Prevención, seguimiento y control de lesiones de piel en pacientes de alto riesgo

En esta oportunidad se hace referencia al cuidado de enfermería para prevenir las lesiones en la piel, la cual a pesar de ser el órgano más extenso del ser humano, dos metros aproximadamente, es muchas veces olvidado o no se reconoce su importancia en la protección frente a microorganismos, cuerpos extraños, traumas físicos, úlceras por presión, equilibrio hidroelectrolítico, regulación de la temperatura, percepción sensorial, producción de vitamina D, regulación de la presión sanguínea, reparación de heridas superficiales, excreción de sudor, urea y ácido láctico, entre otras de sus funciones.

Resumen

Dentro del plan de cuidado, el profesional de Enfermería enfoca gran parte de su labor al apoyo del paciente y su familia mediante estrategias que le permitan la prevención y el manejo oportuno de las complicaciones con la mejor tecnología disponible.

La enfermera debe actuar sobre las respuestas humanas a problemas que ponen en riesgo su salud, debe valorar constante, intensiva y multidisciplinariamente al paciente en forma integral, prestando igual importancia a cada uno de los aspectos que hacen parte de él, para que las acciones realizadas permitan restablecer su estabilidad, prevenir complicaciones o lograr el mantenimiento de respuestas óptimas.

Palabras clave: piel, cuidado de enfermería, prevención.

Claudia Higuera González1
* Enfermera Universidad de la Sabana. Especialista Cuidado Intensivo. Pontifi cia
Universidad Javeriana. Docente Facultad de Enfermería Universidad El Bosque.
Correspondencia: claudia_higuera@yahoo.com
Recibido: marzo de 2006
Aceptado para publicación: marzo de 2006
Actual. Enferm. 2006;9(2):24-28

Abstract

Within the caring plan, the nursing professional focusses a greatear part of her work on support of the patient and family by using strategies that permit her to provide opportune prevention and management of complications using the most advanced technology available.

The nurse must act upon human actions to problems that put the patients health into risk, value constantly, be de dicated and multidisciplined towards the patient in an in tegral fashion by equally attending each of the patients needs so that the care given permits the reestablishment of the patients stability, prevents complications or achieves the maintaing of optimal actions.

Key words: Skin, nursing care, prevention.

Cuidado de la enfermería para prevenir lesiones de piel

Dentro de las posibles lesiones que puede presentar el paciente hospitalizado se encuentran las úlceras por presión, dermatitis por contacto, dermatitis atópica, quemaduras y toxicodermias medicamentosas, entre otras. El índice de úlceras por presión es uno de los indicadores de calidad más representativo de los cuidados que brinda el personal de enfermería.

Si a esto unimos el elevado costo económico y asistencial que éstas conllevan una vez se producen, es posible asegurar que el papel de la enfermera no sólo se encuentra durante la labor asistencial curativa sino que está en nuestras manos el poder crear y usar todas las estrategias posibles para su prevención y seguimiento.

Lesiones que se pueden presentar en la piel

1. Úlceras por presión:

Son lesiones degenerativas localizadas en piel y tejidos subyacentes producida por un bloqueo de la irrigación sanguínea lo que ocasiona una isquemia, originándose una necrosis rápida de los tejidos. El 95% de las úlceras por presión son evitables y se calcula que su incidencia en la población general es del 1,7% entre los 55 y 69 años y del 3,3% entre los 70 y 75 años.

No existen datos fiables de su incidencia en atención primaria. En alguna serie se estima que el 60% se desarrolla en el hospital y más del 70% ocurre en mayores de 70 años.(1) Los estadios por los cuales cursa una lesión de piel son(2)

  • Eritema que no desaparece a la digitopresión, piel intacta
  • Pérdida parcial del espesor de la piel que compromete la epidermis o la dermis. Hay abrasión, flictena o ulceración superficial
  • Pérdida de todo el espesor cutáneo, con lesión o necrosis tisular subcutánea. Se presenta como un “cráter” profundo con o sin debilitamiento del tejido adyacente
  • Pérdida de todo el espesor cutáneo, con amplia destrucción, necrosis tisular o lesión del músculo, huesos o estructuras de soporte.

