En El Espejo
Dr. Álvaro Monterrosa Castro, M.D
El Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena:
Para la primera década del siglo veintiuno, imparte a estudiantes de pregrado, los conceptos básicos de Ginecología y Obstetricia, a través de la asignatura “Medicina de la Mujer”. En el proceso enseñanza – aprendizaje se aplican importantes posturas, lineamientos, directrices, conceptos teóricos y herramientas docentes que están implícitas en la corriente constructivita de la educación. La estructura curricular se apoya y se desarrolla fuertemente en todos y cada uno de los fundamentos ya teorizados que hacen válida y vigente la estrategia denominada: Aprendizaje Autónomo.
El aprendizaje autónomo es un proceso educativo que estimula al alumno para que sea el autor de su propio desarrollo y crecimiento en un área específica del saber. Con el aprendizaje autónomo se rompen los esquemas educativos que llevan al estudiante a mantenerse en una superficialidad conceptual, y en una evidente pobreza de habilidades cognitivas y lingüísticas.
El aprendizaje autónomo facilita e induce al estudiante a construir por sí mismo el conocimiento, fomenta la costumbre de la lectura rápida y comprensiva, despierta el hábito continuo de la curiosidad científica, induce al análisis y a la síntesis, estimula la conversación con el uso de un vocabulario coherente y genera espacio para incursionar en la comunicación escrita.
El aprendizaje autónomo, por su carácter implícito de ser personal y multifacético, es capaz de dejar sólidas bases que incentiven la posterior búsqueda individual y no escolarizada de la verdad científica, como elemento puntual de la Educación Médica Continuada.
El estudiante de Medicina cursante de la asignatura Medicina de la Mujer:
Siendo el centro del proceso de enseñanza – aprendizaje, deberá aprovechar y apropiarse de la información presentada en las diferentes técnicas docentes puestas en juego, bajo la presencia tutorial del docente, y permanecer dentro de una espiral continua de crecimiento conceptual y de destrezas médico – quirúrgicas, que lo lleven a un profundo y sólido conocimiento, acorde con su futura labor de Interno y luego de Médico general.
La pedagogía para el Aprendizaje Autónomo permite al estudiante, además de elaborar y estructurar sus propios elementos del conocimiento, relacionarlos con los conocimientos elaborados por sus compañeros de clase, e interactuar en un nivel adecuado con el docente.
El aprendizaje autónomo promueve en el alumno el deseo permanente de la comunicación y estimula la necesidad de compartir los conocimientos adquiridos y los descubrimientos; por ello, ofrece dentro del proceso enseñanza – aprendizaje, las instancias para las socializaciones.
Se genera por tanto un flujo continuo de ideas y opiniones, flujo de doble vía, de docentes a estudiantes, de estudiantes a docentes, favoreciéndose el dialogo, la adquisición de un lenguaje técnico – científico y la participación activa de los estudiantes en las diferentes actividades docentes, sobre todo en los conversatorios, así como en la sustentación de las monografías y trabajos de investigación epidemiológica.
La construcción del conocimiento dentro del modelo de aprendizaje autónomo es continua, diaria y sin par, generando procesos de pensamiento.
El aprendizaje autónomo proporciona al docente y al estudiante valores de rectitud, integridad y de mucha honradez intelectual.
Genera en docentes y estudiante un espíritu crítico y le da herramientas para desarrollar intervenciones bien argumentadas, lo cual es una exigencia de las circunstancias actuales.
Con el objetivo de evaluar desde la perspectiva del estudiante el desarrollo, el impacto y los aportes que brinda la asignatura Medicina de la Mujer, implementada bajo los criterios de aprendizaje autónomo, se diseñó un estudio transversal de opinión con enfoque de auto evaluación aplicado a las cohortes de estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena, Colombia, que cursaron la asignatura Medicina de la Mujer en el segundo periodo académico – 2006, primer periodo académico – 2007, segundo periodo académico – 2007 y primer período académico – 2009.
Se estructuró un formulario de auto evaluación de la asignatura, que fue aplicado a todos los estudiantes el último día del curso, previo a la valoración escrita final de conocimientos, solicitándoles el llenado de todos los ítems presentados.
El formulario evalúa de forma anónima la opinión del estudiante sobre la estructuración del programa, su puesta en práctica, su desarrollo, su alcance, la labor docente, los logros generados y permite definir fortalezas, deficiencias y debilidades. Dieciséis indicadores fueron establecidos, los cuales se podían calificar como deficiente, malo, regular, bueno o excelente.
Se realizó suma y promedio de las calificaciones aportadas a cada uno de los indicadores. Se realizó sumatoria de las opiniones ‘bueno más excelente’ y se considera como el parámetro más satisfactorio de valoración. Las cifras presentan el porcentaje de estudiantes que consideraron a cada indicador como de desarrollo ‘Bueno + Excelente’.
El promedio de valoración global, es el porcentaje de estudiantes que consideraron integralmente al Departamento de Ginecología y Obstetricia como ‘bueno + excelente’ En la cohorte primer periodo académico – 2009, se realizó valoración cuantitativa ascendente (de uno a cinco) de la calificación otorgada por los estudiantes, calculando un promedio para cada uno de los indicadores y un promedio de valoración global, que señalaría la nota total y definitiva que los estudiantes le asignarían en conjunto al Departamento de Ginecología y Obstetricia y su asignatura Medicina de la Mujer.
Uno sería equivalente a deficiente, dos a malo, tres a regular, cuatro a bueno y cinco a excelente.
Se incluyen en la valoración todos los formularios que fueron devueltos por los estudiantes que cursaron los cuatro periodos académicos ya señalados.
Ciento setenta y un estudiantes, cuarenta y cuatro de la cohorte del segundo periodo académico – 2006, treinta y ocho de la primera – 2007, cuarenta y cinco de la segunda – 2007 y cuarenta y cuatro de la primera del 2009, devolvieron los formularios de auto evaluación completamente diligenciados, 98% de los estudiantes que realizaron el curso.
Todos están incluidos en la presente valoración.
(Lea También: Colofón: Todos los Instantes son para Enseñar y Aprender)
En el desenvolvimiento de la asignatura Medicina de la Mujer, estructurada bajo los lineamientos del Aprendizaje Autónomo, el eje central es la programación y realización de los conversatorios y la sustentación de las monografías.
Ellos constituyen el espacio propicio donde docentes – estudiantes y estudiantes – estudiantes, comparten y discuten los conceptos teóricos, se ejemplifican las definiciones, se sedimentan las recomendaciones y sugerencias producto de las evidencias presentes en la literatura científica y las derivadas de la experiencia profesional médica.
La síntesis y estructuración de las ideas del saber adquirido en los conversatorios y en la sustentación de las monografías, debe ser base y punto de partida para un conocimiento perdurable.
El Aprendizaje autónomo tiene un influjo favorable sobre el estudiante. Esta modalidad educativa permite que el estudiante aprenda en las tres fases inherentes del proceso: antes, durante la realización y posterior al conversatorio y/o sustentación. En la primera, al realizar la búsqueda y las lecturas previas adquiere los conceptos básicos, el correcto vocabulario, encuentra la etiología, la fisiopatología, los diferentes métodos de diagnóstico disponibles, los manejos; pero también encuentra las controversias, y en cada una de esas instancias puede llenarse de dudas y preguntas.
Durante la conversación y/o sustentación tiene la oportunidad de expresar y compartir sus dudas, preguntas y respuestas, llegando a una apropiación sólida del conocimiento correcto.
Posterior a ese diálogo y solución de interrogantes, es básico un repaso a las búsquedas adelantadas, un regresar a las fuentes, a los textos y documentos explorados, para finalizar con un informe escrito que sintetice los puntos centrales de la temática valorada.
Ese documento, más que unos meros apuntes, es la memoria perenne de una productiva herramienta educativa. El aprendizaje autónomo en general y el conversatorio en particular, hacen que el proceso de aprendizaje sea una actividad de continua búsqueda y de movilidad de las estructuras intelectuales.
Los indicadores definidos de auto evaluación permiten observar cómo los estudiantes califican su crecimiento en cuanto a conocimiento y adquisición de habilidades semiológicas.
Es elevada y satisfactoria la opinión sobre aprendizaje. El programa Medicina de la Mujer está centrado en el estudiante, donde aprender es el elemento fundamental. El 91.5% de los estudiantes involucrados consideraron su aprendizaje como ‘Bueno + Excelente’; por ello, también sentencian ampliamente estar en capacidad para atender pacientes de forma ‘Bueno + Excelente’; y más del 90% califican con la mejor puntuación los aportes que hace el curso en herramientas (Prácticas dirigidas y de seguimiento clínico, Instrucción complementaria, Módulos de aprendizaje, Horas de trabajo conjunto y horas de trabajo individual) y en información (contenido temático).
Dos terceras partes de los estudiantes opinan favorablemente sobre el fomento al diálogo, al análisis y a la confrontación de las ideas.
