La Terapia Hormonal mejora significativamente la función sexual en mujeres posmenopáusicas

Comparison of the effects of hormone therapy regimens, oral and vaginal estradiol, estradiol + drospirenone and tibolone, on sexual function in healthy postmenopausal women. J Sex Med 2007.

CAYAN F, DILEK U, PATA O, DILEK S.

Nivel de Evidencia: II-2

La terapia hormonal (TH) mejora significativamente la función sexual después de seis meses de tratamiento en mujeres posmenopáusicas sanas, de acuerdo a este estudio prospectivo randomizado de casos y controles desde Turquía.

Las participantes evaluaron su función sexual antes y después del tratamiento por medio de un cuestionario de nueve puntos de deseo sexual, excitación, lubricación, orgasmo, satisfacción y dolor.

Hubo 169 participantes (edad promedio, 52 años). Ninguna había recibido antes TH o contraceptivos, y todas eran sanas y sexualmente activas. Un total de 11 mujeres recibieron TH durante el estudio, y 58, quienes sirvieron de control, no recibieron tratamiento. Hubo 23 mujeres con menopausia inducida quirúrgicamente quienes recibieron 17estradiol oral. De los casos con menopausia natural, 22 recibieron 17estradiol oral más drosperinona, 42 recibieron tibolona oral, y 24 recibieron 17 estradiol vaginal.

El estudio buscó comparar los efectos de las diferentes terapias después de seis meses de tratamiento sobre la función sexual en mujeres posmenopáusicas sanas.

El puntaje total de la función sexual aumentó en el grupo de TH de 19.81±7.15 a 22.9± 6.44 y disminuyó en el grupo control de 21.6± 8.69 a 17.6±5.7 (p=<0.001). Un aumento estadísticamente significativo se vio para deseo sexual, excitación, lubricación, orgasmo-satisfacción y la mejoría del dolor en el grupo de TH. Las mujeres que recibieron 17estradiol oral tenían la mejoría mayor en excitación (1.81± 0.51, p<0.001). La mayor mejoría en lubricación se vio con 17estradiol oral y vaginal (4.95±0.72, 3.75±1.72), respectivamente; p<0.001). La mayor mejoría en el orgasmo se vio en el grupo de tibolona (4.19±1.57; p<0.001) y la mayor mejoría en dolor se vio en los grupos de 17estradiol oral y vaginal (4.34±0.74, 3.25±0.65), respectivamente; p<0.001). El estradiol más la drosperinona no dio mejoría más significante que el estradiol solo. Comentario. Este artículo de Cayan y coautores estudia el tema de la función sexual y el efecto de varias estrategias hormonales para mejorar el deseo sexual, la excitación, la lubricación, el orgasmo, la satisfacción y el dolor en sus pacientes.

No es sorprendente para los que tratamos con este tema cada día, que se haya encontrado una diferencia estadísticamente significante entre las usuarias de hormonas y las no usuarias. Un promedio del “score sexual total” aumentó en aproximadamente el 16% del grupo de hormonas. Ellos también encontraron diferencias estadísticamente significativas en los autorre-portados dominios por régimen, sugiriendo que los andrógenos, estrógenos y progestágenos pueden afectar ciertos dominios de la función sexual de maneras diferentes. Los 19 puntos del cuestionario se administraron por un solo autor, lo que aparentemente reduce la posibilidad de variabilidad interclasificador.

Aunque se aplauden los esfuerzos para entender las diferencias en la función sexual entre las usuarias y las no usuarias de hormonas con respecto a las diferentes preparaciones, y conscientes de la importancia de este aspecto de la calidad de vida de nuestras pacientes posmenopáusicas, es innegable, nosotros debemos tener en mente algunas debilidades en esta investigación. Existen diferencias estadísticas, pero lo que es más significante es la determinación de si esas diferencias son clínicamente importantes. En algunos dominios, los puntajes antes y después de la terapia no varían gran cosa.

Este artículo no informa cómo se hizo la randomización diferente a la de la persona que da los cuestionarios. Es difícil determinar si los sesgos de locación y/o comprobación estuvieron en juego porque no hay comentarios acerca de protección contra estas potenciales debilidades. Es muy importante cuando se mira un estudio que intenta cuantificar respuestas subjetivas. Aparentemente la randomización pesa más en un grupo que en los otros dos, pero no hubo comentarios en el análisis acerca de cómo esto afecta los resultados.

El defecto más grande (autoadmitido) de este estudio fue el uso de un instrumento no validado para medir la repuesta. La sexualidad, como todos sabemos, es compleja; la satisfacción es subjetiva. Otros grupos se están aferrando de cómo crear un instrumento que tenga contenido, construcción y criterios válidos para determinar varios aspectos de la función sexual. Esto fue el tema del ganador del premio en el congreso anual de NAMS 2007 en Dallas.

Mi pálpito clínico es que diferentes preparaciones hacen la diferencia. El artículo de Cayan podría ser visto como una hipótesis y ojalá otros autores vengan a trabajar en esta área con mayor vigor.

Robert A. Wild, MD, PhD, MPH
Professor of Reproductive Endocrinology
Adjunct Professor of Biostatistics and
Epidemiology
Adjunct Professor of Medicine (Cardiology)
Oklahoma University Health Sciences Center
Oklahoma City, OK
Chair, NAMS Professional Education
Committee
Credentialed NAMS Menopause Practitioner

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