El Opio y sus Alcaloides, ya sean Naturales, Sintéticos o Semisintéticos
Agentes no Narcóticos
A estos se agrega el Alcohol que sin ser una droga o fármaco, su ingestión continúa o afición, llega a producir alteraciones en las funciones corporales y psíquicas de los individuos, con gran repercusión en el comportamiento social y familiar de ellos.
Alcaloides totales del opio
Fenantrenos % Opio
Morfina……………………………. 10
Codeina……………………………. 5
Tebaina……………………………. 2
Bencilisoquinolinas
Papaverina………………………… 1
Noscapina…………………………. 6
Derivados semisintéticos de la Morfina
Heroína
Hidromorfina (Dilaudid)
Nalorfina (Nalline)
Compuestos sintéticos Morfinicos
Levorfanol (Levo-Dromoran)
Levalorfan (Lorfan)
Metadonas (Dolophine)
Dextropropoxifeno (Darvon)
0 Meperidina
(Demerol)
Piperidinas Alfaprodina
Agentes no narcóticos
Marihuana Anfetaminas Cocaína (Bazuco) Barbiturícos
Metacuolonas Meprobamatos
Benzodiacepinas
Cola y otros disolventes volátiles
(Tolueno – Bezenos – Xilenos – Aceites para pinturas)
Alucinógenos
LDS (Dietilamida del ácido Liser-gico-Cornezuelo de Centeno)
Peyote
Mescalina (Lophopho williams)
Psilocibina (Psilocybe mexicana)
Cohoba (Tabaco en polvo)
Olioliuqui
Se les puede catalogar en dos grandes grupos de acuerdo a su acción sobre el Sistema Nervioso Central (SNC):
1. Depresores. Como el alcohol, las benzodiazepinas, el valium, los barbitúricos como el seconal y opiáceos como la heroína.
2. Estimulantes. Como la nicotina, cocaína y sus derivados (Basuco), anfetaminas (éxtasis), alucinógenos y marihuana, aunque esta sustancia es considerada mixta.
La anterior clasificación tiene un valor didáctico para los efectos y consecuencias finales del consumo prolongado de ellas; hay distintas sustancias cuyos efectos son muy diversos ya que dependen de un complejo conjunto de circunstancias entre las que se cuenta las características de la droga y el contexto social del consumidor.
Otra clasificación los situa en los siguientes grupos:
1. Opio y sus alcaloides ya sean naturales, sintéticos o semisintéticos.
2. Agentes no narcóticos. A estos se agrega el alcohol.
Sobre la conducta sexual15, influyen toda una serie de factores sociales y culturales y sabemos como los fármacos varían en su manera de obrar de una persona a otras y sus efectos dependen en la mayoría de los casos, a las diferentes expectativas con que se usen, ya sea para liberar las tensiones sexuales o si se usan en mágicas pociones que faciliten en su grado la gratificación sexual. De tal manera, que las necesidades, los deseos, las expectativas y el grado cultural de quien las usa, condiciona los efectos específicos de cada droga.
De acuerdo a lo anterior5, para algunas personas, encuentras estimulantes los sedantes y reaccionan de manera opuesta a lo esperado desde un punto de vista farmacológico. Paradójicamente, algunas personas sienten aumentar sus deseos y sus impulsos sexuales, con fármacos depresores como del tipo de los barbitúricos; en otras, ven que su vida sexual se inhibe por completo.
El LSD5, en unas, aumenta su rendimiento sexual, en tanto que en otras, pierden completamente sus capacidades sexuales tras un consumo prolongado de ella y sólo la recuperan al cabo de los años de haberla suspendido. “Me recliné y me sumergí en un delirio bastante agradable, caracterizados por fantasías desorbitantes”, describía el doctor Albert Hofmann, del Departamento de Química de los Laboratorios Sandoz, de Basilea, Suiza, después de que accidentalmente, ingirió una dosis que se tenía por insignificante (0.025 gr) de un derivado del conrnezuelo de centeno: la Dietelamida del Acido Lisérgico. En dicho laboratorio, esta droga recibió el nombre de LSD-25, porque era el vigesimoquinto compuesto de la serie sintetizada a partir de 1938, fecha en que los doctores Hofmann y Stoll descubrieron esta sustancia26.
