Consejos para evitar la procrastinación

Evitar la Procrastinación

Procrastinar significa postergar, posponer o retrasar actividades, tareas u obligaciones. Ésta es una situación muy frecuente en todas las áreas de la vida de una persona; y como el trabajo como no es la excepción, te vamos a compartir los mejores consejos para evitar al procrastinación. Estos consejos los puedes aplicar en cualquier área de tu vida en la que estés presentando esta situación. El primer paso es ser conscientes de que estamos procrastinando y que debemos hacer algo al respecto. Especialmente en el ámbito laboral que nos puede acarrear dificultades y problemas como un despido.

Ten presente que procrastinar no es que “se tenga pereza” de hacer algo. De hecho, hay un trasfondo más significativo. Uno de ellos radica en un problema emocional que desencadena en temor o ansiedad por desarrollar esa tarea. Por ejemplo, miedo al rechazo o al fracaso al presentar una propuesta, una expresión en contra de la autoridad, ansiedad por hacer por primera vez un trabajo, etc. Es muy importante controlar la procrastinación en todos los aspectos de nuestra vida, pues postergar las cosas porque no nos genera placer hacerlas (una tarea, un informe, resolver un conflicto, etc); logra crearnos sentimientos de ansiedad, cansancio, culpabilidad, estrés y hasta pánico por todos los pendientes.

Mejores consejos para evitar la procrastinación

Gestionar el tiempo

La mejor manera para evitar la procrastinación es aprender a gestionar de la manera más adecuada posible tu tiempo. Lo ideal es comenzar por enlistar todos los deberes o pendientes que tenemos, a veces nos abrumamos antes de tiempo o cuando en realidad no es para tanto.

Una vez tenemos claro todo lo que tenemos que hacer es momento de priorizarlo, puede ser por la urgencia, por la fecha límite de entrega o por lo dispendioso de la actividad. Es decir, hay personas que prefieren comenzar por las tareas más pequeñas o rápidas y dejar lo más largo o pesado para el final; o viceversa, comenzar por lo más difícil y terminar con lo más fácil, eso lo decides tú.

Una clave muy útil que ayuda a gestionar muy bien el tiempo y a evitar la procrastinación, es dividir las tareas, especialmente las largas que nos resultan más dispendiosas. Imagínalo como si fuera un libro con varios capítulos, divide así tu tarea, en varios capítulos y vas paso a paso hasta terminarlo todo; verás cómo es más fácil cumplir con las metas.

Y si definitivamente la procrastinación es parte de tu día a día, te recomendamos hacer una programación detallada por días y semanas hasta complementar el mes; incluso, separa tu día en bloques y mentalízate para trabajar cumpliendo con los pequeños bloques y no pensando en el día completo.

Ambiente productivo

Es indispensable para evitar la procrastinación, no solo debes evitar las distracciones del celular, con las notificaciones de redes sociales, mensajes y chats, etc; sino de trabajar en un lugar con un ambiente apropiado, por ejemplo, buena iluminación y ventilado.

Lo importante de darse cuenta que estamos procrastinando es que ahora seremos conscientes de que debemos hacer algo para arreglarlo. Por eso, si entraste en “modo productivo” y eres consciente de que eres fácil de distraer, pon en silencio tu celular, cierra las páginas que nada tienen que ver con tu trabajo, evita las distracciones con tus compañeros de trabajo, etc.

Recompénsate

Resulta que la procrastinación es todo un tema cerebral. En nuestro cerebro tenemos una parte que es el sistema límbico en donde está el placer. Y, además está la corteza prefrontal en el cerebro que es la parte que se activa cuando planificamos cosas. Estas dos zonas del cerebro entran en conflicto, y cuando procrastinamos gana el sistema límbico, porque escogemos el placer por encima de la planificación, en este caso del deber que no nos genera placer.

Por esto, recompensarnos cuando cumplimos con nuestro plan de trabajo es una buena forma de generarnos placer y que el cerebro entienda que está bien y no es un castigo. Por ejemplo, si acabaste una tarea larga, tómate un descanso, esa puede ser tu recompensa, levántate por un helado o por un postre.

Prográmate y descansa

Cuando haces tú lista de las tareas pendientes y armas tu cronograma de trabajo. Asegúrate de poner tiempo para tu descanso, es importantísimo para evitar la procrastinación. De acuerdo con el día puedes agendar varios descansos cortos de 10 a 15 minutos o dos descansos al día de 30 minutos. Depende del orden del día que tengas.

Por ejemplo, si tienes tareas cortas y rápidas lo ideal es tomar el descanso corto cuando acabes varias tareas. En cambio, si tienes una tarea larga, que por ejemplo te tome todo el día, lo ideal es que la fragmentes o separes y tomes, ya sea descansos cortos entre cada fragmento o un descanso largo cuando vayas por la mitad de la tarea.

Impacto de la procrastinación en el ámbito laboral

La procrastinación en el trabajo no solo afecta la productividad personal. También puede tener repercusiones significativas en el desempeño laboral, las relaciones con los compañeros de trabajo y el avance profesional.

Desempeño laboral

La procrastinación puede llevar a un bajo desempeño laboral por varias razones. Primero, retrasar tareas importantes puede resultar en una acumulación de trabajo que se convierte en una carga abrumadora. Esto puede provocar errores, trabajo apresurado y una disminución en la calidad del trabajo final. Un estudio de la Universidad de Carolina del Norte reveló que los empleados que procrastinan tienden a entregar proyectos con menor calidad y precisión en comparación con aquellos que cumplen con los plazos establecidos.

Ejemplo: imagina a un empleado de marketing que pospone la creación de una campaña publicitaria crucial. Al final, debe apresurarse para completar el trabajo, lo que resulta en una campaña con errores y un impacto negativo en la percepción de la marca. Este tipo de procrastinación puede llevar a revisiones y retrabajos costosos, afectando el rendimiento general del equipo y la empresa.

Relaciones con los compañeros de trabajo

La procrastinación puede tener un efecto domino en las relaciones laborales. Si un empleado retrasa sus tareas, puede afectar el trabajo de otros miembros del equipo que dependen de sus aportaciones. Esto puede generar frustración, conflictos y una disminución en la moral del equipo. Un estudio publicado en el Journal of Applied Psychology encontró que la procrastinación de un miembro del equipo puede causar resentimiento y tensiones en las relaciones laborales, ya que otros deben asumir la carga adicional.

Ejemplo: en un proyecto colaborativo, un miembro del equipo que procrastina puede retrasar la entrega de su parte del trabajo. Esto puede impedir que otros miembros del equipo avancen con sus tareas y cumplir con el plazo global del proyecto. La frustración acumulada puede llevar a conflictos entre colegas y una atmósfera de trabajo menos colaborativa.

Avance profesional

La procrastinación puede también impactar el avance profesional de un individuo. Los empleados que consistentemente postergan tareas importantes pueden ser percibidos como poco confiables o desmotivados. Esta percepción puede limitar sus oportunidades de promoción y desarrollo profesional. Según un estudio realizado por la Universidad de Virginia, los empleados que muestran hábitos de procrastinación tienen menos probabilidades de recibir promociones y aumentos salariales debido a su desempeño inconsistente.

Ejemplo: considera a un empleado que continuamente pospone la preparación de informes necesarios para una evaluación de desempeño. A medida que la procrastinación se vuelve evidente, los supervisores pueden cuestionar su compromiso y habilidades. Esto podría resultar en la pérdida de oportunidades para ascensos o proyectos importantes.

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