Segunda Muestra de Trastornos Funcionales del Tubo Digestivo
Segunda Muestra
Los datos recolectados para esta muestra se obtuvieron en el período comprendido entre diciembre de 1997 y marzo de 1998.
Se atendieron 940 pacientes que asistieron a la Unidad de Gastroenterología para la realización de una EGD, para un total de 221 pacientes que cumplían con los criterios de inclusión y aceptaron responder la encuesta, todos ellos procedentes de la consulta externa.
El 30,8% (68) eran hombres y 69,2% (153) mujeres, con edad de 50, 1 ± 14,5 años (16 a 81).
Entre los síntomas diagnósticos de la DU:
El dolor epigástrico localizado lo presentaba el 81,1% y, cuando tenían hambre, el 59,5%, para un total de 72,7% con criterios diagnósticos de la DU (tabla 2). En cuanto a la DD, el vómito o los eructos eran frecuentes en 58,6%, con llenura precoz e intensa en 52,3%, para diagnóstico de DD en 52,7% (tabla 3).
El SII estuvo presente en 60% con predominio del dolor asociado con cambios en la consistencia de las heces (52,7%) y distensión abdominal visible en 51,4%, seguidos por cambios en la expulsión y la consistencia de las heces (tabla 6).
De los 221 pacientes encuestados, 150 (68%) referían consumir con frecuencia leche y productos lácteos, de los cuales 106 (70,7%) presentaban molestias ocasionales asociadas con su ingestión y 71 (32%) manifestaron haber dejado de consumirlos por tales molestias.
La tabla 5 muestra los síntomas más frecuentemente encontrados en la población encuestada ante el consumo de alimentos que contenían lactosa, predominando entre ellos la expulsión de gases (38,2%) y la producción de ruidos abdominales (33,2%); del total, 39,4% presentaba dos o más síntomas simultáneamente.
Los hombres fueron sintomáticos más frecuentemente que las mujeres (66% vs. 49%; p<0,05).
La frecuencia de cada trastorno en los pacientes:
Puede verse en la tabla 7 y la superposición de todos los diagnósticos se puede apreciar claramente en la tabla 9; esos trastornos comparados con los del grupo de trabajadores (no pacientes), son claramente superiores en forma significativa, no sólo en la frecuencia de cada uno (tabla 7), sino en el grado de superposición entre cada trastorno (tabla 8 vs. tabla 9), a excepción de la frecuencia de intolerancia a la lactosa en caso de DU (42% vs. 44%, NS) y DF (46% vs. 48%, NS).
TABLA 9. Superposición de diagnósticos de trastornos funcionales gastrointestinales en pacientes dispépticos
DU *¶ |
DD *¶ |
IL *¶ |
SII *¶ |
TOTAL** |
|
DU ¶ |
|
97 (60,6) 56 (65,1) |
70 (44,0) 59 (45,0) |
109 (68,1) |
160 (72,7) |
* Valores corresponden a número y porcentaje (entre paréntesis). ** n = 221 |
Discusión
A pesar de la alta frecuencia de consulta por los trastornos funcionales digestivos, no existe en nuestro país una adecuada cantidad de investigaciones que determinen las prevalencias reales de estas patologías (37-39, 41), por lo cual, decidimos conocer su frecuencia y su interrelación en dos grupos de sujetos: población general y grupo de pacientes.
Este es el primer trabajo en su género en el país.
En el presente estudio se obtuvieron prevalencias similares a las descritas en literatura mundial, de trastornos gastrointestinales definidos RF, DF, SII y de la intolerancia a la lactosa, también con estudios ocasionales (42-43).
Aunque no se encuentran datos correspondientes a las prevalencias de los subtipos pertenecientes al síndrome de dispepsia funcional, este trabajo ofrece un primer acercamiento a la determinación de su prevalencia en nuestro país, tomando como base dos muestras representativas de una población general de trabajadores, así como con sintomatología dispéptica que obligó a un procedimiento diagnóstico.
Aunque la encuesta para la prevalencia de IL sólo se efectuó en 99 sujetos, esta muestra tiene un poder del 50%, con un límite de confianza de 90% y un error alfa de 5%, si nos basamos en la prevalencia de 40% descrita en la literatura para la intolerancia a la lactosa (43), la cual corresponde además a la encontrada en el estudio.
Al analizarse las características generales de los 99 sujetos estudiados para IL y compararlas con la muestra total de 150, no se hallaron diferencias significativas, lo que permite inferir que los valores son válidos para toda la muestra y, a su vez, para la población que representa.
En cuanto a la diferencia de prevalencia de Sll:
En la muestra de trabajadores en las dos encuestas, los valores de la segunda no son representativos, pero sí muestra de manera muy interesante cómo el diagnóstico del SII es cambiante en el tiempo, desapareciendo en unos y apareciendo en otros; no se descarta, a la vez, las diferencias entre los encuestadores que, aunque entrenados previamente y utilizando el mismo cuestionario para Sll, tienen un componente de variabilidad interobservador e intersujeto, ante el grado inevitable de subjetividad que representan los criterios.
