La Mala Alimentación se dispara en la Adolescencia

Mala Alimentación se dispara en la Adolescencia

María Poveda

Ocho de cada diez adolescentes aglutina al menos dos comportamientos de riesgo con la comida o la actividad física que ponen en peligro su salud a largo plazo.

Los datos, que se publicarán en febrero en American Journal of Preventive Medicine, se extraen del análisis de una muestra de 878 adolescentes estadounidenses realizada por el español Álvaro Sánchez, de la Unidad de Investigación de Atención Primaria de Vizcaya, durante su año de trabajo en el Proyecto PACE, en San Diego (California), gracias a una beca del Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco. Los adolescentes estudiados formaban parte de un ensayo para valorar la eficacia de herramientas de consejo para la promoción de hábitos saludables.

“Un 80 por ciento de los participantes reúnen más de dos hábitos de riesgo para su salud futura, como no hacer ejercicio, no llevar una buena dieta o fumar; y sólo el 2 por ciento cumplían todas las recomendaciones de las guías actuales”, ha comentado Álvaro Sánchez.

El estudio constató además que conforme los niños cumplen años también suman factores de riesgo y, como consecuencia, acumulan papeletas para desarrollar obesidad. Otra evidencia comprobada es que la conducta y el ejemplo de los padres influye positivamente; es decir, que cuando los progenitores cumplían las recomendaciones establecidas para el consumo de frutas y verduras había más probabilidad de que sus hijos adolescentes también lo hicieran.

No obstante, Álvaro Sánchez matiza que al tratarse de un análisis transversal de los datos no permite inferir cuáles son las causas que los provocan, pero sí da pistas acerca de la realidad.

Las conclusiones mantienen algo ya conocido: los adolescentes deben ser un objetivo prioritario de las campañas de promoción de la salud, sobre todo teniendo en cuenta que el problema de la obesidad y el sobrepeso es cada vez mayor.

La cuestión que se plantea ahora es cómo abordarlo. En Estados Unidos, donde la forma de vida no favorece la actividad física, donde la alimentación no es ningún paradigma de la sana nutrición y donde el sistema de salud no universalizado complica el abordaje, el Proyecto PACE, en el que colaboró Álvaro Sánchez en San Diego, prueba diferentes herramientas (sobre todo basadas en internet) para intentar provocar cambios en estas conductas perjudiciales.

En este estudio con adolescentes, los participantes registraban sus hábitos alimenticios y de actividad física en la web, donde luego podían consultar cómo iba evolucionando y si cumplían unos objetivos. Como apoyo, unos educadores hacían un seguimiento telefónico para guiarles en su cambio de conducta.

La estrategia más parecida que se desarrolla en España la puso en marcha en 2003 la Unidad de Investigación de AP de Vizcaya con el proyecto Pepaf (Programa experimental de promoción de la actividad física) que evalúa la utilidad de una herramienta informática para que el médico de primaria aconseje y prescriba un plan de actividad física para cada paciente en la misma consulta (ver DM del 3-III-2004).

Cada vez menos verdura

Otro estudio que se publicará en el mismo número de American Journal of Preventive Medicine ha observado que los adolescentes comen hoy menos frutas y verduras que en 1999. Los niños de entre 10 y 15 años ingieren, como media, una ración de fruta y verdura menos al día que la que tomaban los adolescentes de hace ocho años. Los datos forman parte del proyecto EAT, que coordinan desde la Universidad de Minnesota.

Ambos estudios revelan que los esfuerzos actuales no son suficientes para promover una alimentación equilibrada.

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