La Heroína7, deprime el deseo y la capacitación a las respuestas sexuales; muchos fumadores de opio, han recurrido a la morfina y sobre todo a la heroína, para poderla utilizar en polvos y en solución y han desalojado de los mercados clandestinos al Opio, convirtiéndose en la más tiránica y grave de las toxicomanías.
Con relación a la heroína y su acción en la esfera sexual, desde tiempos inmemoriales, se sabe de su influencia en la actividad sexual. Lo que algunos autores llaman el “orgasmo psicogénico” no es más que, una sensación subjetiva de la hipertrofia del yo, con un deseo apreciable de las sensaciones libidinosas; además, la búsqueda diaria del dinero para su adquisición o compra (es una droga muy costosa), indudablemente reduce el interés por las actividades sexuales.
Entre las sustancias capaces de alterar las funciones psíquicas32, ninguna tiene una historia más larga y curiosa que la derivada del cáñamo de la India o cáñamo de la China, planta a la que Linneo, el eminente botánico del Siglo XVIII, llamó Canabis sativa. Una antigua crónica india atribuye al cáñamo un carácter sagrado y señala, que con el fin de profundizar el concepto de eternidad, los yoguis bebían grandes cantidades de un licor obtenido de ésta planta y que hoy se conoce con el nombre de “Bhang” y en el mismo escrito se hacía la siguiente admonición “prohibir o simplemente restringir con severidad el uso de una planta tan sagrada y plena de virtudes como es el cáñamo, ocasiona infinitos sufrimientos y molestias, así como para muchos de nuestros venerados ascetas, una profunda irritación” y los escritores chinos parecen haber abrigado una actitud ambivalente hacia la droga: mientras algunos la ensalzan como “fuente de delicias”, otros la califican de “liberadora de pecados”.
Cerebro sexual
Desde que el niño nace, su sexualidad va desarrollándose en íntima relación con el contexto y entorno en que vive. En la última semana del período prenatal o en los inmediatamente posteriores al nacimiento, el cerebro (especialmente en lo que se refiere al eje hipotálamo e hipofisiario) se diferencian sexualmente de forma que quedará programado, para regular los ciclos menstruales en la mujer o la ausencia de ellos en el hombre5.
Esta sexualización del cerebro, en hombre y mujer, sigue la misma ley que los procesos anteriores. Es necesaria una acción de los andrógenos para que se de una sexualización masculina; la diferenciación femenina no se da simplemente en ausencia de aquellos.
En la niñez hay que inculcarles una idea limpia de los prejuicios sociales que tanto caracterizan al mundo de los adultos, lo cual sin duda le facilitará la adopción de una actitud positiva hacia su futura sexualidad.
Las principales diferencias estructurales5 observadas entre el cerebro masculino y el femenino son:
El núcleo hipotalámico del área preóptica media es un promedio 2.5 cms más grande en el hombre que en la mujer.
Este núcleo es responsable del comportamiento sexual masculino típico. Contiene células más sensibles a los andrógenos (hormonas masculinas) que cualquier otra parte del cerebro.
Algunos estudios5 han encontrado en las mujeres, una correlación entre el comportamiento “decidido” (típicamente masculino) y marcadamente heterosexual, las mamas más pequeñas, la voz grave, el acné y el hirtusismo. Estas características físicas indican en general, niveles anormalmente altos de andrógenos y es posible que el comportamiento de las mujeres sea causado porque sus hormonas estimulan el área preóptica media del núcleo hipotálamo.
Cuerpo Calloso. Es una banda de tejidos a través de la cual se comunican los dos hemisferios cerebrales. Es comparativamente más grande en las mujeres que en los hombres. También es más grande la comisura anterior, que conecta solamente las áreas inconscientes de los dos hemisferios.
Esto podría explicar por qué las mujeres parecen más conscientes de sus propias emociones y las de las otras personas, que los hombres.
El hemisferio derecho5, el más sensible emocionalmente, le puede pasar más información al izquierdo, es más analítico y con más talento lingüístico. También podría ser que el cuerpo calloso permitiera que las emociones fueran incorporadas más fácilmente a los procesos del habla y del pensamiento. Las mujeres también tienen más tejidos en la masa intermedia que conecta las dos mitades del tálamo.
Los hombres pierden más tejido cerebral durante el proceso de envejecimiento que las mujeres5; los hombres son más propensos particularmente a perder más tejido cerebral en los lóbulos frontales y temporales. Estas áreas tienen que ver con el pensamiento y los sentimientos. La pérdida del tejido en ellas, puede causar irritabilidad y otros cambios de personalidad.
