Futuro de la Investigación en Diabetes

Dr. Alfredo Jácome Roca

Después de fracasos iniciales, la terapia genética está otra vez sobre el tapete.

Hay mejoras en las técnicas de transferencia genética, lo que lleva a buenos niveles de expresión transgenética para lograr buenos efectos terapéuticos.

Como requisito previo se necesita transferir las beta-células con vectores eficientes y seguros que estén disponibles para transducir las células productoras de insulina in vivo o ex vivo, y prevenir la destrucción autoinmune de las células beta que se ve en la diabetes tipo I, pues se trata de proteger los islotes residuales en personas prediabéticas o en alto riesgo de volverse diabéticas.

La producción por ingeniería genética da células beta artificiales compensarán la masa endógena de células alfa, lo que restauraría una producción insulínica regulada.

La reciente inyección de genes que lograron convertir los hepatocitos de ratones en células beta – de esta manera curando transitoriamente su diabetes – se ensayará posteriormente en humanos, una vez se compruebe que el procedimiento es seguro; se necesita un acoplamiento de la síntesis y liberación de la insulina transgénica con las concentraciones de glicemia, en particular en lo que se relaciona con los actuales promotores que controlan a nivel de trascripciónla expresión ectópica de insulina en los hepatocitos autólogos.

Los vectores virales que se han venido utilizando (adenovirus, retrovirus, etc) tienen inconvenientes que deben ser superados. Otro avance importante es el que se refiere a la bioingeniería de beta-celular provenientes de células madre pluri-potenciales, de células no-beta o de células asesinas.

(Lea También: Diabetes en Colombia, Epílogo)

El transplante de islotes pancreáticos ha tenido un éxito modesto:

Debido a la escasez de tejido donante y la pérdida de función del injerto a medida que pasa el tiempo; sólo un 9% de independencia de la insulina se logró inicialmente después de un año de trasplantado el paciente.

Uno de los mayores expertos en este campo es precisamente el endocrinólogo pediatra colombiano, Alberto Hayek Díaz, profesor de la Universidad de California e investigador del Instituto Whittier de La Jolla. Muchas de sus – alrededor de cien – publicaciones indexadas se refieren a estudios en este campo.

En 2003 se informó que el transplante de páncreas vascularizado – usualmente asociado con transplante renal – puede curar la diabetes tipo I, según lo muestra la experiencia de 15.000 de estos trasplantes realizados en el curso de tres años. Una alternativa que atrae es el trasplante de islote aislados pues minimiza la cirugía y sus complicaciones.

Sin embargo, además de los problemas que surgen con la inmunosupresión – no obstante mejores regímenes han sido desarrollados por científicos canadienses, mientras que sus resultados de ser reproducidos por el NIH – el obstáculo más importante la falta de suficientes órganos humanos. Según una estadística de 1999, sólo habían 5.882 páncreas donados, de los cuales se esperaba queúnicamente la mitad suministraran islotes de utilidad en la clínica.

Una reciente revisión sugiere que en el presente es necesario seguir con el trasplante alogeneico, y que el trasplante de células madre pancreáticas – o de células embrionarias que se puedan diferenciar posteriormente en células productoras de insulina – será lo que se utilizará en el futuro.

Se habla también de la terapia de regeneración, la que puede con los trasplantes:

La terapia celular, génica o farmacológica – para promover la proliferación bet-celular y la neogénesis – que en un futuro podrían suministrar una cura para la diabetes.

La terapia regenerativa se ha clasificado en tres categorías, la primera de las cuales es la regeneración In Vitro de células cultivadas trasplantadas – que incluyen las mencionadas células madre enbriónicas o las pancreáticas y las líneas beta-celulares- asociando el procedimiento con inmuno-supresión o inmuno-aislamiento; una segunda categoría es regeneración ex vivo, que utilizaría las células madres de la médula ósea del propio paciente, aun cuando hasta el momento no ha sido posible que estas células madre puedan producir insulina. Finalmente está la regeneración In Vivo de las propias células del paciente.

Otro método que se está investigando es el de los agentes inmunomodulatorios – o vacunas- que cambiarían la respuesta inmune de una destructiva (medida por linfocitos T ayudadores tipo I ) a otra más benigna (mediada por los tipo 2), que induce células T reguladoras antígeno-específicas, descarta las T auto reactivas o previene la interacción de las células inmunológicas.

Estas investigaciones sobre sustancias protectoras de los islotes han sido exitosas en modelos animales tales como ratón diabético no-obeso, aunque no se ha podido trasladar el efecto a los seres humanos. Se han logrado, sin embargo, efectos benéficos en estudios pilotos, en los cuales se usó un péptido de la proteína 60 de choque de calor, que es un anticuerpo anti-CD3.

El desarrollo de marcadores confiables de inmunoregulación permitirá un tamizaje más eficiente y rápido para seleccionar los candidatos a esta vacunación.

Obviamente el papel que jugarán los diabetólogos en Colombia será primordialmente en los caompos epidemiológico y educativo, en el diagnóstico precoz – sucedáneo de una mayor cobertura en salud- y de la aplicación de nuevas tecnologías y tratamientos.

Como hemos mencionado anteriormente, se han logrado avances- particularmente en los grupos antioqueños- sobre los aspectos hereditarios de la diabetes tipo I, en lo que se relaciona con la presencia de genes específicos en determinadas familias estudiadas.

CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *