Vivir mi Vida a partir de mi Imaginación y no de mi Memoria

vivir de la imaginación

En una economía de productos, donde la visión ha sido económica y mecanicista, el hombre ha sido apenas el tercer  factor de producción, un objeto pasivo por ello.

Hoy, cuando el mundo se ha globalizado, el hombre es el que hace la diferencia. Por ello la visión de cualquier organización debe ser humanista.

El hombre es el primer factor de éxito de una organización, cualquiera que ella sea. Como tal debe asumir un papel de sujeto activo. Mucho más en un negocio cuando su filosofía es servir, es edificar, es orientar, es ayudar. Y esto nace únicamente del corazón.

Escuchaba de Eduardo Barreto, distribuidor independiente, a quien admiro por saber de dónde viene, que su autoestima era tal, que más de una vez estuvo a punto de suicidarse; escuchaba que “cada quien es libre de elegir los recuerdos que desea tener“.

No obstante no puedo más que recordar que fui un agresivo pasivo por muchos años, lo que me llevó a dejar mi casa a los once años. (Ver: La Gestión Humana para el manejo de Conflictos)

Había aprendido a no hablar, a no expresarme. Había asociado hablar con dolor.  Era lo suficiente inteligente como para saber que no podía aceptar la arbitrariedad, el mal trato, la falta de respeto.

Pero también lo suficiente rebelde como para oponerme; pero eran más fuertes los temores a las consecuencias. Por eso opté por la vía más fácil: “largarme” del problema.

Dios ha puesto mucha gente linda en mi camino y así como encontré a Eduardo también me hallé frente a un directivo de Intercor, en la Guajira, que me preguntó: “Carlos ¿tú sabes la diferencia entre orar y meditar?” A mi respuesta que “no”, me enriqueció con esto que marcó una etapa en mi vida: “Orar es hablar con Dios; meditar es escucharlo a El”.

Pues hace algunas semanas Dios se comunicó conmigo por medio de un cassette, donde Begoña me recordó lo citado por Stephen Covey en sus “7  Hábitos de la Gente Altamente Efectiva”: “Puedo relacionarme con mi potencial ilimitado en vez de hacerlo con mi pasado limitador. Puedo vivir de la imaginación y no de mi memoria”.

Afortunadamente, estamos en un nuevo milenio que anticipaba Malraux: “el siglo XXI será espiritual o no será”. La gente está tomando conciencia y está, por ello, regresando a dos valores que hoy son megatendencias mundiales: Dios y la Familia.

A propósito, Ken O’Donnell, en su libro Endocalidad, que me obsequiara un buen amigo, hablando de espiritualidad afirma que “la verdadera espiritualidad se centra en el estudio y desarrollo de los valores humanos, no en la práctica de rituales, y señala el regreso de la autoestima como base del crecimiento humano”.

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VER 1 comentario

  1. Celia dice:

    un líder ve más allá que su propio beneficio, un líder e aquel que a pesar de su pasado se reestructura y fortalece en Dios. Somos cuerpo, alma y espíritu y debemos cuidar y alimentar cada área de nuestro ser y el de los demás, si nos enfocamos en nosotros mismos haremos grandes cosas, de hecho es lo primero, pero una vez que entendemos nuestra naturaleza, Dios nos permite desarrollarnos y crecer para los demás, con el único propósito de bendecir la vida de los demás.