La Planificación Familiar y La Investigación Parte II

Álvaro Velasco Chiriboga, profesor del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, ideó unas espátulas para la extracción fetal.

Sus características son tan bondadosas que han venido relegando al fórceps, dejando para éste indicaciones muy reducidas. La contribución del doctor Velasco es, ciertamente, una aportación muy valiosa al ejercicio obstétrico. A medida que se ha ido divulgando, ha recibido muy buena aceptación por parte de los tocólogos.

La descripción del instrumento y sus ventajas fueron dadas a conocer por su autor en 1975, así: “Las espátulas tienen una longitud de 25 cm por 5 cm de ancho en su parte más ancha y 2 cm en la parte intermedia. El espesor es de 3.5 mm. No poseen curva pélvica y ambos bordes son simétricos; la curva cefálica es de amplio radio y es más acentuada en la porción facial.

Las ramas son independientes. La porción facial no es fenestrada lo que permite ejercer menos presión por centímetro cuadrado. El mango es una porción que cruza la rama intermedia en su extremo posterior y mide 5 cm. Hay una pequeña concavidad en la porción facial de la espátula (…) Ventajas. Permiten una separación precisa de la rama según el tamaño, lo que resulta muy útil en caso de asinclitismo.

Su amplia curva cefálica permite su aplicación en cabezas excesivamente moldeadas. La presión sobre la porción craneal no existe o es mínima y las presiones sobre la porción facial no imprimen ninguna marca por la ausencia de fenestración. La rotación puede efectuarse con cualquier método conocido aunque es más fácil hacerla con una sola cuchara. La técnica de aplicación es sencilla y pueden aplicarse indistintamente en cualquier lado de la pelvis (…)”177.

Velasco Chiriboga

Este instrumento diseñado por Velasco Chiriboga tiene sus antecedentes en el fórceps de Jean Palfyn dado a conocer en París en 1720 y, en especial, en las espátulas de E. Thierry (de Rouen, Francia), divulgadas por M. Ravina en la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de París” en 1950.

Ambos aparatos poseen en común, al igual que las espátulas de Velasco, que las ramas o mangos son rectos e independientes, vale decir, que carecen de cualquier mecanismo de articulación que las haga fijas, como sucede con todos los fórceps.

No hay duda de que el instrumento de Thierry sirvió de referencia al doctor Velasco178; este le introdujo algunas modificaciones -por cierto que sustanciales- y lo convirtió en el que lleva su nombre. Sus espátulas lo hicieron acreedor al Premio Nacional de Medicina ‘”Federico Lleras Acosta” en 1975.

En el VIII Congreso Mundial de Obstetricia y Ginecología realizado en Ciudad de México en 1976, el doctor Miguel Bueno, de Cali, dio a conocer un aparato, con diseño de su autoría, para practicar la esterilización tubaria a través de la vagina. Además de esta indicación, también permite tomar biopsias de los ovarios y remover dispositivos intrauterinos que hayan salido a la cavidad abdominal.

El aparato recibió de su autor el nombre de “culdoespéculo” y aparece reseñado en la revista Contraception (15:225, 1977). Es, según su inventor, una modificación del espéculo trivalvo encontrado en las ruinas de Pompeya en 1818. Las tres valvas han sido alargadas para permitir el acceso al abdomen a través de una colpotomía posterior.

Una vez en su lugar, sin necesidad de ayudante, el culdoespéculo permite una excelente exposición de los órganos pélvicos y ofrece un campo operatorio de 12 a 14 cm de diámetro. Por supuesto que la laparoscopia operatoria dejó sin oficio al culdoespéculo.

Como diseñadas por él, en 1977 el doctor Israel Díaz Rodríguez dio a conocer unas nuevas tijeras de uso obstétrico y cuya descripción y bondades señala así:

“Están diseñadas de tal manera que tienen una Sola hoja cortante que es la superior; ésta cae en una ranura que le ofrecen dos ramas inferiores completamente romas, sin filos ni puntas, su corte lo hace a la manera de una guillotina; las dos ramas inferiores protegen a la superior no permitiéndole que las sobrepase en ningún sentido, es decir hacia abajo y al extremo.

Se hizo angulada, como la de Brown, para que le permita al cirujano-obstetra un mejor manejo”. Las ventajas que les adjudica se refieren al corte de bordes netos, tanto en episiotomía como en cesáreas, y estar exentas de peligro para el feto179.

El primer centro docente donde comenzó a adelantarse verdadera investigación -seria y constante- fue en el Laboratorio de Fisiología de la Reproducción, del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad del Valle. En efecto, el doctor Edgard Cobo, en 1962, a su regreso a Cali luego de permanecer dos años en Montevideo, Uruguay, formándose al lado de los profesores Hermógenes Alvarez y Roberto Caldeyro Barcia, fundó el Laboratorio y se puso a la cabeza de él.

La circunstancia de que la Universidad del Valle, en particular su Facultad de Medicina, hubiera sido creada sobre patrones docentes tomados de universidades norteamericanas, hacía posible que la docencia estuviera a cargo de profesores de tiempo completo o de dedicación exclusiva. Siendo así, era factible que la investigación se desarrollara una vez Se contara con personal preparado para adelantarla. Fue el caso del doctor Cobo, quien supo aprovechar ese ambiente propicio.

