Temas libres: administración de insulina

Introducción

La Diabetes Mellitus es la más común de las enfermedades metabólicas en los seres humanos, caracterizada por la alteración en la producción y/o acción de la hormona insulina. Una de sus complicaciones es la cetoacidosis y a largo plazo puede afectar los ojos, riñones, nervios y vasos sanguíneos.(1-3)

La diabetes es reconocida como un problema de salud pública importante, pues incrementa el riesgo de muerte prematura, particularmente porque está asociada a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares; las personas que presentan diabetes tienen además un mayor riesgo de padecer ceguera, insuficiencia renal y amputaciones de miembros inferiores.(4)

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En el mundo hay 140 millones de personas diabéticas, de ellas, 80% padecen la forma más frecuente, conocida como diabetes tipo II.(5) El número de personas que padecen diabetes en las Américas fue estimado en 35 millones en 2000, de estos 19 millones (54%) vivían en América Latina y el Caribe.(6) Más aún, las proyecciones indican que en 2025 la cantidad de personas que padecerán de diabetes en las Américas ascenderá a 64 millones, de las cuales 40 millones (62%) corresponderán a América Latina y el Caribe.(4)

En la diabetes se presenta un déficit parcial o total de insulina, caracterizado por signos clínicos tales como poliuria, polidipsia y pérdida de peso y desde el punto de vista analítico por hiperglucemia y glucosuria.(2,7) Varios procesos patogénicos están involucrados en el desarrollo de la diabetes. Estos incluyen la destrucción autoinmune de las células beta del páncreas y las anormalidades que resultan de la resistencia a la acción de la insulina. Ambas pueden coexistir en un mismo paciente.

Existen dos tipos clínicos de diabetes:

La diabetes tipo I que aparece con mayor frecuencia durante la infancia o la adolescencia, y la tipo II que representa alrededor del 90% de todos los casos de diabetes y aparece con mayor frecuencia después de los 40 años. En el tipo I existe un déficit real de insulina que resulta de la destrucción de las células ß de los islotes mediada inmunológicamente, ya que se presentan autoanticuerpos contra los islotes y contra la insulina. Además existe asociación con elementos genéticos.

En la diabetes tipo I es necesaria la administración de insulina como terapia única. En la diabetes tipo II, el defecto parece ser una resistencia a la acción de la insulina en los receptores, acompañado de cierto grado de disminución en la secreción pancreática de insulina, pudiendo predominar cualquiera de los dos estados.

Además en estos pacientes la etiología no está bien definida, no hay factores inmunes, pero se presenta una serie de factores de riesgo como obesidad, antecedentes familiares, inactividad física, malos hábitos alimenticios, y se presentan niveles de insulina elevados o normales, pero insuficientes para los niveles de glucosa.(1,2.8,9) La administración de insulina en estos pacientes se requiere cuando los hipoglicemiantes orales no pueden controlar la glicemia.

Además de la diabetes tipo I y tipo II, existe la diabetes gestacional, y las ocasionadas por enfermedades del páncreas exocrino, endocrinopatías, la inducida por medicamentos o químicos, por infecciones, entre otros.

Objetivos

1. Identificar las características de los diferentes tipos de insulina
2. Identificar las actividades de enfermería relacionadas con el manejo de la persona diabética, principalmente la insulinoterapia
3. Establecer normas para la administración segura de la insulina.

Definición de insulina

La insulina es una hormona sintetizada en las células ß de los islotes de Langerhans, que constituyen la porción endocrina del páncreas. Las células ß la segregan en pulsos cada 1 a 2 horas. Durante el ayuno, la tasa de secreción basal es constante, aproximadamente de una unidad/hora. Después de comer se produce un incremento de 5 a 10 veces para compensar la carga adicional de glucosa. Dado que la insulina tiene una vida media de alrededor de 5 minutos, el cuerpo puede mantener unas concentraciones normales de glucosa en sangre.(10,11)

Al actuar sobre receptores celulares específicos, la insulina interviene principalmente en el metabolismo de la glucosa, pero también en el metabolismo de las proteínas y de las grasas.(12,13) La insulina aumenta el consumo de glucosa y favorece la síntesis de glucógeno, por lo cual cuando se produce un déficit de insulina se origina la diabetes y es necesario la administración de insulina exógena.

Origen de la insulina

Las insulinas pueden ser de procedencia animal (porcina o bovina) y de procedencia humana (humana semisintética y humana recombinante). Actualmente las más usadas son las de origen humano ya que además de ser absorbidas más rápidamente, causan menos reacciones alérgicas.(14-17)

Tipos de insulina

Existen diversos preparados de insulina los cuales varían de acuerdo con el inicio de acción, periodo necesario para el efecto máximo y duración de la acción. De esta manera estos productos se clasifican en tres grupos:

1) insulina de corta y rápida acción,
2) insulina de acción intermedia
3) insulina de acción prolongada.

Para propósitos terapéuticos, las dosis y concentraciones de insulina son expresadas en unidades (U). Casi todas las preparaciones comercializadas en soluciones se encuentran a una concentración de 100 U/ml, lo que es alrededor de 3,6 mg de insulina por mililitro (0,6 mM). Los viales de insulina tienen un volumen de 10 ml.(11,15)

1. Insulinas de acción rápida:

Pertenecen la insulina regular (también llamada normal o soluble) y la Lispro. Habitualmente se inyectan por vía subcutánea, pero son las únicas que se pueden inyectar, cuando es necesario, por vía endovenosa, logrando un efecto prácticamente inmediato y también pueden aplicarse vía intramuscular.

La insulina regular es insulina natural, su efecto sólo dura 6 – 8 horas y su aspecto es claro y transparente. La insulina Lispro también es transparente y se diferencia de la regular en que su comienzo de acción es más rá-pido y su efecto dura algo menos (tabla 1).

Tipos de Insulinas

2. Insulinas de acción intermedia:

Modificadas artificialmente con la finalidad de prolongar su absorción y, por lo tanto, su tiempo de acción. Son de aspecto lechoso y se administran únicamente por vía subcutánea, nunca por vía IV.

Las dos preparaciones usadas con mayor frecuencia son la insulina isofano o NPH (Neutra-Protamina- Hagedorn) y la insulina lenta o insulina en suspensión de zinc. La NPH es una suspensión de insulina en un complejo de Zinc y protamina en un buffer fosfato. La insulina lenta es una mezcla de insulina cristalizada (ultralenta) y amorfa (semilenta) en un buffer de acetato.(11,15)

3. Insulinas de acción prolongada:

Dentro de este grupo se encuentra la insulina ultralenta (suspensión insulina zinc extendida), la cual tiene un comienzo y pico de acción muy lento. Se emplean muy poco.(15)

Recientemente se introdujo la insulina Glargina, análogo de larga acción cuya estructura induce su precipitación y enlentece su absorción, lo cual permite niveles basales y constantes de insulina por un periodo de 24 horas con el fin de imitar la secreción normal de insulina por el páncreas. Es transparente y acuosa.

Vías de administración de insulina

La administración de insulina es el tratamiento para los pacientes con DM tipo I, tipo II que no tienen un adecuado control con hipoglicemiantes orales y/o dieta, para los pacientes con diabetes post pancreatectomía y diabetes gestacional.(1,2,15) Por lo general se inyecta por vía sub cutánea (SC), ya que este tejido la absorbe de forma gradual.

También puede administrarse por vía IV en condiciones agudas como la cetoacidosis diabética, hiperglicemia, síndrome hiperglucémico hiperosmolar no cetósico, estadios infecciosos graves y en el manejo perioperatorio de algunos pacientes diabéticos tipo II.(10,15,17) Las inyecciones intramusculares (IM) se utilizan excepcionalmente, ya que son dolorosas y la insulina se absorbe más rápidamente.

Johanna Piraban Ballesteros*
* Enfermera. Pontificia Universidad Javeriana
johanna.piraban@javeriana.edu.co

Preguntas frecuentes

¿Cuál es la insulina rápida y la insulina lenta?

Insulina rápida

La insulina rápida, también conocida como insulina de acción rápida o insulina de corta duración, es un tipo de insulina diseñada para imitar la respuesta natural del cuerpo a la glucosa después de una comida. Se caracteriza por su rápida absorción, inicio de acción y corta duración. Aquí tienes algunos puntos clave sobre la insulina rápida:

Inicio de acción rápido: la insulina rápida comienza a actuar muy rápidamente después de la administración, generalmente dentro de los 15 minutos posteriores a la inyección.

Pico de acción: alcanza su punto máximo de actividad entre los 30 minutos y las 3 horas posteriores a la inyección. Este pico puede variar dependiendo del tipo específico de insulina rápida.

Duración corta: la insulina rápida tiene una duración relativamente corta en comparación con otros tipos de insulina, por lo general de 3 a 5 horas. Esto significa que su efecto en la reducción de los niveles de azúcar en la sangre es temporal y puede requerir dosis adicionales o complementarias según las necesidades.

Uso durante las comidas: se administra típicamente antes de las comidas para ayudar a controlar los niveles de glucosa en sangre después de comer. Su rápida acción se sincroniza con el aumento de azúcar en la sangre después de consumir alimentos, lo que ayuda a prevenir picos de glucosa excesivos.

Tipos comunes: algunos ejemplos de insulinas rápidas incluyen la insulina lispro, insulina aspart y la insulina glulisina. Estas formulaciones están diseñadas para ofrecer una rápida acción y son ampliamente utilizadas en el tratamiento de la diabetes tipo 1 y tipo 2.

Insulina lenta (basal)

La insulina lenta, también conocida como insulina basal, es un tipo de insulina de acción prolongada que proporciona un nivel basal o constante de insulina en el cuerpo durante un período extendido de tiempo, generalmente durante varias horas o incluso hasta un día completo. Aquí tienes más detalles sobre la insulina lenta:

Inicio de acción gradual: a diferencia de la insulina rápida, la insulina lenta tiene un inicio de acción más lento. Por lo general, comienza a funcionar aproximadamente una hora después de la administración y su actividad máxima puede extenderse hasta las 8 horas o más, dependiendo del tipo de insulina.

Sin pico pronunciado: a diferencia de la insulina rápida, que tiene un pico de actividad pronunciado, la insulina lenta está diseñada para proporcionar un flujo constante de insulina en el cuerpo sin un pico agudo. Esto ayuda a mantener los niveles de azúcar en sangre estables durante períodos más largos.

Duración prolongada: la insulina lenta tiene una duración prolongada que puede variar según el tipo de insulina utilizado. Algunas formulaciones de insulina basal pueden durar hasta 24 horas, lo que permite una cobertura constante de la insulina basal necesaria para mantener la glucemia en niveles adecuados durante todo el día.

Uso regular: se administra típicamente una vez al día, aunque algunas personas pueden requerir dosis divididas en dos inyecciones diarias para lograr un control óptimo de la glucosa en sangre. Es fundamental para mantener los niveles de azúcar en la sangre estables entre las comidas y durante la noche.

Tipos comunes: ejemplos de insulinas lentas incluyen la insulina glargina, insulina detemir y la insulina degludec. Estas formulaciones están diseñadas para proporcionar una liberación lenta y constante de insulina basal para satisfacer las necesidades metabólicas del cuerpo a lo largo del día.

¿Cómo se llaman las insulinas?