Si bien es una interesante proporción de estudiantes que encuentran la intención, deben proponerse más instantes que incentiven la puntualización de las controversias, para generar mayor discusión. Es válido incrementar la dedicación al diálogo, al conversatorio, que es el espacio donde alcanzan un real y verdadero sentido la palabra y la argumentación, como una tarea dialéctica de fomentar y motivar al estudiante y al docente a investigar.
Es valioso el docente que está inmenso y comprometido con el aprendizaje autónomo, que viene a ser génesis del aprendizaje propio y de sus estudiantes.
Es el Aprendizaje Autónomo, un proceso de aprendizaje personal, que se da a la velocidad especifica del estudiante en cuestión, quien adelanta el proceso bajo sus propios parámetros, los cuales se los dictan los procesos cognitivos que previamente ha desarrollado.
El aprendizaje autónomo también tiene impacto positivo sobre el docente. Contribuye a que éste pueda dirigir más independiente y críticamente, la discusión que va a ser generadora de los conceptos que el estudiante debe aprender.
Con el aprendizaje autónomo se busca desdibujar y hacer desaparecer al docente dogmático, dictatorial, al dictador de clases, que por pretender en vano siempre estar enseñando, se aleja del proceso de aprendizaje de sus alumnos.
En el aprendizaje autónomo el docente deja de ser el centro del proceso, para dar el centro al alumno, eso sí, ubicándose a su lado, para realizar un permanente acompañamiento y una asesoría siempre oportuna.
Deja el docente de ser el criticador del estudiante, para hacer parte activa de la discusión conceptual del tema, y así de una forma cooperativa contribuye a resolver las necesidades del colectivo.
El aprendizaje autónomo favorece el proceso enseñanza – aprendizaje, y dentro de esa relación, el docente tiene como función ser generador de motivación, importante factor cognitivo – afectivo que debe estar presente en todo el acto de aprendizaje.
El docente tiene la oportunidad para entrar a desarrollar las aptitudes que innatamente están presentes en sus estudiantes, facilitando el proceso de abordar los problemas y resolverlos de manera creativa, mientras se movilizan el propio docente y los estudiantes, hacia actitudes más positivas que favorecen el respeto al punto de vista diferente, a la solidaridad, a la flexibilidad, al reconocimiento, procurando erradicar la intolerancia al trabajo grupal y al individualismo.
La asignatura Medicina de la Mujer lleva implícita una elevada presencia de actividad de tipo práctica, adelantada con acompañamiento y supervisión docente, para que el estudiante tenga la oportunidad de observar e incluso interactuar dentro de la relación médico – paciente.
Los espacios denominados: Prácticas dirigidas y de seguimiento clínico, así como Instrucción complementaria, que se desarrollan en consulta externa, puerperio, en sala de cirugías, en sala de urgencias, hospitalizados y en sala de partos, están centrados en el HACER.
En el aprender haciendo. Haciendo historias clínicas, haciendo interrogatorios, haciendo examen físico, haciendo seguimientos clínicos, haciendo análisis de cuadros clínicos, haciendo interpretación correcta de resultados de métodos diagnósticos y haciendo procedimientos acordes con su nivel de pregrado.
Se hace dentro del Laboratorio de Simulación, estrategia docente incluida formalmente en el periodo 2008 y que va a ser solidificada, ampliada en el segundo periodo – 2009. Estas estrategias son piezas fundamentales para el desarrollo de habilidades y destrezas clínicas.
Por todo ello, se deben aplicar estrategias que conlleven mejoría en la opinión de los estudiantes sobre la labor docente. Se hace necesario un mayor acercamiento y una mayor presencia física en los instantes de acompañamiento.
También se hace necesario concientizar al estudiante de la existencia de espacios de trabajo individual (elaboración de historias clínicas, identificación de factores de riesgo, elaboración de listados de diagnósticos diferenciales, propuestas de alternativas terapéuticas y realización de evoluciones y seguimiento de pacientes), instantes que deben ser aprovechados, ya que dan la oportunidad para el movimiento de las estructuras cognitivas y favorecen el pensamiento analítico y crítico, que viene a ser la esencia del criterio médico que deben desarrollar estos futuros profesionales de la salud.
Los estructuras curriculares en general y en particular las del área de la salud y de la enseñanza de la Medicina, deben estar solidificadas y orientadas en función de la flexibilización del proceso enseñanza – aprendizaje, teniendo como centro al estudiante.
La pertinencia, la función de investigar, la docencia y la extensión, siguen siendo las bases sobre las cuales se organiza la universidad. La investigación educativa tiene un sitial de interés. La innovación debe desarrollar y fomentar nuevas habilidades, destrezas, competencias, capacidades y valores. La universidad será por siempre un espacio en permanente construcción.
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