2. Dermatitis por contacto:

Reacción inflamatoria de la piel producida por exposición a determinadas sustancias(3)

Alergénicas: el alérgeno estimula el sistema inmune produciendo una respuesta exagerada, producidas por sustancias como: níquel, cosméticos, formaldehídos

lrritativas: la reacción está determinada por el tiempo de exposición y la concentración de la sustancia irritativa, produciendo lesiones tales como la pañalitis. Las características clínicas de éstas son: prurito, eczema (máculas, pápulas, placas eritematosas, vesículas, liquenifícación, prurito y exfoliación de tejidos del cuerpo producidas por calor.

3. Quemaduras

Lesiones de los tejidos del cuerpo producidas por calor, electricidad, sustancias químicas, cuya extensión es determinada por el grado de exposición de las células al agente y por la naturaleza de éste. Producen destrucción celular, edema y pérdida de líquidos por destrucción de los vasos sanguíneos. Según su extensión se dividen en:(4)

Primer grado o superficial: su regeneración se realiza a partir de los elementos de la primera capa de la piel, se observa enrojecida o gris, hay dolor y edema.

Segundo grado o moderada: compromete la epidermis y la dermis. Se forman ampollas, la piel se toma roja intensa, hay edema y dolor.

Tercer grado o grave: abarca todas la capas de la piel en todo su espesor. También suelen afectar el tejido adiposo (grasa), nervios, músculos e incluso huesos. Es frecuente observar áreas carbonizadas, de color negro o deshidratadas, de aspecto blanquecino. Asimismo, es factible que se acompañen de dolor intenso principalmente alrededor de la quemadura o ausencia de dolor si el daño de los nervios es considerable.

4. Toxicodermias

Dermatosis que pueden afectar la piel, mucosas y anexos, por el efecto nocivo de diferentes sustancias generalmente medicamentos que penetran en el organismo por diferentes vías. Entre sus manifestaciones clínicas están: exantema, eritema, urticaria, angioedema, erupciones acneiformes, enfermedad del suero, Stevens – Johnson, síndrome de hipersensibilidad medicamentosa, reacciones de fotosensibilidad y eritrodermia. Para prevenir la aparición de estas lesiones en la piel el profesional de enfermería debe identificar cuáles son los factores de riesgo que se encuentran en el paciente, los cuales pueden ser intrínsecos y extrínsecos.

Factores de riesgo intrínsecos

Patología: un paciente en estado crítico generalmente presenta alteraciones de la oxigenación y la circulación lo que conlleva a una hipoperfusión tisular, disfunción celular y eventualmente su muerte por alteración metabólica y falta de oxigenación y nutrientes.(5)

Entre las causas están la hipovolemia, hemorragia, sepsis, shock neurogénico, infarto, insuficiencia cardiaca, alergias y anafilaxia, entre otras. Muchas veces el tratamiento de estas patologías se convierte en un factor de riesgo y algunos son causantes de iatrogenia. Por ejemplo, el uso de inotrópicos puede producir vaso constricción severa y la administración excesiva de líquidos, edema intersticial.

1. Estado nutricional: la obesidad, desnutrición, hipoproteinemia, hipovitaminosis C, ferropenia, disminución de cobre y zinc, produce demoras en la epitelización y retracción de las heridas.

2. Antecedentes patológicos: como diabetes mellitus, cáncer, enfermedades neurológicas, enfermedades vasculares, Guillan Barré, esclerosis múltiple, fracturas y alteraciones relacionadas con compresión medular.

3. Edad, deterioro mental, deshidratación, alteraciones de la eliminación y trastornos inmunológicos.

Factores de riesgo extrínsecos (5)

1. Presión: fuerza que actúa perpendicular a la piel como consecuencia de la gravedad que produce aplastamiento tisular entre dos planos. En posición supina es de 40 a 60 milímetros de mercurio (mmHg) en el área sacra, en sedente es mayor de 75 mmHg en el isquion. La presión normal en las arteriolas es de 32 mmHg y en los extremos venosos de 12 mmHg. Presiones mayores a éstas producen oclusión del flujo sanguíneo e hipoxemia consecuente

2. Fricción: fuerza tangencial que actúa paralelamente a la piel produciendo roces por movimiento. Fuerza externa de pinzamiento vascular o cizallamiento; combinación de los efectos de la presión y la fricción.(5)

3. Humedad: se da por incontinencia, sudoración, mal secado de la piel y exudado de las heridas produciendo maceración, deterioro de la piel y edema, disminuyendo la resistencia, lo que conlleva erosión y úlcera, incrementando el riesgo de infección.

