Ejemplos Oníricos y su Interpretación Parte 3
Dr. Guillermo Sánchez Medina.
Una mujer de 35 años acudió al psicoanálisis por ansiedad y depresión.
Se había casado tres veces; estaba separada y tenía seis hijos del primer matrimonio y tres del segundo.
Después del fracaso del segundo matrimonio, sufrió trastornos ginecológicos y decidió que lo mejor era aceptar una histerectomía propuesta; en esa forma, según la paciente, no tendría más problemas con sus órganos genitales y con “eso de ser mujer y madre”. A los hombres los había vivido como rivales.
Con el hijo mayor no se entendía; la hija mayor se quejaba de incomprensión por parte de su madre, pues no la había dejado tener padre y ella (la paciente) tampoco era realmente madre, pues se alejaba del hogar cuantas veces podía.
La paciente, en una de las sesiones psicoanalítica, trajo el siguiente sueño: “Estaba caminando con un hombre, era mi amor; pasó de golpe una mujer muy bonita y el hombre se fue con ella; luego estábamos con el hombre en el cuarto de una clínica; la mamá de él estaba enferma.
Ella era una persona gorda, gigante como gitana, con pechos exuberantes, ojos grandes de judía. Me recibió mal y criticó al hijo por estar conmigo; de pronto comenzó con estertores y dijeron que era un infarto, y que yo debía ir por el médico; al salir del carro, la policía me detuvo para que diera explicaciones de lo que ocurría; traje al médico pero yo no sabia cuál era el cuarto de la mujer; me angustiaba; la mujer agonizaba y al fin murió”.
Después del relato comentó que la mujer del sueño tenía parecido con su mamá, y cómo toda su vida se había sentido “usada” y puesta en segundo orden en las relaciones con los hombres; recordó las muerte de su madre cuando la paciente estaba lejos pasando unas vacaciones en contra de la voluntad de aquélla, quien había muerto en su ausencia a causa de un infarto cardíaco.
Se culpaba de todo esto, más aún cuando no pudo asistir a los funerales, pero justificaba su culpa cuando recordaba los malos tratos que sintió que su madre había dado a su padre, y ala incomprensión que había sentido por parte de aquélla, viviéndola “asustadora”, rígida y tacaña cómo ella pensaba que eran las judías.
En todo este material consciente, preconsciente, venido del inconsciente, condensado, deformado o desplazado en la fantasía elaborada en el sueño, y los recuerdos de la vida real, sólo presentábase lo que, como ya hemos planteado, el psicoanálisis llama “contenido manifiesto”; sin embargo, puede observase que el odio, el resentimiento, la rivalidad, los celos, los deseos de muerte y la culpa por los mismos, se protegían con la huida maniaca en las vacaciones.
Así fracasaba la reparación necesaria por el daño causado a su madre; esto pudo observarse en el sueño cuando no supo indicar al médico cuál era el cuarto de la mujer-madre agonizante.
También se observa la proyección del objeto:
“Pechos exuberantes” de la mujer gitana y judía del sueño, que no le había dado ni le había prestado atención; era la mujer que, teniendo unos senos muy grandes y pudiendo dar de ellos, no le había dado a ella, ni a su padre, pero que sí había dado a sus siete hermanos menores, con quienes su relaciones eran de mucha envidia, celos, rivalidad y odio.
Todo esto lo sometía a quedarse sin el hombre, sin el esposo, sin el padre, sin el hogar, sin la posibilidad de salvar de la muerte a su madre, sin poder realmente ser ella una mujer y madre, por que el odio había inundado su Yo, sometiéndola a sentirse sola, triste, deprimida, ansiosa, sin amor.
Un paciente adolecente inició una de sus sesiones analíticas diciendo:
“Soñé a noche que tenía relaciones sexuales con una mujer, luego me encontraba con un hombre alegre, veía que tenía barba y sobrero de corte recto como los que utilizaban en los años treinta, como de cartón; era pequeño; el hombre era como gringo avejentado, burlón, del oeste, la cara arrugada, impresionante, se reía.
La mujer se volvió igual al hombre y yo me angustié; los dos se burlaban, se reían de mí; yo me puse a tirarle la barba a la mujer, a quitársela de la cara, ellos continuaban con carcajadas, yo pensaba que era importante tener relaciones sexuales con puras mujeres y no a medias; estaba tan angustiado por esto que la angustia me despertó”.
