Acción de las Hormonas Tiroideas

Dr. Alfredo Jácome Roca.

Aunque todas las células del organismo son potenciales órganos blanco para la acción de las hormonas tiroideas, sus principales efectos son sobre el metabolismo, el crecimiento y el desarrollo; tienen también acciones sobre el aparato cardiovascular, el sistema nervioso central y los órganos reproductores.

Muchos de estos efectos se han estudiado merced a observaciones realizadas en situaciones clínicas o de laboratorio caracterizadas por exceso o defecto de la hormona tiroidea.

Efectos sobre el metabolismo

Aumentan el consumo de oxígeno e intervienen en la termogénesis, aumentando el metabolismo basal y la producción de calor. Estos efectos están relacionados con el incremento en la fosforilación oxidativa mitocondrial, que genera ATPs, los que son hidrolizados por la ATPasa de membrana (o “bomba de sodio”), que activa el intercambio de sodio por potasio y libera calor.

Como la hormona tiroidea T3 interactúa con un receptor nuclear, logra aumentar la trascripción y la producción de diferentes tipos de ARNm, lo que genera síntesis de proteínas en los ribosomas. Como incrementa la absorción de glucosa y galactosa, además de favorecer la movilización de grasa y de carbohidratos en general, aumenta la cantidad disponible de sustratos metabólicos, lo que activa el metabolismo en general.

La síntesis proteica es estimulada por efecto de las hormonas tiroides en concentraciones fisiológicas aunque cuando está elevada, el efecto es catabólico e induce pérdida de peso y disminución de la masa ósea y muscular. La acción es permisiva en cuanto la utilización de la glucosa y la síntesis de glicógeno, y en altas concentraciones aumenta la glicemia postprandial a la hora, por aumento en la absorción.

La administración de tiroxina aumenta la síntesis de colesterol y de ácidos grasos pero la rata de conversión del colesterol a ácidos biliares es aún más notoria; de hecho el hipertiroidismo se caracteriza por disminución en los niveles de colesterol, mientras que en el hipotiroidismo clínico hay hipercolesterolemia.

La demanda de vitaminas en el hipertiroidismo está aumentada mientras que en la hipofunción está impedida la conversión de carotenos a vitamina A, lo que da un pigmento característico de la piel. En estados de balance nitrogenado negativo como en la desnutrición, la transformación de T3 en T3-reversa (inactiva) está aumentada.

Efectos sobre el crecimiento y desarrollo

Estimula en mamíferos la síntesis de hormona del crecimiento (al igual que la del cortisol), y posiblemente la producción hepática de IGF-1. Con estas dos hormonas hace sinergia periféricamente, ya que puede aumentar el número de sus receptores. La deficiencia tiroidea en cretinos conduce a enanismo.

En cuanto al desarrollo, es claro que es necesario para el sistema nervioso, pues induce la maduración de los axones, la formación de mielina, el crecimiento de las dendritas, y hace que la diferenciación de los oligodendrocitos se haga en el momento correcto.

Los pulmones y el esqueleto también son influidos en su desarrollo; además juega un papel permisivo en la maduración sexual de mamíferos y en su reproducción; la T3 estimula la producción hepática de la globulina fijadora de los esteroides sexuales o SHBG.

En animales inferiores interviene en la descamación y en el cambio de plumas. La disfunción tiroidea se asocia con trastornos menstruales e infertilidad, y la agilidad mental también cambia en los distiroidismos.

(Lea También: Patología Tiroidea)

Efectos sobre el aparato cardiovascular

Aumentan la frecuencia cardiaca, su contractibilidad y el gasto cardiaco; promueven la vasodilatación y la hiperemia. Todo esto aumenta el flujo plasmático renal, la filtración glomerular, aumenta la reabsorción de solutos como la glucosa y aminoácidos, al tiempo que produce aumento en el tamaño del riñón.