Las insulinas se clasifican en diferentes tipos según su velocidad de acción y duración. Estos, son algunos ejemplos de insulinas comunes:

1. Insulina rápida o de acción rápida:

  • Insulina lispro (por ejemplo, Humalog)
  • Insulina aspart (por ejemplo, NovoLog)
  • Insulina glulisina (por ejemplo, Apidra)

2. Insulina regular o de acción intermedia:

  • Insulina humana regular (por ejemplo, Humulin R, Novolin R)

3. Insulina lenta o de acción prolongada (basal):

  • Insulina glargina (por ejemplo, Lantus, Basaglar, Toujeo, Semglee)
  • Insulina detemir (por ejemplo, Levemir)
  • Insulina degludec (por ejemplo, Tresiba)

Estas son solo algunas de las insulinas más comunes disponibles en el mercado. Cada una tiene su propio perfil de acción y duración, lo que permite a los médicos y pacientes adaptar el tratamiento de la diabetes a las necesidades individuales de cada persona. Es importante seguir las recomendaciones de un médico o profesional de la salud para determinar el tipo y la dosis de insulina adecuados para cada situación.

Técnicas de inyección de insulina

Lavado de manos: antes de manipular cualquier equipo de inyección o tocar la piel, es fundamental lavarse las manos con agua y jabón para reducir el riesgo de infecciones.

Preparación del equipo: reúne todos los suministros necesarios, que incluyen: la pluma o jeringa de insulina, la aguja desechable, el alcohol o las toallitas con alcohol para limpiar la piel, y un recipiente para desechar los materiales usados de manera segura.

Elección del sitio de inyección: los sitios comunes de inyección incluyen el abdomen, los muslos, los brazos y los glúteos. Es importante rotar los sitios de inyección para prevenir la acumulación de grasa en un área específica (lipodistrofia) y garantizar una absorción adecuada de la insulina.

Preparación de la piel: limpia la piel en el área de inyección con alcohol o una toallita con alcohol. Esto ayuda a eliminar cualquier bacteria presente en la superficie de la piel y reduce el riesgo de infección.

Preparación de la insulina: si estás utilizando una pluma de insulina, asegúrate de ajustar la dosis correcta girando el dial hasta la cantidad prescrita por el médico. Si estás utilizando una jeringa y un vial de insulina, extrae la cantidad adecuada de insulina según las indicaciones médicas.

Extracción de aire: si estás utilizando una pluma de insulina, asegúrate de expulsar cualquier burbuja de aire presionando el émbolo hacia arriba hasta que aparezca una pequeña gota de insulina en la punta de la aguja.

Técnica de inyección:

Abdomen: puedes inyectarte en cualquier área del abdomen, excepto alrededor del ombligo. Toma un pliegue de piel entre el pulgar y el índice y administra la inyección en un ángulo de 45 a 90 grados.

Muslos: selecciona un área en el frente del muslo, aproximadamente a mano ancha de distancia de la rodilla y de la ingle. Administra la inyección en un ángulo de 45 a 90 grados.

Brazos: la parte posterior del brazo es un lugar adecuado para la inyección. Usa un ángulo de 90 grados para administrar la insulina.

Glúteos: el área superior y externa del glúteo es apropiada para la inyección. Administra la insulina en un ángulo de 90 grados.

Inserción de la aguja: inserta la aguja en la piel con un movimiento rápido y firme. Asegúrate de mantener una presión constante en el émbolo para administrar la insulina de manera uniforme.

Inyección de insulina: una vez que la aguja esté completamente insertada en la piel, empuja el émbolo con firmeza para administrar la insulina. Mantén la aguja en su lugar durante unos segundos después de inyectar para asegurarte de que toda la dosis se haya administrado correctamente.

Retirada de la aguja: retira la aguja con un movimiento rápido y suave. Aplica una ligera presión en el sitio de inyección con un algodón o una gasa estéril si es necesario para detener cualquier sangrado.

Eliminación segura de los materiales: desecha la aguja y cualquier material desechable en un contenedor adecuado para residuos biológicos. Asegúrate de seguir las regulaciones locales para la eliminación de materiales médicos desechables.

Rotación de sitios: es importante rotar los sitios de inyección para prevenir la acumulación de grasa en un área específica y garantizar una absorción adecuada de la insulina.

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