Riesgo de Ocurrencia de Fiebre Amarilla, Dengue y Chagas

Cuando ocurren desastres naturales de grandes proporciones, se incrementa consecuentemente el riesgo de transmisión de las enfermedades metaxénicas (transmitidas por vectores), se alteran mar cadamente las actividades de control de vectores y se hace necesario hacer operacionales los diversos planes de emergencia preexistentes, los cuales deben ser adaptados a las circunstancias locales y a las limitaciones en la disponibilidad de recursos.

Si bien en el período inmediatamente posterior a las inundaciones y a deslaves se observa una destrucción en muchos de los sitios que funcionan como criaderos de vectores locales domésticos y peridomésticos, es probable la ocurrencia de cambios en la situación epidemiológica pocas semanas después.

Es necesario vigilar los efectos indirectos de los desastres.Tal es la situación producto de la destrucción del sistema de acueductos, la cual lleva a la población a acumular agua fresca en recipientes temporales que constituyen sitios de proliferación ideales para el Aedes aegypti , el mosquito transmisor del dengue y la fiebre amarilla urbana. Igualmente, las condiciones en centros de refugio temporal, favorecen el incremento del contacto con vectores de enfermedades humanas.

Aunque en términos generales la fiebre amarilla urbana comparte el mismo vector con el dengue, la fiebre amarilla es raramente transmitida en áreas urbanas excepto durante una epidemia. Por otro lado, la fiebre amarilla es prevenible mediante la aplicación de una vacuna efectiva y segura. Sin embargo, en vista de la evidencia reciente y actual de actividad ocasional de infección humana por el virus de la fiebre amarilla en Venezuela, parece prudente practicar una cobertura amplia en aquellas áreas rurales afectadas por inundaciones y en pequeños o medianos núcleos poblacionales próximos a zonas boscosas, en Estados tales como Miranda, Yaracuy, Falcón, Zulia y Táchira, en los cuales tradicionalmente se ha registrado circulación del virus en reservorios animales silvestres (monos).

Las víctimas de los deslaves y otros eventos traumáticos durante desastres naturales, pueden aumentar la demanda de transfusiones de urgencia en áreas endémicas de Enfermedad de Chagas, incrementando consecuentemente el riesgo de infección postransfusional. Los riesgos ulteriores están en relación directa con la interrupción o el no cumplimiento de los programas rutinarios de control de la infección en las áreas afectadas.

Consideraciones sobre la leptospirosis

La leptospirosis es otra enfermedad en la cual es previsible observar un incremento de los casos clínicos en situaciones de desastre en las cuales ocurra una proliferación de roedores domésticos y el rebosamiento de los sistemas de disposición de excretas, al igual que la circulación no controlada de reservorios domésticos potenciales, tales como el perro. Un factor fundamental en el desarrollo de brotes epidémicos de leptospirosis es la característica del suelo en las áreas afectadas por el desastre natural. En general, las leptospiras sobreviven mejor en suelos y aguas con pH neutro o ligeramente alcalino, no así en ambientes ácidos, independientemente de que existan el resto de las condiciones que favorecen su transmisión.

Los si stemas de vigilancia local es deben estar en capacidad de detectar incrementos en el número de casos de síndromes ictéricos, hemorrágicos o ambos, y de procesos tipo influenza. De la misma manera, debe canalizarse el procesamiento de muestras diagnósticas en laboratorios especializados de referencia, para precisar la etiología de los casos sospechosos. En caso de constatarse la presencia de brotes del eptospirosis en las zonas afectadas, en los trabajador es de salud, en la población local expuesta al contacto directo con aguas estancadas contaminadas o en l as personas involucradas en la manipulación bajo condiciones inadecuadas de material contaminado por los sistemas de excretas rebosados, se puede considerar la conveniencia de administrar una dosis única profiláctica de doxiciclina de 200 mg para prevenir la ocurrencia de infección clínica, inmediatamente después del evento potencialmente infectante; la administración puede ser semanal en aquellos trabajadores expuestos repetidamente, durante su permanencia en la zona.

Consideraciones finales

Como consecuencia del desastre natural acaecido sobre gran parte de su territorio el pasado diciembre, Venezuela presenta una situación de riesgo para infecciones emergentes y reemergentes motivada por los cambios climáticos, el desplazamiento de grandes grupos humanos y animales, la alteración de los parámetros epidemiológicos y las condiciones sanitarias en las áreas afectadas, así como por la existencia de una población en situación especial mantenida en albergues y centros de refugio o cuarteles. Ante este panorama, las autoridades sanitarias nacionales han considerado necesario decretar una situación de alerta epidemiológica en diversos estados del país.

Es fundamental que en esta situación especial no impere ni la anarquía ni el pánico, ante supuestas epidemias o brotes de infecciones no bien documentadas; de ahí la necesidad de contar con una red de laboratorios de referencia tanto al nivel nacional, como en los mismos estados afectados, con suficiente capacidad para evaluar y diagnosticar microbiológicamente cualquier agente infeccioso de potencial peligrosidad epidemiológica, permitiendo de esta forma tomar las medidas correctivas y profilácticas adecuadas para controlar la situación.

La Sociedad Venezolana de Infectología considera que las recomendaciones antes expuestas deben ser revisadas y actualizadas en la medida que sea necesario, ante la eventual aparición de problemas específicos que ameriten una nueva evaluación.

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José Antonio Suárez Sancho, MD.
Jaime Torres, MD.
Julio Castro Méndez, MD.
Antonio Ríos Fabra, MD.

Sociedad Venzolana de Infectología

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