Contrario a lo asumido anteriormente, aunque en hipertiroidismo hay un efecto inotrópico positivo, el resultado neto es que no hay un aumento en la sensibilidad del miocito al estímulo adrenérgico, a pesar de que es clínicamente similar a un estado hiperadrenérgico; los niveles de catecolaminas en hipertiroidismo son normales o bajos.

La transcripción de los siguientes genes está regulada por el complejo receptor nuclear-T3:

  • ATPasa dependiente de Ca2+ y Fosfolamban en el retículo endoplásmico
  • Miosina
  • Receptores beta-adrenérgicos
  • Adenil-ciclasa
  • Protreínas fijadoras del nucleótido guanina
  • Intercambiador de Na+/Ca2+
  • ATPase dependiente de Na+/K+
  • Canales de potasio dependientes de voltaje
  • Hay otras acciones no nucleares a nivel de membrana

La contracción sistólica y la relajación diastólica de la liberación y re-captación de calcio por el retículo endoplásmico. Este transporte activo es regulado por el fosfolamban, que a su vez modificado por la fosforilación; los cambios en las cantidades relativas de las proteínas mencionadas y la fosforilación del fosfolamban son los responsables de la disfunción diastólica de la falla cardiaca y de la enfermedad tiroidea.

Los efectos transcripcionales y no-transcripcionales de la hormona tiroidea pueden actuar de manera conjunta para modular la función miocárdica y vascular en situaciones fisiológicas y patológicas.

No está claro si los cambios en la función cardiaca asociados a disfunción tiroidea se deben principalmente a alteración en la contractibilidad del miocardio y a modificaciones en la carga. El aparato cardiovascular responde a cambios mínimos –pero persistentes- en la hormona tiroidea circulante, los que ocurren en personas disfunción tiroidea subclínica.

En el caso del hipertiroidismo subclínico:

Se observa un aumento de la frecuencia cardiaca, arritmias auriculares, aumento en la masa ventricular izquierda, relajación ventricular alterada, capacidad reducida para el ejercicio y aumento en el riego de mortalidad cardiovascular. El hipotiroidismo subclínico se asocia con disfunción diastólica – y una sutil disfunción sistólica- del ventrículo izquierdo, un riesgo aumentado de aterosclerosis e infarto del miocardio.

Es necesario tratar estas entidades, bien con el reajuste de la dosis de suplencia tiroidea o por beta-bloqueo, ya que todas las alteraciones cardiovasculares se revierten con estas medidas.

Hay alguna evidencia de que los pacientes con enfermedades cardiovasculares agudas y crónicas y los que van a ser sometidos a cirugía cardiaca pueden tener un metabolismo periférico de la hormona tiroidea alterado que puede contribuir a la disfunción cardiaca y que la administración de suplencia tiroidea –o del análogo ácido 3,5 –diyodo-tiro-propiónico- pueda ser benéfica.

Efectos sobre el hueso

Tiene una acción probablemente mediada por factores de crecimiento tipo IGF-1 e IGF-2, sobre la osificación de cartílagos, crecimiento linear post-natal del hueso, maduración de los centros de osificación epifisiarios, maduración y actividad de los condrocitos.

Como habíamos mencionado, la masa ósea se disminuye con el tiempo por el efecto de dosis tóxicas sobre el receptor de T3 en los osteoblastos.

Interacción con otras hormonas

Toda hormona que aumente el AMPc en las células tiroideas aumenta la síntesis y liberación, mientras que lo contrario ocurre con el aumento del GMPc.

El primer caso ocurre con la epinefrina y el péptido intestinal vasoactivo (VIP), mientras que el segundo con la acetil-colina. Sobre las funciones de la epinefrina ejerce una acción permisiva, aumenta el metabolismo de los glucocorticoides y de las vitaminas.

En hipotiroidismo primario, el aumento de la TRH lleva a un aumento de la prolactina en un porcentaje de casos. La secreción de TSH (y la actividad tiroidea) se disminuyen por acción del cortisol, somatostatina y dopamina.

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