Salud Oral y Lactancia Materna
“Porque cuando se alcanza la soledad del silencio, el alma siente tan fiero y apasionado apetito de sensación en que reposar, que una sensación dolorosa sería recibida con tanta ansia como una de placer”
(Mabel Collins)
El presente anexo tiene por objeto dar a conocer en forma sencilla qué es y cómo se desarrolla el reflejo de succión. Así como establecer pautas relacionadas con el manejo de la higiene y hábitos orales que se deben tener en cuenta desde el momento del nacimiento.
Reflejo de Succión
La succión es uno de los reflejos organizados con que nacen los mamíferos.
La especie humana la desarrolla y ejercita antes del nacimiento, siendo este el mecanismo previsto para prolongar la relación con la madre durante la gestación y manteniendo la finalidad más importante como es la consecución del alimento.
La succión normal se presenta en primer lugar adhiriendo los labios a la areola, sellándola completamente con la boca para crear el vacío y así obtener la leche. Tan pronto tiene la boca llena, la lengua sube y se apoya sobre el paladar para tragar produciendo una presión benéfica sobre la bóveda palatina que ayuda a su crecimiento y desarrollo sin producir deformación alguna.
Cuando el niño succiona el seno.
Ejercita los músculos de la masticación especialmente el orbicular de los labios, encargados de su formación y en general de los músculos de la cara.
El uso del biberón es una de las principales causas de mal – posiciones dentarias y malformaciones maxilares.
Cabe anotar que cuando se presenta succión del biberón, el chupo por ser alargado y duro produce desplazamiento de los labios hacia fuera y aprisiona la lengua hacia la base de la boca en tal forma que al tragar no puede subirla hacia el paladar, sino que la proyecta hacia adelante.
El bebé se acostumbra a tomar el biberón boca arriba con todo el peso sobre sus labios, viéndose obligado a tragar apresuradamente el líquido por un agujero más grande de lo normal. Como resultado de esto, los músculos y huesos de la cara no se desarrollan normalmente, presentando estos niños un rasgo peculiar llamado “boca de biberón”. Se caracterizada porque al momento de ajuste de los dientes y el cierre de los labios, estos no sellan completamente permaneciendo ligeramente abiertos.
El paladar toma forma alta y estrecha, características importante de las anomalías de alineación dental, además de los problemas estéticos y las dificultades fonéticas y funcionales que acompañan estas deformaciones. Los niños que hasta edades avanzadas utilizan biberón, generalmente son respiradores bucales y presentan vestíbulo – versiones de dientes antero – superiores, mordidas abiertas anteriores, resequedad en la mucosas, etc. Estos problemas no se presentan en niños que no utilizan el biberón, confirmando de esta manera su influencia en las deformaciones dentales y maxilares. (Lea También: Trabajo Social y Lactancia Materna)
Higiene Oral y Hábitos Orales
Existen pautas fundamentales en relación a los hábitos e higiene oral que se deben tener en cuenta desde el nacimiento del niño:
Aproximadamente a los seis meses de edad se inicia la erupción de los incisivos inferiores.
Con la salida del primer diente se debe iniciar la utilización del cepillo que debe cumplir requisito como:
- Cerdas blandas.
- Cabeza pequeña.
- Bordes redondeados.
- La higiene se realizará mínimo dos veces al día después de las comidas, utilizando el cepillo seco sin ningún tipo de crema dental, porque su sabor picante puede producir desagrado al niño. El cepillado más importante debe ser el de la noche, pues durante ella disminuye el fluido salivar facilitando así la mayor adherencia del alimento a la superficie dentaria e iniciándose rápidamente el proceso de descalcificación del diente.
- Una de las patologías más frecuentes a esta edad es la llamada “Caries del biberón” característica del niño que permanece día y noche con el biberón en la boca. De los procesos cariosos es el más agresivo, avanza rápidamente iniciando la destrucción con los incisivos superiores.
- Un adulto debe realizar las medidas higiénicas a medida que se presenta la erupción dental, pues el niño puede jugar con el cepillo e introducirlo en su boca. La habilidad para realizar un buen cepillado se adquiere entre los 7 y 9 años de edad.
Como los niños tienden a realizar las actividades que los padres practican, es importante que los hábitos de higiene se realicen en familia.
Respecto a la técnica de cepillado se debe tener en cuenta:
- Siempre tener un orden en el cepillado.
- Recordar la curvatura de los arcos, pues uno de los sitios de mayores fallas se presentan a nivel de los caninos.
- Colocar una pequeña cantidad de crema dental, solo si es agradable al niño.
- Evaluar el esparcimiento entre incisivos y molares. En presencia de apichamiento se debe iniciar la utilización de seda dental a temprana edad con el objeto de lograr una adecuada limpieza de las superficies interproximales.
- Determinar la mejoro posición para el cepillado. Una de las formas recomendadas es acostar al niño o colocarlo sobre las piernas de dos personas sentadas una frente a la otra, una de ellas sostiene las piernas y la otra sostiene la cabeza y realiza la higiene. Esta posición facilita la adecuada visualización de los arcos dentales y permite estabilizar la cabeza del niño.
- Como ayuda para evaluar la forma del cepillado es conveniente la utilización de SUSTANCIAS REVELADORAS que permiten determinar los sitios de acúmulos de placa bacteriana.
- Otro de los puntos importantes a tratar en este grupo de edad es el de la utilización de chupos que causan alteraciones en el crecimiento y desarrollo dentofacial, si son utilizados con mucha frecuencia e intensidad.
Dentro de las características más comunes se encuentran la mordida abierta anterior por vestibulación de los dientes anteriores superiores, detención del desarrollo mandibular, tendencia al crecimiento vertical y alteración en las funciones de succión y deglución.
Todos estos cambios se hacen evidentes cuando el hábito persiste después de los dos años. La severidad de la alteración dependerá de la susceptibilidad individual.
Las visitas periódicas al odontopediatra deben iniciarse a temprana edad, este profesional se encargará de orientar a los padres acerca de todas las medidas de higiene oral, diagnosticará tempranamente cualquier patología presente y permitirá que su hijo desde pequeño inicie un proceso de adaptación y familiarización a la CONSULTA ONTOLÓGICA.
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