4. Inmovilidad: producida por intervenciones quirúrgicas prolongadas y pruebas diagnósticas que requieran reposo prolongado o utilización de dispositivos para inmovilización.

5. La administración de polimedicación teniendo en cuenta las propiedades farmacológicas y la vía de administración. Entre los medicamentos que más afectan la piel están: los antibióticos en especial las sulfamidas, las tetraciclinas, los betalactámicos, los anticonvulsivantes, los AINES, el Allopurinol y los corticoesteroides, entre otros.

6. La temperatura ambiente, el uso de ropa excesiva, el uso de calefacción, la sequedad del ambiente o el uso de dispositivos para incrementar o disminuir la temperatura corporal del paciente.

7. El consumo de alimentos tales como: ácidos, café, cacao, alcohol o alimentos con alta liberación de histamina como las fresas y los mariscos.

Valoración del paciente

El profesional de enfermería debe realizar una valoración completa del estado en que se encuentra la piel del paciente al ingreso como punto de partida para valoraciones posteriores, plan de manejo y evaluación. Los factores de riesgo específicos y la valoración del paciente, deben orientar el plan de cuidado de cada paciente y realizarse cada seis horas como mínimo.

En el caso específico para la prevención de úlceras por presión existen escalas como las de Braden o la de Norton que permiten evaluar el riesgo y permiten cuantificar la magnitud de cada factor de riesgo. La escala de Braden evalúa seis variables: percepción sensorial, humedad, actividad, movilidad, nutrición, fricción y descamación.

La escala de Norton evalúa cinco variables: estado mental, actividad, movilidad, continencia y condición física. En ambas escalas puntajes menores o iguales a 12 indican alto riesgo. La escala de Norton clasifica el riesgo de 5 a 9 muy alto, de 10 a 12 alto, de 13 a 14 medio y mayor de 14 mínimo. La escala de Braden clasifica el riesgo: menor de 12 alto, de 13 a 14 moderado y de 15 a 16 bajo.

Cuidado de enfermería de las lesiones de piel

El profesional de enfermería debe realizar un plan de cuidado individualizado según las necesidades de cada uno de sus pacientes y durante su ejecución realizar evaluaciones periódicas con el fin de hacer las variaciones correspondientes al plan de cuidado de enfermería en casos de lesiones de piel como las úlceras por presión. Antes de la aparición de cualquier lesión en la piel del paciente el profesional de enfermería debe establecer un plan preventivo acorde con los riesgos individuales de cada paciente.

Cuidados de la piel

1. Examen diario de la piel

Minuciosa en prominencias óseas, zonas expuestas a humedad y en sitios donde haya un deterioro del estado general de la piel como sequedad, excoriaciones, fragilidad, eritema, induración o maceración. Le puede interesar: Descuentos para enfermeros en la compra de su carro. 

2. Valoración puntos de apoyo según la posición (figura 1):

Cuidados de Enfermería en las Úlceras por Presión

  • En posición decúbito supino: occipital, sacro, omoplatos, cóccix, codos y talones.
  • En posición decúbito lateral: orejas, hombros, acromion. costillas, trocánter, cresta iliaca, cara in terna de las rodillas y maleólos
  • En posición decúbito prono: mamas, espinas iliacas, rodillas, dedos de los pies, genitales, nariz
  • En posición sedestación: omoplatos, codos, isquion, sacro, cóccix, talones, metatarsianos.
  • Valoración de puntos de apoyo de elementos terapéuticos tales como: sonda nasogástrica, mascarilla, tubo orotraqueal, sonda vesical, drenajes, ostomías, férulas, sujeciones mecánicas.

3. Identificación de antecedentes alérgicos y farmacológicos del paciente

  • Conocer la terapia farmacológica que se le está administrando al paciente teniendo en cuenta el potencial sensibilizante del medicamento, su mecanismo de acción y su vía de administración
  • Evitar contacto directo de la piel con lana, plástico o sustancias alérgicas en el paciente.