Por otra parte, la descripción previa de la prevalencia en esta población (41) está acorde con lo descrito en la literatura y muy inferior a la encontrada entre los pacientes.
Los análisis no mostraron ninguna asociación significativa entre edad y sexo (una vez ajustado por frecuencia de inclusión) con cada uno de los diferentes diagnósticos para ambos grupos, a excepción de la intolerancia a la lactosa (mayor en los pacientes varones), aunque se describe una mayor frecuencia de todos ellos en el sexo femenino; probablemente, se debe a que en ambas muestras predominaron las mujeres y se requiere una muestra mayor para demostrar tales diferencias.
Cuando se comparó la frecuencia de los diagnósticos entre sí, se encontró una superposición importante de todos ellos, aunque con diferencias significativas, así:
DU y DD, p=0,028; RF con DU, p=0,043 y con DD, p=0,01; IL y SII, p=0,0001 (X2 ) en la muestra de trabajadores.
En cuanto al grupo de pacientes, hubo diferencias significativas entre todos los grupos diagnósticos, con un valor de p<0,05 en todos X2; esto nos indica de nuevo una independencia entre sí de los subgrupos de pacientes en cuanto a lo diagnóstico, si se utilizan los criterios diagnósticos establecidos por consenso, aunque de menor importancia que en la población general.
Esto indica un poder discriminante estadístico aceptable y permite es coger grupos de sujetos cuyo comportamiento sintomático es diferente.
En nuestro caso, sólo el 72,7%, de los pacientes que fueron enviados para estudio endoscópico con diagnóstico de DU, cumplían los criterios de la misma (tabla 2), a la vez que se encontró una elevada frecuencia de los demás diagnósticos.
Las diferencias de prevalencias de diagnósticos entre las dos muestras son evidentes y ya han sido descritas en la literatura (2, 3-10, 33-34, 41), con incremento de la frecuencia en sujetos consultantes de los diagnósticos al compararlos con la población general.
En cuanto a la intolerancia a la lactosa:
Ambas poblaciones ingieren leche y sus derivados en similar proporción (76 vs 68%), pero, la presencia de dichas molestias difirió en forma considerable entre los dos grupos y fue más frecuente entre los pertenecientes al grupo de pacientes (43 vs. 70,7); pero, si se utilizan los mismos criterios para su diagnóstico, la prevalencia de IL para ambas muestras es equivalente (40,4 vs 39,4%) y se superpone su diagnóstico con el de DU y DD.
Con respecto a la asociación de deficiencia de lactasa y las manifestaciones de intestino irritable, la literatura ha sido ambigua y no conclusiva (18, 34), dada la diferencia de criterios utilizados por los diferentes autores.
Teniendo en cuenta que la IL no significa necesariamente hipolactasia ni impedimento real para un consumo moderado de productos lácteos (10, 18, 33-35, 43-44), la asociación demostrada con factores psicológicos y culturales según algunos estudios, explica incluso la mayor prevalencia en las mujeres (33), a pesar de una frecuencia de hipolactasia similar (24-26, 43).
Diagnóstico de los trastornos funcionales del tubo digestivo
Con todo lo anterior, en la práctica, podemos ver cómo el diagnóstico de los trastornos funcionales del tubo digestivo, tanto en la población general como en grupos de pacientes, presenta un grado de superposición importante, mucho más del esperado, especialmente en la práctica clínica.
Si bien los criterios de Roma permiten diferenciarlos estadísticamente como grupos independientes, si a cada paciente se le realizara una encuesta estructurada para varios de ellos (incluyendo otros del tubo digestivo inferior), la situación desde el punto de vista clínico y terapéutico sería muy complicada; además, porque no existe un armamentario específico para cada uno de ellos y porque evidenciaría otras molestias del paciente que en dicho momento no son su prioridad.
Naturalmente, que estas asociaciones sugieren una base patogénica común, especialmente de orden psicológico y cultural que deben ser tenidas en cuenta en el momento del diagnóstico y especialmente del tratamiento, el cual debe establecerse según la prioridad sintomática del paciente, independientemente de si cumple o no determinados criterios diagnósticos.
Conclusiones
- La prevalencia de trastornos funcionales del tubo digestivo en la población general es similar a la informada en la literatura, con superposición considerable.
- La prevalencia y la superposición de trastornos funcionales del tubo digestivo, en grupos de pacientes dispépticos, son significativamente superiores a las de población general.
- Existe un grado elevado de superposición de los trastornos funcionales digestivos basados en los criterios de Roma, los cuales en la práctica clínica tienen un uso limitado.
- Se requieren nuevos estudios que permitan identificar factores que, a su vez, diferencien los trastornos funcionales de una manera más categórica y que faciliten su enfoque terapéutico.
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