Irish Cob: Características y cuidados del caballo irlandés

El caballo Irish Cob es muy famoso por su belleza física, además de su gran fuerza, es un equino muy importante para la vida del campo en Irlanda. Es allí donde se cree que es su procedencia, aunque no ha sido comprobada.

En la historia se ha visto al Irish Cob como ayudante de los campesino o como caballo viajero. Esta raza es conocido también como: Traditional Cob, Coloured Cob, Gypsy Cob, y Tinker.

Características del Irish Cob

Este equino se caracteriza por tener un cuerpo musculoso y compacto, con pasos firmes y fuertes. Virtudes que le otorgan una gran resistencia a la hora de realizar actividades físicas esenciales, para las funciones en la agricultura y recorridos de gran distancia.

Puede llegar a medir entre 1.48 cm a 1.60 cm. Su pelaje largo y abundante es su principal atractivo. Se encuentra en su crim, (pelo largo y grueso que crece en el cuello de algunos mamíferos), en la cola y en las patas que van desde la cuartilla hasta el casco, también conocido como plumas o cernejas. Presenta una gran variedad de colores en su piel y en sus ojos, incluso puede llegar a estar presente dos colores diferentes en cada ojo.

Al hablar del Irish Cob se hace referencia a un caballo tranquilo y dócil. Es amable con las personas y se relaciona fácil con los niños. Le gusta compartir con equinos de su raza y con la gente que lo rodea. Son de fácil domesticación. Estas son las razones por las cuales se recomienda para personas principiantes en el cuidado de caballos.

Esta raza ya reconocida por la unión europea, cuenta con dos asociaciones: la Irish Cob Society Ltd y la Irish Cob Society Spain, que se encargan en proteger y conservar la raza.

Si está buscando un caballo para la vida del campo y la familia, el Irish Cob es el indicado ya que es una raza pensada para compartir con el hombre. Por su nobleza y fuerza física, además de su belleza y postura.

Cuidados que se Deben Tener con los Caballos

El descanso es muy importante, por lo que el caballo debe tener un lugar especial para su descanso, lo preferible es que en el estable donde duerma, tenga una cama de paja que es una opción económica, pero que puede provocarle afecciones respiratorias. Otra opción es ponerle una cama hecha con cáñamo o viruta de madera sin polvo.

Para refrescar el lugar, es ideal cambiar el material de la cama al menos una vez por semana, ventilar y mover la cama.

El caballo debe tener su bebedero y comedero limpio, al menos dos veces a la semana se deben limpiar. El estiércol se debe recoger varias veces al día, de lo contrario aumentan las posibilidades de que el cabello contraiga alguna enfermedad.

Los caballos necesitan tomar entre 25 y 55 litros de agua al día, aunque depende de su tamaño, peso y la actividad que tengan. En su dieta no debe faltar el heno, también se les puede suministrar para complementar grano, avena o pienso dulce.

Enfermedades en los Cascos de los Caballos

Los cascos son esa parte del cuerpo del caballo que más recibe trabajo, soportan el peso y reciben el impacto del golpe contra el suelo. Cualquier enfermedad que presente el cabello en sus casos debe ser atendido por un profesional.

Síndrome Navicular: puede aparecer por una herradura mal puesta, exceso de peso del caballo, malos recortes del casco, entre otros. Provoca una inflamación en el tejido que rodea al hueso navicular de la pata del caballo.

Candidiasis: aparece cuando una bacteria prolifera debido a condiciones de humedad en el ambiente y destruye los tejidos de los cascos y si no se trata a tiempo, puede llegar a pudrir completamente el casco.

Abscesos: causan cojera grave, heridas que penetran el casco y hematomas, si no se trata a tiempo. El tratamiento más adecuado es de uso tópico, se deben realizar vendajes, hacer curaciones directamente en los cascos con medicamentos de uso tópico y usar antiinflamatorios.

Laminitis: es una enfermedad terrible para el caballo, pues le genera mucho dolor y cojeras. En este caso, se debilitan las láminas que unen el hueso pedal al interior del casco. Ese debilitamiento hace que la unión del hueso con el casco se rompa.