4. Tratamiento de aquellos procesos que puedan incidir en la aparición de lesiones de piel como alteraciones respiratorias, circulatorias y metabólicas.

Lea También:

  1. Prevención, Seguimiento y Control de Lesiones de Piel en Pacientes de Alto Riesgo
  2. Intervención de Enfermería en Pacientes con Sistema de Cierre Estimulado por Vacío
  3. Lesiones de Piel (LP) durante el Período Intraoperatorio

5. Mantenimiento de higiene e hidratación de la piel

Para lo cual se requieren cuidados mínimos tales como: no prolongar el baño por más de 10 minutos, usar un jabón de pH neutro y agua tibia, secar sin realizar fricción poniendo especial atención en pliegues y zonas interdigitales, no aplicar colonia ni alcohol, no realizar masajes en prominencias óseas, aplicar crema excepto en pliegues asegurando su completa absorción, usar ropa de tejidos naturales y apósitos protectores para evitar lesiones por fricción.

6. Control del exceso de humedad

  • Incontinencia: valorar posibilidad de uso de dispositivos como colectores, pañales o sondas. Si el paciente requiere el uso de pañal, éste debe cambiarse frecuentemente para evitar la humedad, realizando limpieza completa del área y aplicando algún protector a base de óxido de zinc. No aplicar harinas o almidones ya que produce fermentación y favorece el desarrollo de hongos. El pañal no debe quedar muy ajustado para evitar zonas de presión o roce
  • Transpiración: control de temperatura, cambio de ropa de cama y personal, higiene estricta
  • Drenajes: evitar fugas, utilizar colectores, apósitos y productos de barrera
  • Evitar la temperatura ambiente y sequedad excesivas mediante el uso de ropa adecuada.
  • Tener precauciones al usar medios físicos antitérmicos o dispositivos para incrementar la temperatura del paciente como mantas eléctricas o líquidos calientes.

7. Fomentar la movilidad y actividad del paciente

Utilizando dispositivos de ayuda: realizar cambios posturales cada dos o tres horas siguiendo rotación programada. Teniendo en cuenta dentro de las posiciones: mantener alineación corporal de acuerdo con la posición adoptada, repartir el peso para evitar dolor y compresión, evitar arrastre y contacto de prominencias óseas entre si, evitar apoyar el paciente sobre sus lesiones, de acuerdo con la posición adoptada y utilizar medidas de protección, así (figura 2):

Protección con Almohadas de las Zonas de Presión - Cuidado de Enfermería en Lesiones de Piel

Decúbito supino:

Se acolchará con almohadas debajo de la cabeza, de los gemelos, de la planta del pie y de los brazos. Se evitará producir presión sobre talones, cóccix, sacro, escápulas y codos manteniendo la cabeza con la cara hacia arriba, en una posición neutra y recta de forma que se encuentre en alineación con el resto del cuerpo, apoyando las rodillas en posición ligeramente flexionada (evitando la hiperextensión), codos estirados, manos en ligera flexión y las piernas deben quedar ligeramente separadas.

Si la cabe cera de la cama debe elevarse, procurar que no exceda de 30o, evitar la rotación del trocánter y evitar la flexión plantar del pie.

Decúbito lateral:

Se acolchará con almohadas debajo de la cabeza, apoyando la espalda, debajo del brazo, separando las rodillas y separando el maleólo externo de la pierna inferior. No se debe producir presión sobre orejas, escápulas, costillas, crestas ilíacas, trocánteres, gemelos, tibias y maléolos.

Como precauciones para esta posición están que la espalda quede apoyada en la almohada formando un ángulo de 45 -60o, las piernas en ligera flexión con la pierna situada en contacto con la cama, ligeramente atrasada con respecto a la otra, los pies formando ángulo recto con la pierna.

Posición sentada:

Se acolchará con almohadas detrás de la cabeza, debajo de cada brazo, debajo de los pies evitando presión sobre omoplatos, sacro y tuberosidades isquiáticas. Las precauciones para esta posición exigen que la espalda quede cómodamente apoyada contra una superficie firme, no permitir la situación inestable del tórax en pacientes que pueden levantarse al sillón o realizar algún movimiento en la cama, animar a que realice movimientos activos y poner soportes que faciliten su movilización. Es importante que estén sentados correctamente, conservando una posición funcional.