(Lea También: Ejemplos Oníricos y su Interpretación Parte 4)
Asociaciones:
“Es lo que me pasa, mi novia tiene pelos en los bigotes, en la barbilla, en las axilas; ella trata de ocultarlos, pero se le notan; ella no es completa mujer, es una aproximación a mujer; en el sueño ellos decían que yo era iluso y que tenía que aprender a diferenciar lo que es un hombre y una mujer; la burla me producía pánico; yo trate de calmarme en el sueño pero no pude y por eso me desperté, no pude volver a dormir; me causa angustia el trabajo o todo; si estudio por que estudio, sino estudio por que no estudio; parece que todo lo que hago está mal; es duro estar con mi novia por que nadar con ella no está bien visto; por que ella no es nada; he conocido muchas amigas de ella; no debo comprometerme con ella y no sé qué hacer; he pensado en separarme pero estoy muy dependiente de ella por que me ha dado mucho; lo que me mantiene es el amor que ella me tiene, que es sincero, inocente y yo aprecio mucho eso: Una vez ella me dijo que todo era sólo problemas, que por todos los problemas que ella tenía en la casa por la relación que tenía conmigo era mejor no volvernos a ver, pero yo no lo acepté, yo la necesito y me siento atrapado hasta el punto que no puedo echar para atrás, yo siempre la quiero cómo amiga; yo me siento comprometido; me gustaría romper las relaciones pero dependo mucho; ella me da libertad, puedo ir con otras mujeres.
Todo esto no es fácil. De todos los sueños de antes ninguno me produjo tanto pánico.
En anteriores sueños he tenido relaciones sexuales con hombres o sentía que un hombre me introducía el pene pero nunca cómo este sueño de anoche; es la lucha de definir el patrón de mujer, es la lucha de establecer qué es la mujer”.
El analista le interpretó: De definirte a ti mismo como hombre.
El paciente respondió: “Sí, Yo me preguntó acerca de las diferencias entre hombre y mujer, en cuanto a actuaciones, a formas de ser de las cosas, las concepciones de uno y otro. A veces me cuesta mucho trabajo y no es fácil y yo me confundo. A veces me refiero como si yo fuera una mujer; pienso cómo sería si yo tuviera vagina. Todo es una pelea”.
El analista dijo: La pelea es contigo, con esas dos partes tuyas.
La sesión se termino diciendo el paciente; gracias.
La interpretación de este sueño es muy clara; el mismo paciente en sus asociaciones estaba aclarando su sueño; como el analizado no hizo asociaciones con respecto a situaciones infantiles o históricas, no se podía conectar su sentimiento de feminidad con identificaciones con las imágenes femeninas, especialmente con la madre, pero en otras ocasiones sí se pudo hacer lo propio.
Desde el punto de vista de la interpretación, está es la que tiene que conectar las asociaciones con el contenido latente, con lo que el paciente expresa preconscientemente, de suerte que la interpretación sería el puente entre este último y el consciente; es, en otras palabras, la clave que hace encontrar la verdad del sujeto y descubrir el camino para conocer el conflicto.
Desde el punto de vista técnico, como ya se deja planteado en este escrito, no es posible o, mejor, no es técnico hacer interpretaciones teóricas basadas en el conocimiento de los significados simbólicos del soñante y del sueño mismo; hacerlo es entrar a intelectualizaciones inoperantes para el proceso e inadecuadas para la posibilidad de cambio del soñante.
En este caso, por ejemplo, era muy claro cómo el conflicto residía en la dificultad de identificarse con la imagen del hombre padre del oeste americano (que es el símbolo cinematográfico aparente del “macho”); la mujer se convertía en hombre pues ella había tenido muchas veces que sustituir al padre en sus funciones autoritarias y al mismo tiempo laborales.
La burla que él sentía que le hacían en el sueño eran todas las burlas que le habían hecho desde niño (esto no se le mostro pues el paciente ya lo sabia y no era necesario repetírselo); lo que tampoco se le mostró era cómo él había puesto al hombre con un sombrero de los años treinta, con lo cual parecía ridículo fuera de tiempo.
El paciente trataba de hacer una comedia ridícula de su problema y esa era su tendencia general ante su propia vida y la de los demás, lo cual él ya conocía. El hombre del sueño con el sombrero “canotiér” era como el cómico o comediante que el trataba de ser como defensa de su problemática dramática que le despertó en pánico.
En este sueño es muy obvio cómo el analizado ponía la masculinidad (barba) a la mujer y su confusión de identidad era por esa dificultad conflictiva en diferenciar interiormente las dos imágenes y realizar su identificación completa y no dual.
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