Representaciones Sociales de Salud y Enfermedad

Los resultados indican que en relación con la salud y la enfermedad, el uni­versitario posee un conocimiento es­pecífico de sentido común, orientado a la práctica, la comunicación, la com­prensión y el dominio de su entorno social.

La representación social de la salud se caracteriza por un núcleo figurati­vo que es el “estar bien”, ese núcleo figurativo proporciona coherencia a su pensar, hacer y actuar frente a su salud, a pesar de que desde el enfo­que médico tradicional, sus conductas sean en general poco saludables. Este núcleo figurativo explica la baja per­cepción de enfermedad, los pocos cuidados, conductas o hábitos de vida sana que desarrollan y la capacidad de adaptación que han desarrollado para mantener un estado de salud “aceptable” a pesar de los grandes riesgos a los que cotidianamente se ven enfrentados.

La información que poseen los jóve­nes universitarios sobre el objeto de representación proviene fundamen­talmente de su vivencia personal a través de la familia como mediadora de los comportamientos sociales y de los medios masivos de comunicación, como reforzadores de estilos de vida que contribuyen con la exposición constante a riesgos para presentar problemas de salud.

En general, la actitud del universitario hacia la salud, no es favorable, ni ac­tiva, desde la perspectiva médico so­cial aceptada, los jóvenes parecen un tanto indiferentes pues aunque cono­cen y diferencian las conductas salu­dables de las que no lo son, no asu­men un comportamiento activo y hacedor de su salud, situación ya ex­plicada por la fuerza y coherencia de su núcleo figurativo.

Los hallazgos muestran la necesidad de conocer más a fondo las razones por las cuales los jóvenes universita­rios:

Adoptan determinadas conductas frente a su salud, pues aunque parez­ca evidente la necesidad de imple­mentar acciones concretas de la ins­titución universitaria, tendientes a la prevención de riesgos, la promoción de la salud y la información en temas específicos, el reto es en realidad, el diseño de estrategias que garanticen su activa participación, pues como queda evidenciado, en su mundo en el cual la impaciencia y la poca capa­cidad de atención son preponderan­tes, la salud no podrá presentarse como un requerimiento más, si no como parte integrante de esa vida acelerada y probablemente como as­pecto fundamental que puede potencializar ese afán de “estar bien”.

El trabajo y sus resultados ofrecen un panorama general que permite com­prender la razón de muchas de las conductas “insanas” que diariamente realizan los jóvenes universitarios, además de evidenciar la importancia de la Universidad dentro del proceso para la reconfiguración de hábitos de vida saludable en esta población.

Por consiguiente, este proyecto se con­vierte en punto de partida de trabajos de investigación más específicos, que se orienten hacia la identificación y cuantificación de hábitos y prácticas de la vida universitaria que se relacionen directa o indirectamente con la salud de estos jóvenes, con el objetivo de establecer tendencias y patrones espe­cíficos de dichos hábitos, sus repercu­siones concretas en el estado de salud y se puedan orientar mejor acciones concretas para promocionar la salud de nuestros universitarios.

La experiencia de trabajo muestra que cualquier tipo de intervención que se pretenda hacer debe reconocer a los estudiantes como actores princi­pales del proceso, es evidente que ellos tienen mucho que decir, sus aportes pueden ayudar a asegurar que los programas o las acciones que se propongan estén relacionados di­rectamente con las necesidades reales de estos jóvenes.

Nuestros universitarios pueden ayu­dar a identificar los mensajes:

Los ca­nales de comunicación y las activida­des más populares dentro de su “sub­cultura”, ellos pueden hacer una pu­blicidad más efectiva sobre las activi­dades del programa y pueden ayudar a crear interés entre sus pares para participar en el mismo.

Por otra par­te, dado el carácter integrador de sus representaciones sociales, ellos, como portavoces jóvenes pueden darle cre­dibilidad a las acciones y pueden ser­vir como puente de enlace entre la Uni­versidad y sus diferentes instancias.

Se abre entonces la posibilidad de consolidar una temática de investiga­ción específica que oriente con sus proyectos y sus resultados, acciones de políticas institucionales que ali­menten el camino hacia la consecu­ción de una Universidad saludable.

Este primer acercamiento deja clara la necesidad de fortalecer la investi­gación en relación con la temática de la salud en los universitarios. Por con­siguiente, el desarrollo de proyectos de investigación complementarios que permitan ahondar en el conoci­miento de los hábitos de vida de este grupo de población, las repercusiones de su vida cotidiana en su estado de salud, la caracterización del compor­tamiento de algunos problemas espe­cíficos de salud relacionados con su edad y el estudio de sus conductas riesgosas, entre otros, se convierten en el punto de partida para consolidar un cuerpo de conocimientos que, además de fortalecer una línea de in­vestigación, ofrezca aportes importan­tes para la elaboración de políticas institucionales orientadas hacia la promoción de la salud de nuestros jóvenes universitarios.

Conflicto de intereses

Proyecto financiado por la Pontificia Universidad Javeriana e inscrito en la Vicerrectoría Académica. Grupo Pro­cesos Sociales y Salud. Línea de In­vestigación: SALUD Y CULTURA.

‡ En este sentido, La Asamblea Mundial de la Salud ha adoptado una nueva estrategia dirigida a mejorar la salud de los niños y adolescentes del mundo, que incorpora elementos cruciales para reducir la mor­talidad y discapacidad a largo plazo de este grupo de edad. Si se aplican las me­didas que propone la OMS, podrían redu­cirse 1,4 millones de muertes de niños y adolescentes cada año.

§ La OMS pone de manifiesto que 1.200 mi­llones de adolescentes del mundo se en­frentan a amenazas específicas para la sa­lud, como al VIH/sida, el tabaco, el alcohol, la depresión, el suicidio y la violencia. El impacto de estos problemas es dramático, ya que cada día se infectan por el virus del sida unos 6.000 adolescentes, 40.000 se ini­cian en el consumo de tabaco, 10.000 in­tentan suicidarse -250 de ellos mueren cada día- y 16.000 chicas son violadas.

** Según este estudio, 1.400 estudiantes uni­versitarios murieron por causas relaciona­das con el alcohol, de estos, 1.100 se rela­cionaron con el conducir embriagado. 500.000 estudiantes sufren lesiones que los incapacitarán de por vida. 400.000 estudiantes tienen sexo sin protección y de estos, más de 100.000 desarrollan algún tipo de infección de transmisión sexual.

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