Características de los Aloinjetos de Hueso y Tejidos Blandos: Sida en Ortopedia (II)

Vale la pena analizar en forma independiente los aloinjertos de hueso y tejidos blandos utilizados en cirugías ortopédicas (Tabla 4). 42 aloinjertos fueron implantados en los pacientes que pudieron ser seguidos. En 35 de ellos se realizó la prueba para VIH, sólo 3 fueron positivos. El sólo hecho de retirar la médula ósea del aloinjerto -mediante escarificado del canal previo a la cirugía- o liofilizar el hueso o los tejidos blandos, o de tratarlos con Etanol impidió la transmisión de la enfermedad. Esto no quiere decir que el proceso de escarificar o de congelar y luego liofilizar los aloinjertos sea 1005 efectivo para eliminar el virus, pero es evidente que reduce sensiblemente la posibilidad de infección (46, 70).

TABLA 4*
CARACTERÍSTICAS DE LOS ALOINJETOS DE HUESO Y TEJIDOS BLANDOS Y DE
LOS RESULTADOS DEL TEST PARA VIH-1 EN LOS PACIENTES ORTOPÉDICOS

Tipo de Aloinjerto Forma de procesamiento No. Aloinjertos distribuidos No. recipientes identificados No. de pacientes a los que se les realizó el test para VIH VIH-1 Positivos
Hueso Congelado fresco 3 3 3 3
Hueso Congelado fresco, médula ósea evacuada 1 1 1 0
Hueso Liofilización e Etanol 38 30 25 0
Tejido Blando** Liofilización 4 3 3 0
Dura Madre Liofilización o radicación 6 5 3 0
TOTAL   52 42 35 3

* Modificación de Simonds, R. J y col. (70)
** Dos fragmentos de fascia lata, un tendón y un ligamento.

Más de 200.000 aloinjertos de hueso y tejidos blandos se ha realizado en los Estados Unidos desde 1982 (algunos incluso antes del screening rutinario para VIH), 4 casos de transmisión del VIH han sido reportados. A primera vista, se podría considerar que el riesgo de infección es de alrededor de 1 en 50.000, sin embargo, este número no representa una cifra realista pues actualmente se utilizan rutinariamente no sólo pruebas de detección de anticuerpos, sino pruebas de detección de antígenos, que ayudarán a prevenir casos como los del artículo de Simonds, en donde el donante se encontraba en el período de ventana. Además, los aloinjertos utilizados fueron aloinjertos frescos congelados únicamente; los aloinjertos procesados (sin médula ósea, congelados y liofilizados, tratados con Etanol o irradiados) no han sido causa hasta el momento de ningún caso de infección por VIH.

La posibilidad de que un paciente reciba un injerto de un donante VIH-Positivo que no fue reconocido durante el interrogatorio y/o durante los tests de laboratorio se ha calculado recientemente como de 1 en 1 millón(46).

La seriedad y tecnología con que cuentan los bancos de hueso son directamente proporcionales a la calidad y seguridad de los aloinjertos (46).

Transmisión por personas infectadas en el equipo de salud

Este punto es tal vez el menos estudiado. Sin embargo hay algunas publicaciones al respecto (49, 57, 62). Todas ellas coinciden en que el riesgo para un paciente de ser infectado por un Médico VIH positivo es muy bajo.

En una reciente edición del “Journal of the American Medical Association”, se publicaron varios artículos que coinciden en que la transmisión de médicos (incluyendo ortopedistas) u odontólogos infectados, a pacientes durante procedimientos invasivos es prácticamente nulo (25, 29, 60).

Esto no quiere decir que el riesgo sea inexistente; por el contrario debemos considerarlo como posible y por lo tanto tratar de mejorar nuestro entendimiento del problema (50).

En Ortopedia, podríamos aproximarnos a una cifra hipotética de riesgo utilizando los datos que conocemos.

Sabemos que en los E. U., el número promedio de cirugía por año que realiza un ortopedista corriente ha sido calculado en 342 (2). El número de pinchazos por cirujano por año ha sido calculado en 40(2) -si el cirujano no cambia la aguja o el elemento cortante que le produjo la herida, el número de pacientes que recibirá parte de la sangre u otros líquidos del cirujano será también de 40. La posibilidad de seroconversión con un solo pinchazo, cuando la persona está infectada con el VIH es de 0.42% (47). La rata de seroconversión anual para los ortopedistas ha sido estimada en 1% al año (66) -algunos piensan que es mayo- (24).

Si tomamos entonces una población aproximada de 5.000 ortopedistas -aquellos que participaron en la encuesta de la AAOS en 1989- (2) y consideramos sólo la rata seroconversión en un año, tendríamos que 50 ortopedistas podrían ser portadores del VIH. Estos 50 ortopedistas realizarían entonces cerca de 17.100 procedimientos al año. En alrededor de 2.000 de estos tendrían accidentes con lesiones percutáneas. Con la posibilidad de seroconversión por pinchazos en personas infectadas, (0.42%) tendríamos finalmente que alrededor de 8 (0.04%) pacientes al año estarían en riego de ser infectados por un cirujano VIH positivo – no consideramos en esta cifra los riesgos dependientes de los otros miembros del equipo de salud-.

Insistimos en que esta es una cifra completamente hipotética. Sería prácticamente imposible cuantificar el riesgo verdadero por la multiplicidad de factores envueltos. Pero esta cifra de todas formas nos debe hacer pensar en que forma podríamos prevenir estos casos. Dos simples recomendaciones disminuirían este número a prácticamente cero: (1) Conocimiento de nuestro propio estado en relación al VIH y (2) cambio de guantes y de agujas u otros elementos cada vez que suceda un accidente en cirugía.

A excepción de los casos reportados de transmisión de la enfermedad por un Odontólogo infectado a 4 de sus pacientes (13, 14), hasta el momento no han sido reportados caos de pacientes infectados por Médicos durante procedimientos invasivos.

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