Siguiendo la línea de investigación característica del Servicio de Fisiología Obstétrica de Montevideo, inició su actividad investigativa explorando la dinámica uterina en la toxemia gravídica180.

(Lea También: Educación para el Parto, La Psicoprofilaxis)

Fisiología de la eyección láctea

Más luego puso su atención en la fisiología de la eyección láctea en la mujer durante el embarazo, el parto y la lactancia, campo éste en el que llegaría a ser una autoridad internacional. Muchísimos han sido sus trabajos al respecto, publicados en las más importantes revistas científicas. Queremos llamar la atención sobre algunos.

Dado que existía controversia en torno de la liberación de oxitocina y hormona antidiurética(ADH)por causa de estímulos activadores del sistema hipotálamo-hipofisiario, como la succión del pezón por el lactante o la hipertonicidad del plasma sanguíneo, las investigaciones de Cobo demostraron que la succión y la dilatación de un galactófaro mamario inducían la liberación de oxitocina pero no la de ADH.

Lo contrario se observaba al aumentar la osmolaridad del plasma y al administrar pequeñas dosis de nicotina181. Una investigación anterior suya había demostrado la existencia de un patrón de liberación diferente para ambas hormonas182.

Registrando simultáneamente la presión intramamaria y la intra-amniótica durante el trabajo de parto, Cobo encontró que la oxitocina no era una hormona necesaria para el inicio o el desarrollo del trabajo de parto en humanos, tesis ésta realmente novedosa183. Inducido por estos hallazgos, el autor ha llegado a proponer que se cambie de nombre a la oxitocina. Oigámoslo:

“El nombre de la oxitocina viene de raíces griegas que significan hacer contraer el útero.

Hormona Eyectoláctea

Sin embargo, y a pesar de que indudablemente hace contraer el útero, su ausencia demostrada en un fenómeno fisiológico tan trascendente como el parto y, en contraste, su presencia indispensable en el mecanismo responsable de la contracción de las células mioepiteliales de la glándula memoria, o sea en el mecanismo que hace posible la eyección de la leche hacia las vías digestivas del lactante, nos llevó a proponer el cambio de nombre de esta hormona por el de hormona eyectoláctea, que resulta más adecuado, por exacto, para denominar a la actual oxitocina”184.

Como director del Laboratorio de Fisiología de la Reproducción, el doctor Cobo le dio alto vuelo a la investigación y llegó a formar en Cali una verdadera escuela científica.

Infortunadamente, al dejar su dirección, aquél desapareció para ser reemplazado por la Fundación para la Investigación en Reproducción y Medicina Perinatal (Invest) cuyos objetivos son loables, pero cuyos resultados faltan por ver.

Muchas son las distinciones, nacionales e internacionales, que ha recibido el profesor Cobo, médico egresado de la Universidad Nacional.

Destacamos entre ellas el título de “Maestro de la Obstetricia y la Ginecología Latinoamericanas” que le otorgara la Flasog en 1990, junto con otro colombiano, el doctor Fernando Cardona, de Medellín.

El paso del doctor Cobo por el Servicio de Fisiología Obstétrica de Montevideo (más tarde Centro Latinoamericano de Perinatología y Desarrollo Humano) dejó expedito el camino para que otros compatriotas se entrenaran también allí. Entre éstos han sobresalido Rodrigo Cifúentes e Iván Ortiz, de Cali, y Jaime Barrios Amaya y Antonio Soto Yances, de Cartagena.

El doctor Soto por ejemplo, es profesor titular de la Universidad de Cartagena

Fue jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de dicha Universidad, y ocupó la presidencia de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Cartagena como también de la Federación Colombiana (Fecolsog).

El 25 de julio de 1978 es una fecha memorable en los anales de la Historia de la Medicina.

En efecto, el nacimiento de Louisa Brown en Oldham (Inglaterra), concebida en un laboratorio mediante fertilización in vitro y transferida luego al útero materno constituyó una de esas hazañas que conmocionan al mundo y abren grandes interrogantes. Luego de que sus autores, el fisiólogo Robert Edwards y el obstetra Patrick Steptoe, divulgaron el hecho, en muchos países se quiso imitarlos.

En Francia se consiguió en 1982. Colombia tampoco quiso quedarse atrás; al igual que en otras partes, se suscitó controversia acerca de la prioridad nacional. Relatemos esta historia:

El diario El Espectador, de Bogotá, sorprendió a los círculos científicos y a la opinión toda con la noticia, el domingo 14 de octubre de 1984, de que en Cali, en la Clínica de Occidente, había nacido el primer bebé probeta como resultado de un proyecto de fertilización in vitro adelantado por el Instituto de Reproducción Humana y Profamilia, cuanto se ignoraba en los círculos científicos que en Colombia se estuviera llevando a cabo la fertilización in vitro.