Las mujeres tienden a perder tejidos en el hipocampo y en las áreas parietales. Esto tiene que ver sobretodo con la memoria y las habilidades viso-espaciales; de manera que es posible que las mujeres tengan más dificultades que los hombres para recordar cosas y para orientarse a medida que envejecen.
Los estudios en esta materia enseñan que los hombres y las mujeres usan su cerebro de manera distinta. Cuando llevan a cabo tareas mentales complejas, las mujeres tienden a hacer uso de los dos lados del cerebro, mientras que los hombres usan el lado más adecuado para ello.
Esto sugiere que en cierto sentido las mujeres tienen mayor amplitud de visión de la vida, como por ejemplo, considerar más aspectos del panorama general al tomar una decisión; en cambio los hombres se centran más en un aspecto. Las partes típicas de las respuestas sexuales masculinas o femeninas surgen desde las distintas partes del hipotálamo.
El área preóptica media orienta el impulso sexual hacia la hembra. Desde aquí se mandan las señales a la corteza produciendo excitación sexual consciente y desde allí sale una señal hacia el pene, con lo cual se inicia y produce la erección.
El comportamiento sexual típico femenino es impulsado por el núcleo ventromedial del tálamo. Cuando se estimula el núcleo en un contexto sexual, se favorece la posición de lordosis en la columna vertebral, con la consecuente exhibición de los genitales. Esta posición aparece en los animales como señal de sumisión.
El desarrollo de la sexualidad humana están involucrados elementos neurológicos y endocrinos. Estos dos aspectos fijan en la mente la conducta sexual del individuo.
Estudios de Becheterew (1909) hacen referencia a la erección de animales como el perro por estimulación eléctrica del tálamo óptimo en su núcleo anterior. MacLean (1970) hace una exploración sistemática del cerebro anterior, donde se localizan las estructuras cerebrales que tienen que ver con la conducta sexual.
En el desarrollo de la sexualidad humana4, están involucrados elementos neurológicos y endocrinos y estos dos aspectos , fijan su meta en la conducta sexual del individuo. Ultimamente se ha investigado acerca de las estructuras cerebrales específicas que entran en el origen de la erección y en la lubricación vaginal, llamada lubrierección1, por el sexólogo Dr. Alonso Acuña, en su obra: “Sexo y Edad”.
Para hablar de las sustancias psicoactivas, su clasificación, sus características y principales efectos en el cuerpo humano, es necesario remontarnos brevemente al funcionamiento del Sistema Nervioso Central (SNC).
El SNC, está encargado de las llamadas funciones mentales superiores, es decir, la conciencia, la memoria, el lenguaje y el pensamiento; por esto es el responsable en cierta forma de la vida en sociedad.
Su adecuado funcionamiento es tarea de unas células llamadas neuronas y de las interconexiones entre ellas por medio de la sinápsis.
Las neuronas poseen las mismas características de las otras células del cuerpo humano5, pero hay algo especial en ellas que las diferencia, ya que poseen “una larga cola” o axón en la que encontramos varias ramificaciones o dendritas que están en íntimo contacto con los axones y dentritas de las otra neuronas (sinapsis). Gracias a esa interconexión funciona nuestro cerebro.
Para que la información enviada a través de dichas ramificaciones pueda ser leída o interpretada por nuestro cuerpo, es necesaria la presencia de unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores, que están depositados en pequeñas “bolsitas” ubicadas en las terminaciones de los axones y dendritas.
Estas sustancias que son liberadas en el momento de la unión entre dos neuronas (sinapsis) son las que realmente hacen posible la transmisión del mensaje. Todas las sustancias psicoactivas actúan sobre los neurotransmisores modificando y alterando su funcionamiento natural.
En estudios conductistas22, Goode observó que de 389 universitarios que consumían marihuana, el 72% habían tenido relaciones sexuales, mientras que el 66% de las 150 estudiantes que no la habían utilizado, resultaron vírgenes. En otros estudios se ha llegado a la conclusión, que el uso de esta droga, tiene relación con el número de compañeros sexuales como también, la frecuencia en la actividad sexual y con la satisfacciones obtenidas en dicha relación.
