La Histerectomía Efectuada por un Sangrado Uterino Incontrolable

Mejora la calidad de vida más que el Tratamiento Médico

Evidencia Nivel

Una histerectomía es superior a otros tratamientos médicos para mejorar la calidad de vida en mujeres con sangrado uterino anormal, quienes no responden al tratamiento con acetato de medroxiprogesterona, AMP, de acuerdo con este estudio aleatorizado, controlado. Los investigadores reclutaron 63 mujeres postmenopáusicas entre 30 y 50 años quienes habían experimentado sangrado uterino anormal durante un promedio de 4 años y que no estaban satisfechas con el tratamiento médico. Incluyendo el AMP.

Las mujeres se asignaron aleatoriamente a histerectomía, si había indicación, o a un tratamiento médico con estrógenos, progesterona y/o inhibidores de prostaglandinas. El seguimiento duró dos años.

A los seis meses, las mujeres en el grupo de histerectomía tenían una significativa mayor mejoría que las del grupo de tratamiento médico, en salud mental (objetivo primario), medido por el mental Component Summary (p 0.04). Ellas tenían también una mayor mejoría en varios objetivos secundarios en el Physical Component Summary. Incluyendo resolución de síntomas, satisfacción de síntomas, interferencia con el sexo, deseo sexual, estrés de salud, problemas del sueño, salud global y satisfacción con su salud.

Effect of hysterectomy vs. medical treatment on health-related quality of life and sexual functioning:
the medicine or surgery (Ms) randomized trial. JAMA 2004; 291: 1447-1455.
Kuppermann M, Varner RE, Summitt RL, ET AL, for the Medicine or Surgery Research Group.

Comentario

Este estudio demuestra los beneficios de la histerectomía comparada con el tratamiento médico continuo en mujeres con historia de sangrado uterino anormal refractario a AMP. El estudio tiene varias fortalezas que es bueno anotar. Primero, replica prácticas estándare s actuales que claman por tratamiento médico antes que considerar la histerectomía. Como tal, el estudio provee datos adicionales para mujeres y el personal de salud que están en el dilema de expandir el tratamiento médico, a pesar de un fracaso inicial, o pasar a la cirugía.

Segundo, las mediciones de objetivos incluyen una serie de índices de calidad de vida y salud que proveen validación de los indicadores de beneficios de la cirugía. Los cuales son potencialmente de real importancia para las mujeres. Interesantemente, un poco más de la mitad de las mujeres aleatorizadas al grupo de medicina decidieron durante el curso del estudio pasarse a la histerectomía.

Deben tenerse algunas precauciones en la interpretación de los resultados.

El tamaño de la muestra es pequeño, un aparente artefacto de la dificultad de encontrar mujeres que quieran ser aleatorizadas a continuar tratamiento médico. De las 1.013 mujeres que eran potencialmente elegibles para el estudio, solamente 63 fueron reclutadas.

El corolario es que hay un sesgo inherente en la muestra, mujeres quienes han fallado un ensayo médico van a ser sesgadamente en contra del tratamiento médico. La evidencia que apoya estos problemas incluye (1) la ya mencionada transición del cruce a histerectomía, (2) el posible efecto placebo de la cirugía y más fuerte aún después de 6 meses. Y (3) la mayoría de las diferencias entre los grupos aleatorizados no fueron estadísticamente significativas después de los dos años de seguimiento.

A pesar de esas preocupaciones, esta investigación provee un respaldo preliminar a los beneficios a la calidad de vida de la histerectomía y nos ayuda a justificar la relativa frecuencia con que se realiza esta cirugía.

Jeffrey W. Janata, PhD
Assistant Professor, Department of Psychiatry
Director, Behavioral Medicine Program
Case School of Medicine and
University Hospitals of Cleveland
Cleveland, OH

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