante y omnipotente, con respecto a los conceptos y modelos; de tal manera se cae en la omnisciencia y en el pensamiento alienado. Afortunadamente el hombre se rebela y defiende de la alienación, de la falsedad, de la mentira, pese a que miente y se miente y teme conocer la verdad cambiante, y/o a las consecuencias de llegar a ellas, que es la sensación de encontrarse en la incertidumbre.
Es planteando un modelo de modelos múltiples psicoanalíticos, o la articulación de los mismos, como se puede entender el funcionamiento del aparato mental; es lo que Noy denomina “Metapsicología” como un sistema de multimodelos” (3); ésta a la vez es una construcción ordenada, lógica, hipotética, que abstrae y relaciona una sistema con otro dejándolos abiertos para poder cambiar o eliminar elementos que no sean útiles o que no permitan la comprensión y el conocimiento de los fenómenos mentales; es lo que podría llamarse “una construcción lógica de un modelo de modelos psicoanalíticos”.
De todo esto se concluye cómo el modelo básico analítico en realidad se refiere al modo común y ordenado de observar, examinar, investigar y conocer los fenómenos mentales, los cuales tienen su campo experimental en la misma clínica practica en la relación analizado-analista (sujeto-sujeto), en la intersubjetividad de los dos.
Es ahí, en ese laboratorio, en esa relación dual, donde ocurre toda una serie de vicisitudes que son la base para poder realizar las deducciones que después de ordenarse configuran una teoría, una técnica, y de esa manera la construcción lógica de la ciencia psicoanalítica dentro del contexto científico (5).
El técnico, el científico que se ocupa de ese laboratorio, es, repitámoslo una vez más, el psicoanalista entrenado específicamente para ello en institutos especializados.
A pesar de que el mismo Freud fue explícito en exponer que el psicoanálisis pertenece a una rama distinta de la misma medicina, la mayoría de los institutos psicoanalíticos del mundo son formados por médicos, quizás también en parte porque el mismo Freud fue médico, sin embargo, actualmente se está presentando un viraje en el sentido de que a los profesionales no médicos se les está aceptando dentro de un entrenamiento psicoanalítico.[1]
Personalmente, después de treinta años de estar en esta profesión, pienso que en el momento actual se han creado profesiones nuevas venidas de los últimos descubrimientos y de la tecnología; por eso sería mejor no hablar de médicos psicoanalistas, ni psicológos psicoanalistas, ni pedagogos, ni sociólogos, antropólogos o filósofos psicoanalistas, sino simplemente psicoanalistas con una identidad propia.
Es también cuestión de delimitar la identidad de cada profesional sin negar que el saber es, lo debe ser de por sí, libre para el hombre; sabemos, por otra parte, especialmente la médica, que tiene raíces inconscientes muy profundas, entre ellas están las que se refieren en la práctica a la vida y a la muerte y que luego en el transcurso de la carrera imprimen un sello específico que, sumado al mítico mágico “shamánico”, puede ser utilizado para defender la identidad del sujeto, como una tercera piel, que conoce de la técnica psicoanalítica.
Obviamente de todo esto se deduce que cualquier sujeto que esté capacitado y tenga las motivaciones e intereses suficientespara ser analista, podría ser entrenado como tal. El psicoanálisis, una vez más, es un cuerpo de conocimientos, un método de investigación y de tratamiento, el cual puede ser aplicado (con su técnica por el técnico) por quien esté calificado.
Lo importante es no renuncia a la honestidad en el “saber” y tener una identidad en el “hacer”. Así lo captaron los mismos legisladores de las profesiones que se ocupan psiquis. El mismo saber y el hacer producen una historia de la que, en el caso del psicoanálisis en Colombia, me estoy ocupando en este trabajo en el cual haré mención, entre otras cosas del “análisis profano”, de los conceptos y creencias y de las estructuras lógicas que intervienen en la aceptación o negación de un cuerpo de conocimientos tan complejo como es el psicoanalítico, más aún cuando en él están implícitasla subjetividad del investigador (analista) y la del investigado (analizado).
El primero, obviamente para poder realizar más objetivamente la investigación, prepararse para ella investigándose él mismo con la ayuda de un investigadory de una preparación especializada.
Sólo por el hecho de conocer la teoría y la técnica intelectualmente no podemos de ninguna manera aceptar que se está frente a un psicoanalista; éste también se construye dentro de una construcción lógica e ilógica significativa del mismo suceder psicoanalítico.[2]
[1]Estados Unidos de Norteamérica se acepta, en casos excepcionales, a no médicos para el entrenamiento psicoanalítico y sólo con la exclusividad de la actividad investigativa.
México se exige el grado PhD. Venezuela, Perú, Chile tres sociedades del Brasil las sociedades de Mendoza y Uruguay, admiten en entrenamiento, psicoanalítico a psicólogos; en esta ultima el 50% son psicólogos. La única sociedad de Latinoamérica que no acepta preparación para no médicos es la de Porto Alegre (Brasil).
Europa prácticamente en todas las sociedades se permite la enseñanza psicoanalítica a psicólogos. Alemania se aprueban otra clase de profesiones para el aprendizaje psicoanalítico.
Colombia hace seis años se inició el adiestramiento psicoanalítico de psicólogos y actualmente ya existe una promoción de psicólogos entrenados en el Centro de Difusión de Psicoanálisis, dependiente de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis, actualmente presidida por la doctora Inga de Villareal.
[2]La última parte de este capítulo la escribo después de leer un comentario de la Psicóloga Clínica Nelly Rojas de Gonzáles, a un anterior artículo mío escrito en 1982 y publicado en 1984 y que se titula: “El psicoanálisis y el psicoanalista”. Quiero agradecer públicamente a la Doctora Nelly Rojas su trabajo crítico, el cual será de utilidad para uno de mis trabajos en elaboración, en el cual se explicitan y aclaran los conceptos que en mi escrito pudo traer malos entendidos y confusiones.
Comparto algunos de los puntos de la doctora Nelly Rojas, especialmente los que se refieren al llamado “análisis profano”, el cual tiene un vicio lingüístico por el adjetivo “profano”.
Debo aclarar que los conceptos por mi emitido en este trabajo, como en los anteriores, deben entenderse como provenientes exclusivamente de quien los escribe y, por lo tanto, no pueden comprometer a ninguna institución psicoanalítica.
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