  •  Usar elementos para aliviar la presión como colchones de espuma o aire, almohadas, sábanas de movimiento, protectores de codos y talones, arco balcánico y silla baño. No utilizar rodetes ni flotadores como superficies de asiento ya que en vez de repartir la presión que ejerce el peso la concentra sobre la zona corporal que está en contacto y produce efecto de compresión
  • Cambiar diariamente el sitio de fijación de sondas y drenajes.- Mantener las sábanas sin pliegues
  • Realizar ejercicios activos y pasivos de miembros superiores e inferiores.

8. Realizar valoración nutricional completa

Al ingreso y periódicamente evaluando controles de al búmina, transferrina, recuento leucocitario. Medidas antropométricas: circunferencia del muslo, pliegue braquial, pliegue cutáneo tricipital y pliegue subescapular, porcentaje de pérdida de peso, índice de masa corporal y peso habitual. El seguimiento enunciado a continuación permitirá identificar las necesidades de cada paciente y garantizar el aporte calórico-proteico necesario para evitar la aparición de lesiones:

  • Control diario de ingesta, de líquidos y de peso
  • Asistir al paciente en la dieta o administrar nutrición enteral o parenteral según indicación.
  • Evitar el consumo de ácidos, café, cacao, alcohol y alimentos con alto contenido de histamina como fresas.

Referencias bibliográficas

1. Directrices sobre prevención de úlceras por presión. Disponible en: www.gneaupp.org.co . Consultado en marzo de 2006.
2. Protocolo prevención y tratamiento de úlceras por presión. Disponible en: www.ua.cs/personal/pepe.verdu/protocolo/presentacionl. Consultado en Marzo de 2006.
3. Dermatitis por contacto. Disponible en: www.aeped.es/protocolos/dermatologia/cuatro/contacto. Consultado en Febrero 2006.
4. Quemaduras. Disponible en: www.Fepafen.org.ue/guias_urgencias/trauma/quemaduras.pdf. Consultado en Octubre de 2005.
5. Dueñas Fuentes JR. Cuidados de enfermería en las úlceras por presión. Disponible en www.terra.es/personal/dueñas/10html Consultado en Octubre de 2005.

Bibliografía

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· Disponible en www.enfervalenica.org/ei/articles/rev53 . Consultado en Febrero de2006.
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· www.juntasdenaalucia.es/servicioandaluzdesalud/hrs/enfermera-. Consultado en Enero de 2006.

Preguntas frecuentes

¿Cuáles son los cuidados de enfermería en úlceras por presión?

Los cuidados de enfermería en úlceras por presión son fundamentales para prevenir su aparición, promover la curación y mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados. Estas son algunas de las intervenciones de enfermería comunes para el manejo de úlceras por presión:

Evaluación continua

  • Realizar evaluaciones regulares del riesgo de úlceras por presión.
  • Valorar la integridad de la piel y las áreas de presión.

Movilización y cambios de posición

  • Girar al paciente regularmente para evitar la presión continua en una sola área.
  • Utilizar almohadas y dispositivos de apoyo para mantener la alineación adecuada del cuerpo y reducir la fricción.

Higiene y cuidado de la piel

  • Mantener la piel limpia y seca.
  • Utilizar productos suaves y no irritantes en la limpieza de la piel.
  • Aplicar cremas o barreras cutáneas para prevenir la irritación y la humedad excesiva.

Alivio de la presión

  • Utilizar colchones especiales, cojines y superficies de apoyo para redistribuir la presión.
  • Evitar el uso de anillos de goma u otros dispositivos que puedan comprimir áreas específicas.

Control de la humedad

  • Mantener la piel seca y evitar la acumulación de humedad, especialmente en pliegues cutáneos.
  • Cambiar la ropa de cama y la ropa del paciente regularmente.

Nutrición adecuada

  • Asegurar una ingesta adecuada de nutrientes esenciales para favorecer la cicatrización de las úlceras.
  • Colaborar con el equipo de nutrición para planificar una dieta equilibrada.

Educación del paciente y cuidadores

  • Proporcionar información sobre la importancia de cambios de posición regulares.
  • Instruir sobre la correcta utilización de dispositivos de ayuda y prevención.