De los estudios realizados en el MASTER & JHONSON INSTITUTE27 sobre los efectos de la marihuana en la sexualidad de 800 varones y 500 mujeres, en edades comprendidas entre los 18 y 30 años, la mayoría de varones (el 83%) y las mujeres (el 81%), indicaron que la marihuana aumentaba el placer de la actividad sexual. Sin embargo, las respuestas a cuestiones específicas sobre el modo en que se presentaba ese efecto, fueron muy reveladoras a otros factores.
Así, la mayor parte de los varones negaron que la marihuana aumentara el deseo sexual e hiciera más firme y duradera las erecciones, que facilitara la consecución y el mantenimiento de ella y tuvieran un mayor control sobre la eyaculaciones y les aumentara la intensidad de los orgasmos. De manera similar en las mujeres, afirmaron, que la marihuana no les aumentaba el interés por la actividad sexual, (líbido) ni incrementara la excitación o la intensidad de los orgasmos ni tampoco les permitieron ser multiorgásmicas. Ellos, tanto hombres como mujeres, decían que el efecto potencial de la marihuana sobre la actividad sexual obedecía a otros factores, como era un aumento en el sentido del tacto o a una mayor relajación física y mental y a una mejor “sintonización” o acople con el compañero. La mayoría eran de la opinión, que si su parejo no estaba en la “onda” y al mismo nivel, el efecto no era placentero y carecía de sincronización en muchos casos, en lograr resultados favorecedores de la actividad sexual. Otra conclusión de éste estudio, es que el 10% del grupo control de varones que nunca habían usado la marihuana con los que la utilizaban 1 a 2 veces por semana, éstos experimentaban trastornos de la potencia sexual y una quinta parte de los fumadores, eran impotentes. En las mujeres no se observaron disfunciones sexuales.
En conclusión, lo que queda claro de lo anterior, es que la marihuana16,18, es una droga que indudablemente aumentara la capacidad de sugestión, que produce una alteración en la percepción del tiempo y en las sensaciones táctiles, aunque tales cambios no correspondan a la realidad. Así, el fumador de marihuana, cree tener un efecto favorable con la droga en su actividad sexual, cuando en realidad, ésta parece sufrir un deterioro. En cuanto a que la marihuana relaja las inhibiciones y elimina los posibles frenos de la conducta sexual, es discutible, ya que dichas personas se encuentran muy ansiosas; y no olvidemos que la marihuana produce además somnolencia y éste no es el estado ideal para llevar a cabo una actividad sexual.
La drogadicción, es pues, una forma de conducta empeñada principalmente en estimular los receptores membrados de las células nerviosas tanto del SNC, como del periférico con medios químicos, viene a constituir una especie biofísica neurológica.
En el clásico tratado de Bechterew (1909)25, donde se hace referencia al hallazgo de Pusseps, respecto a la erección del perro por estimulación eléctrica del tálamo óptico en su núcleo anterior, hasta los trabajos de MacLean (1970) donde se hace una exploración sistemática del cerebro anterior, es el lugar donde se localizan las estructuras cerebrales que tienen que ver con la conducta sexual.
Son tan interesantes los trabajos de MacLean25, en 1973, que su experimentación animal ha proporcionado un conocimiento de las funciones cerebrales y no sólo aporta datos en las funciones sexuales, sino en lo que tiene que ver a las relaciones orogenitales y de la alimentación, la agresividad y de otras conductas animales y humanas.
Pero como siempre sucede, muchos autores se niegan a admitir que la observaciones conductuales y neurológicas traídas con experimentación del mundo animal, tengan importancia en relación a la conducta humana.
Según MacLean25, la evolución del cerebro humano, se apoya en tres líneas básicas que él denomina la Reptiliana, la Paleomamífera y la Neomamífera. En todos los mamíferos, la mayor parte del cortex cerebal filogenicamente considerado, contiene una amplia Circunvolución, que Broca en 1878, llamó el Gran Lóbulo Límbico, debido a que rodea el tronco cerebal. Mac Lean, en 1952 lo llamó el Sistema Límbico, como un modo de llamar el Cortex Límbico y las estructuras cerebrales conectadas previamente con él. Estas estructuras anatómicas, funcionalmente representan una herencia paleomamífera y últimamente se han encontrado pruebas que el sistema límbico comparte las informaciones, en términos emocionales, que guían la conducta relacionada no sólo a la alimentación, a la lucha, a la autoprotección sino también a las sexuales.
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