Revista de Menopausia: Mensaje del Presidente, Volumen 11 No. 1

Casi completamos el primer lustro del tercer milenio y junto con él hemos tenido que ver una gran cantidad de cambios. Hoy ya no son extrañas para nosotros expresiones como globalización, tratado de libre comercio, videoconferencia o “chat”, por nombrar tan solo unas cuantas. En el caso específico del manejo de la menopausia hemos visto la aparición de por lo menos tres grandes trabajos que nos han hecho oscilar en un péndulo que ha ido desde la masificación de la terapia de suplencia hasta su abolición, para llegar al punto de hoy, en el cual creemos entender su verdadero alcance, indicaciones y contraindicaciones.

Muchos de estos cambios han surgido de manera abrupta, sin que siquiera dejen tiempo para digerirlos de manera adecuada, cuando ya aparecen otros. Los efectos de la globalización nos han permitido intercambiar información de primera mano pero a su vez conllevan la necesidad de reaccionar de manera rápida al cambio. En esta era de avances científicos y de comunicaciones ya no se puede pensar como hace unos años: “esto no nos afectará a nosotros”, ya que en un abrir y cerrar de ojos seremos arrasados por los mismo cambios.

Por ello las instituciones no pueden ser estáticas y pasivas sino por el contrario tienen que enfrentarse, responder y adaptarse a los cambios. Las sociedades científicas no son en ningún momento excepción a esto y sin duda alguna deben acomodarse a las nuevas leyes del mercado, de oferta y demanda. No pueden permanecer como entidades netamente académicas sino que hoy deben ser vistas como empresa.

El vaivén al que se han visto abocados el manejo de la menopausia y la terapia de suplencia obligan a ver este campo de una manera diferente. Sencillamente el mercado ha cambiado, la industria farmacéutica ha enfilado sus baterías hacia otros rumbos, las pacientes han huido despavoridas de las consultas de menopausia gracias a la mala prensa e incluso el mismo cuerpo médico ha buscado la forma de eludir este tema. No hay duda de que este nuevo panorama ha afectado a la Asociación Colombiana de Menopausia, obligando a sus directivas a buscar nuevas alternativas de mercado, tal como ha sucedido con la Fundación Tiempo de Mujer.

Es por ello que considero un verdadero reto asumir el liderazgo de la Asociación en este momento que sin duda es de incertidumbre para los médicos, para la industria farmacéutica y para las mismas asociaciones científicas. Es de incertidumbre para el gremio médico no solo por la forma en que la Ley 100 ha afectado el quehacer de la profesión, sino por el gran número de interrogantes que quedan sin respuesta con respecto a recertificación, educación médica y educación continuada. Es de incertidumbre para la industria farmacéutica no solo porque las EPS han abierto las puertas a la importación de drogas y materias primas sino porque aún se desconoce el alcance que tendrán los tratados de libre comercio en asuntos como derechos de autor, patentes y medicamentos genéricos.

Es de incertidumbre para las asociaciones científicas, dado que ya no sólo tienen una responsabilidad académica sino que cada vez es más clara su participación en asuntos gremiales, políticos y sociales.

Hace unos días en la ciudad de Bucaramanga, cuando en el transcurso de la Asamblea de Delegados de la Asociación Colombiana de Menopausia fuera postulado mi nombre como candidato a la presidencia y me fuera solicitado un plan de acción para los próximos dos años, todos los puntos mencionados vinieron a mi mente. Así surgió un programa que está basado en la reingeniería de la dirección de la Asociación. El sentido en el que he planteado esta reingeniería parte de la base de la reorganización desde el seno de la Junta Directiva, con tareas específicas para cada uno de sus miembros, haciendo seguimiento a la gestión de todos y cada uno. No tengo la menor duda de que al lograr establecer un programa macro que se difunda desde la Asociación Nacional y en el cual todos los Capítulos se comprometan a trabajar, se verán resultados mucho mayores que aquellos en los cuales cada seccional trata de sacar de manera individual con un gran esfuerzo. El tener un programa único nos permitirá llegar consolidados ante los entes gubernamentales, las EPS, los laboratorios farmacéuticos, otro tipo de industrias e incluso antes las mismas mujeres colombianas y de esta manera podremos cumplir de la mejor forma posible nuestro objeto social. Pero también es cierto que la única forma de acercarnos a este derrotero es fomentando el trabajo en equipo, ya que para el presidente solo es algo imposible de lograr; por eso mismo se ha dicho que “una golondrina no hace verano”. La consolidación de este trabajo en equipo dará como fruto el fortalecimiento de instituciones que han surgido al interior de nuestra Asociación, como son la Fundación Tiempo de Mujer y la Revista Colombiana de Menopausia. Logrando este propósito de equipo estoy seguro que la Asociación Colombiana de Menopausia responderá de manera adecuada al cuerpo médico y especialmente a la mujer colombiana.

No puedo pasar por alto que esta elección de Junta Directiva se ha caracterizado más por la gallardía del colegaje que por cualquier interés particular o político. Gracias a ello puedo darme el lujo de contar con una Junta Directiva conformada por un excelente equipo que representa diversas regiones del país. Estoy seguro de que sus esfuerzos se irán reflejando en las distintas actividades.

Tengo la fortuna de contar con la amistad de aquellos que me han antecedido en la presidencia y por ende sé que su consejo y experiencia serán aportes valiosos para mi gestión. Cuento también con la ayuda y experiencia de quienes hacen posible la publicación de esta Revista. Pero igualmente sé que lo más importante es que tengo el apoyo de todos y cada uno de los asociados a quienes represento en este momento.

Sé que el asumir la presidencia de la Asociación Colombiana de Menopausia es un reto muy grande, que exigirá horas de trabajo y dedicación. Pero también sé que lo haré con entrega, con amor y que estoy dispuesto a dar toda la poca o mucha experiencia que he adquirido a lo largo de varios años de trasegar como médico, como académico y como miembro de la Asociación.

Germán Barón Castañeda, MD
Presidente
Asociación Colombiana de Menopausia

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