Vigilancia y documentación

  • Registrar el tamaño, la profundidad y el aspecto de la úlcera.
  • Monitorizar signos de infección o complicaciones.

Colaboración interdisciplinaria

  • Trabajar en conjunto con otros profesionales de la salud, como fisioterapeutas, nutricionistas y médicos, para abordar todas las necesidades del paciente.

¿Qué no hacer en úlceras por presión?

Evitar ciertas prácticas incorrectas es crucial en el manejo de úlceras por presión para prevenir complicaciones y favorecer la curación. Por ejemplo:

Evitar la presión constante: no permitir que el paciente permanezca en una posición por períodos prolongados. Cambiar la posición regularmente para reducir la presión en las áreas afectadas.

No utilizar colchones inadecuados: evitar el uso de colchones o superficies de descanso que no estén diseñados para la prevención de úlceras por presión. Utilizar colchones de presión alternante o colchones especiales según sea necesario.

No ignorar signos de infección: no pasar por alto signos de infección, como enrojecimiento, calor, hinchazón, mal olor o secreción purulenta. Buscar atención médica si se sospecha infección.

Evitar la fricción y la abrasión: no arrastrar o deslizar al paciente sobre la cama. La fricción y la abrasión pueden dañar la piel y empeorar las úlceras.

No aplicar apósitos inapropiados: evitar el uso de apósitos que no sean adecuados para el estadio y tipo de úlcera. Algunos apósitos pueden ser demasiado secos o húmedos para ciertas heridas.

No aplicar presión directa sobre la úlcera: evitar la aplicación de presión directa sobre la úlcera, ya sea a través de vendajes ajustados, dispositivos de contención o manipulación inadecuada.

No descuidar la higiene: no descuidar la limpieza adecuada de la piel alrededor de la úlcera. La higiene es esencial para prevenir infecciones.

No ignorar factores de riesgo: no pasar por alto factores de riesgo adicionales, como la mala nutrición, la movilidad limitada, la incontinencia, que pueden contribuir a la formación de nuevas úlceras.

Evitar la falta de movilización y ejercicio: no limitar la movilización y el ejercicio según las capacidades del paciente. La actividad física adecuada puede contribuir a la prevención de úlceras por presión.

¿Cuáles son los cuidados básicos de la piel?

Limpieza adecuada

  • Lava la piel suavemente con un limpiador suave y sin jabón.
  • Evita el uso de agua caliente, ya que puede resecar la piel.

Hidratación

  • Aplica una crema hidratante adecuada para tu tipo de piel después de la limpieza.
  • Utiliza productos sin fragancias o alérgenos, especialmente si tienes piel sensible.

Protección solar

  • Usa protector solar diariamente, incluso en días nublados, para protegerte de los daños causados por los rayos ultravioleta.
  • Elige un protector solar con un SPF (factor de protección solar) adecuado para tu tipo de piel.

Evitar productos irritantes

  • Evita productos que contengan ingredientes irritantes o alergénicos.
  • Lee las etiquetas de los productos para asegurarte de que sean adecuados para tu tipo de piel.

Dieta equilibrada

  • Mantén una dieta equilibrada y rica en nutrientes, como vitaminas y minerales, que favorezcan la salud de la piel.

Hidratación interna

  • Bebe suficiente agua para mantener una buena hidratación interna.
  • La hidratación adecuada es esencial para la salud de la piel.

Uso moderado de productos para la piel

  • Evita el uso excesivo de productos para la piel y maquillaje.
  • Retira el maquillaje antes de acostarte para permitir que la piel respire durante la noche.

No fumar

  • Evita fumar, ya que el tabaco puede afectar negativamente a la salud de la piel y acelerar el envejecimiento.

Vigilancia de cambios en la piel

  • Realiza autoexámenes periódicos para detectar cambios en la piel, como la aparición de lunares o manchas.
  • Consulta a un dermatólogo si observas cambios sospechosos.

Ropa adecuada

  • Utiliza ropa adecuada para protegerte de los elementos, como sombreros para proteger la cara del sol y ropa que proteja contra la exposición excesiva.

Estos son cuidados generales, y es importante adaptarlos según las necesidades individuales de cada persona y su tipo de piel.

¿Cuál es la higiene de la piel?