De ahí que la Sociedad Vallecaucana de Obstetricia y Ginecología convocara a un foro para dilucidar el asunto, llegándose a la conclusión de que”(…) no hay evidencia científica que asegure que el caso presentado en Cali como “el primer bebé probeta de Latinoamérica sea evidentemente una fertilización in vitro y una transferencia de embrión”186.

La circunstancia de que el equipo científico dirigido por el doctor Ventolini no siguiera trabajando en ese campo, echa todavía más sombras a la veracidad de la noticia periodística.

En Bogotá ocurrió algo similar; en cuanto a la manera de dar a conocer el hecho. La prensa nacional187 188 y la internacional189 recogieron el sábado 12 de enero de 1985 la noticia de que en la noche anterior en la Clínica del Country había culminado exitosamente, y mediante operación cesárea, la gestación de Piedad Romero-arquitecta bogotana- luego de una fertilización in vitro y transferencia de embrión. La señora Romero había sufrido anteriormente extirpación quirúrgica de las trompas de Falopio.

Los autores de esta experiencia fueron el doctor Elkin Lucena Quevedo y su equipo de colaboradores, quienes de tiempo atrás estaban dedicados al estudio y tratamiento de la infertilidad. Extraña el hecho de que los trabajos de Lucena no hubieran sido divulgados a través de publicaciones científicas. De ahí que para respaldar el hecho histórico no se encuentren fuentes distintas al registro periodístico.

De todas maneras, las circunstancia de que el Centro Colombiano de Fertilidad y Esterilidad (Cecolfes), fundado en 1977 y dirigido por el doctor Lucena, sea tenido como uno de los más importantes en su género en América Latina -como que recibe especialistas de otros países para adiestrarlos en el procedimiento del bebé probeta190– pone piso firme a la ocurrencia del nacimiento de Diana Carolina, la niña engendrada por método artificial.

Este caso ha sido considerado como el primer nacimiento en América Latina luego de fertilización in vitro. Así lo ha declarado el doctor Roberto Nicholson, presidente de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Esterilidad y Fertilidad191 192.

Sin lugar a dudas, junto con el profesor Edgard Cobo, el doctor Elkin Lucena Quevedo ha sido uno de los ginecobstetras que más lustre han dado al país desde el campo de la especialidad. Debemos señalar que lo realizado por él no ha recibido apoyo oficial o privado.

Gracias al esfuerzo personal de su director, el Centro Colombiano de Fertilidad y Esterilidad posee una infraestructura tecnológica envidiable, que ha permitido los avances logrados en esas disciplinas, reconocidos internacionalmente.

Puede afirmarse que Colombia es no de los países más adelantados del continente en asuntos de reproducción asistida.

Además de haber sido el pionero de la fertilización in vitro en América, Lucena ha asistida. Para tratar aquellos casos de infertilidad sin causa comprobada, el investigador Ricardo Asch recurrió a la fertilización natural colocando los gametos masculino y femenino en la porción ampular la trompa de Falopio (GIFT)193.

El procedimiento original se hizo por vía transabdominal mediante el laparoscopio. En noviembre de 1984 el doctor Asch divulgó entre nosotros su técnica durante un curso adelantado en la Universidad Metropolitana de Barranquilla.

Lucena y colaboradores lograron también éxito llevando a cabo la transferencia de los gametos por vía transvaginal, con guía ultrasonográfica (TV- GIFT)194. Dando muestra de afán innovador, Lucena también propuso, el primero, la inseminación intrafolicular, es decir, depositar los espermatozoides directamente en los folículos in situ (DIFI). De esa forma ya ha logrado embarazos (resultados aún no publicados).

El doctor Elkin Lucena Quevedo recibió su grado de médico en la Universidad Javeriana en 1963. Fue fundador de la Sociedad Colombiana de Fertilidad y Esterilidad, como también de una revista dedicada a estos temas. Asimismo, es considerado el iniciador de los programas de fertilización In vitro y transferencia embrionaria en Latinoamérica, y del empleo en Colombia de la cirugía con rayo láser en infertilidad (1982).

Como hecho histórico significativo, es descendiente directo del doctor José Ignacio Quevedo Amaya, médico bogotano que practicara la primera operación cesárea en Colombia, hazaña que hemos comentado en un capítulo especial.

Para cerrar este tema sobre investigación, diremos que en 1966, bajo el patrocinio de la casa farmacéutica Schering A.G. de Berlín, se creó en Bogotá la Fundación para Investigaciones Hormonales, adscrita al Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad Nacional.

Tuvo el carácter de entidad de beneficio común, dedicada a la actividad científica, y sin ánimo de lucro.

Su comité directivo estuvo presidido por el doctor Hernando Amaya León. Se extinguió pronto, de manera lánguida. Como ya registramos, bajo su patrocinio se verificó en 1969 un Simposio Internacional sobre esteroides sexuales195.

Igualmente, en Medellín, como homenaje a la memoria del profesor Pedro Nel Cardona, se creó en 1970 la Fundación que lleva su nombre y que patrocina investigaciones médicas, principalmente relacionadas con la ginecobstetricia.

Referencias

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  • 159. Echevery, G. Contra viento y…, p. 41.
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