Editorial: No Podemos ser Inferiores al Reto volumen 40 No. 3

¡No más Niños discapacitados por esta causa!

De acuerdo con el estudio adelantado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la carga de la enfermedad del Síndrome de Rubéola Congénita (SRC) en los países en vías de desarrollo puede oscilar entre 0,6 y 1,7 por cada 1.000 nacidos vivos, sin incluir los casos de abortos espontáneos ni de otras malformaciones menores que no son diagnosticadas en el momento del nacimiento.

Por otro lado, son bien conocidas por todos las graves consecuencias de este síndrome cuya triada clásica incluye catarata (bilateral en el 50% de los casos), sordera central y cardiopatía, secuelas éstas que generan un alto riesgo de morbilidad peri y neonatal y que además generan una muy deficiente calidad de vida, tanto para el recién nacido como para sus padres y familiares.

Según análisis económicos realizados en Estados Unidos el costo del manejo de un recién nacido afectado por el SRC puede oscilar alrededor de un millón de dólares, lo que vendría a agravar la situación en los países en vía de desarrollo por las dificultades para incurrir en estos gastos, dada la diferencia en el ingreso de unos y otros.

Por otra parte, y tal como se mencionó en el manifiesto emanado de la última reunión del Comité Nacional de Prácticas de Inmunizaciones en el cual nuestra Sociedad está ampliamente representada,

“Colombia se ha comprometido durante la 44ª sesión del Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud, con la eliminación de la rubéola y del Síndrome de Rubéola Congénita”. Para ello las autoridades sanitarias del país han adelantado durante los meses de agosto, septiembre y octubre una JORNADA NACIONAL DE VACUNACIÓN CONTRA EL SARAMPIÓN Y LA RUBÉOLA. La meta era alcanzar un volumen de personas entre 14 y 39 años de edad protegidos contra estas dos entidades y lograr con ello, dentro de las metas del tercer milenio, reducir la incidencia de estas patologías y, consecuentemente, la morbimortalidad perinatal y materna asociadas.

Estamos pues en el último mes de la campaña y en manos de los profesionales de la salud, por supuesto con los pediatras a la cabeza, está el que nuestros futuros pacientes no sufran de las secuelas de esta enfermedad y para ello debemos apoyar con entusiasmo y decisión todas las estrategias que conduzcan a cubrir no sólo al grupo de edad que nos compete directamente sino al resto de población incluido en grupo blanco de la campaña: hombres y mujeres entre 14 y 39 años, entre otras circunstancias, padres potenciales o reales de nuestros pacientes.

De 0 a 18 años, en programas permanentes de vacunación, de 14 a 39 años, en la actual jornada, pero todos deben estar cubiertos con los biológicos propuestos.

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