La higiene de la piel es un conjunto de prácticas destinadas a mantener la limpieza y salud de la piel, el órgano más grande del cuerpo. Aquí hay pautas generales para una buena higiene de la piel:

Limpieza regular

  • Lava tu piel regularmente para eliminar la acumulación de suciedad, grasa y otras impurezas.
  • Utiliza un limpiador suave y sin jabón, especialmente si tienes piel sensible.

Agua tibia

  • Prefiere el uso de agua tibia en lugar de agua caliente, ya que el agua caliente puede eliminar los aceites naturales de la piel, dejándola seca.

Secado suave

  • Después de la limpieza, seca la piel con suavidad, sin frotar demasiado, para evitar irritaciones.
  • Deja que la piel se seque al aire o utiliza toques suaves con una toalla limpia.

Hidratación

  • Aplica una crema hidratante después de la limpieza para mantener la piel suave e hidratada.
  • Utiliza productos hidratantes adecuados para tu tipo de piel.

Protección solar

  • Usa protector solar diariamente, especialmente en áreas expuestas al sol.
  • Reaplica el protector solar según las indicaciones del producto y después de nadar o sudar.

Cuidado de las manos

  • Lava las manos regularmente, especialmente después de usar el baño, antes de comer y después de tocar superficies contaminadas.
  • Hidrata las manos con crema después de lavarlas para prevenir la sequedad.

Ducha después del ejercicio

  • Dúchate después de hacer ejercicio para eliminar el sudor y las bacterias que pueden acumularse en la piel.
  • Utiliza un limpiador suave y seca bien la piel después de la ducha.

Cambio de ropa

  • Cambia la ropa interior y la ropa sudada después de la actividad física para prevenir la proliferación de bacterias y hongos.

Evitar el exceso de productos químicos

  • Evita el uso excesivo de productos químicos agresivos que puedan irritar la piel.
  • Utiliza productos de cuidado personal con ingredientes suaves y no irritantes.

Cuidado de áreas sensibles

  • Presta atención a áreas sensibles, como el área alrededor de los ojos y los labios, utilizando productos específicos y suaves.

No exfoliar en exceso

  • No exfolies la piel en exceso, ya que esto puede causar irritación. Sigue las recomendaciones del producto y no exfolies más de lo recomendado.

¿Cómo cuidar la piel de un paciente encamado?

El cuidado de la piel en pacientes encamados es esencial para prevenir la aparición de úlceras por presión y mantener la integridad cutánea. Aquí hay algunas pautas para el cuidado de la piel de un paciente encamado:

Cambios de posición

  • Realiza cambios de posición regularmente para aliviar la presión en áreas específicas. Esto ayuda a prevenir la formación de úlceras por presión.
  • Utiliza almohadas y dispositivos de apoyo para mantener una alineación adecuada y reducir la fricción.

Higiene adecuada

  • Limpia la piel del paciente regularmente para eliminar sudor, humedad y bacterias.
  • Utiliza productos suaves y sin fragancias para evitar la irritación.

Hidratación

  • Aplica lociones o cremas hidratantes en la piel para prevenir la sequedad.
  • Presta especial atención a áreas propensas a la sequedad, como codos, talones y áreas de fricción.

Uso de dispositivos de alivio de presión

  • Utiliza colchones y almohadas diseñados para aliviar la presión y prevenir las úlceras por presión.
  • Coloca cojines en áreas de prominencia ósea para reducir la presión.

Prevención de la humedad

  • Mantén la piel seca y limpia para prevenir la maceración.
  • Cambia la ropa de cama y la ropa del paciente con regularidad, especialmente si hay sudor o incontinencia.

Evaluación regular

  • Realiza evaluaciones regulares de la piel para detectar signos tempranos de enrojecimiento o irritación.
  • Consulta a un profesional de la salud si notas cambios en la piel o si hay preocupaciones sobre la integridad cutánea.

Prevención de la fricción

  • Utiliza sábanas suaves y evita la fricción excesiva al mover al paciente en la cama.
  • Eleva ligeramente la cabeza del paciente al cambiar la posición para reducir la fricción en el área del sacro.

Ejercicios de movilización

  • Realiza ejercicios de movilización pasiva para mantener la flexibilidad y prevenir la rigidez muscular.
  • Consulta a un fisioterapeuta para obtener orientación sobre ejercicios específicos.