Calidad de Vida en Pacientes Postinfarto de Miocardio
En Cuatro Unidades de Cuidado Intensivo de la Ciudad de Cartagena de Indias, Colombia
Quality of Life in Patients Post Acute Myocardial Infarction in Four Intensive Care Units in the City of Cartagena de Indias, Colombia
Elizabeth Romero*,
Yuleidis Gambin Zabaleta**,
Darlin Gutiérrez Quintana**,
Laurin Salas Ricardo**,
Evila Soto Álvarez**,
Jennifer Torres O´neill**,
Gloria Valderrama Gómez**
Resumen
En la actualidad, la valoración de la calidad de vida en los pacientes coronarios es una herramienta útil que permite realizar mediciones de la efectividad de intervenciones. Sin embargo, no se conoce la calidad de vida en pacientes postinfarto.
El objetivo fue determinar la calidad de vida en los pacientes postinfartados en Cartagena de Indias, Colombia. Se realizó un estudio descriptivo con pacientes dos meses después del diagnóstico de infarto agudo del miocardio. Se cuantificó la calidad de vida con el cuestionario de salud SF-36 en el que participaron 100 personas. El estudio describe la percepción de la calidad de vida en las dimensiones de la salud mental general y la salud física de estos pacientes. La mejor calidad de vida de los pacientes postinfarto se obtuvo en las subescalas de salud mental, en la función social, función física y vitalidad. La peor calidad de vida se percibió en las limitaciones del rol físico y el dolor.
Conclusión: se encontró que la población estudiada percibe un mejor estado de salud en el índice global de su calidad de vida e incluye la dimensión de la percepción de la salud general y la valoración personal del estado de salud.
Palabras clave: calidad de vida, postinfarto, cuestionario SF-36, estudios descriptivos.
Abstract
Evaluation the quality of life in patients with coronary disease has become a useful tool that allows the effectiveness of therapeutic interventions. However, there is no knowledge regarding the quality of life in patients that have suffered an acute myocardial infarction (AMI).
The aim of this study was to determine the quality of life in patients post AMI in the city of Cartagena de Indias, Colombia. A descriptive study was carried out in patients at two months after the AMI. Quality of life was quantified by means of the SF-36 health questionnaire covering 100 persons. The study describes the perception of the quality of life in the dimensions of general mental health and physical health. The best quality of life scores were encounterd in the subscales of mental health, social function, physical function, and vitality. The worst scores were recorded in physical limitations and pain.
Conclusion: We found that the study population perceives a better health status in the global index of quality of life, including the dimension of general health and the personal appreciation of the health status.
Key words: Quality of life, postinfarction, SF-36 questionnaire, descriptive studies.
Introducción
El término calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) surge como un concepto que hace referencia a valoraciones de la percepción de la salud por parte del individuo, recoge tanto aspectos objetivos como subjetivos, y resulta de vital importancia para medir el impacto de las enfermedades crónicas en los individuos, entre las cuales se encuentran las enfermedades cardiovasculares que en la actualidad representan un importante problema de salud pública, como primera causa de mortalidad en Colombia.(1)
La enfermedad coronaria es la primera causa de muerte entre hombres y mujeres en el mundo, y también la primera causa de incapacidad física, particularmente en el grupo de ancianos.(1) En Colombia, aproximadamente cinco personas presentan un evento coronario por hora, y al día ocurren 45 muertes relacionadas con enfermedad coronaria. La enfermedad isquémica del corazón aporta un 30% de las causas de muerte y por lo menos la mitad de ésta corresponde a infarto agudo del miocardio.(2) En los últimos 25 años, la mortalidad que se atribuye a esta enfermedad se redujo en 47%, cifra ajustada a la edad. En Cartagena el infarto agudo del miocardio fue la segunda causa de muerte, con 331 defunciones en 2006 y una incidencia de 31 casos por 100.000 habitantes, similar a la del año anterior, que informó una incidencia de 31,64 casos por 100.000 habitantes.(3)
Hace varias décadas que la Organización Mundial de la Salud definió la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social y no únicamente la ausencia de enfermedad. De esta definición se desprende que la evaluación de la salud no puede estar limitada a los factores clínicos tradicionales basados en variables puramente biológicas.(4) Así, debe valorarse tanto el estado objetivo de la salud, de funcionalidad y de interacción del individuo con su medio, como los aspectos más subjetivos, que engloban el sentido general de satisfacción del individuo y la percepción de su propia salud.(4)
En un intento de dar respuesta a estas valoraciones más amplias de la medición de salud surge, a mediados de los años setenta, el término “calidad de vida” (CV). Aparece como un concepto multidimensional que pretende valorar el efecto que la enfermedad tiene sobre el individuo en su contexto individual, familiar y social. No existe, sin embargo, un consenso sobre la definición de calidad de vida, e incluso en la literatura se utilizan los términos “estado de salud”, “estado funcional”, “calidad de vida” o “calidad de vida relacionada con la salud” como sinónimos, cuando realmente son términos relacionados, pero responden a conceptos distintos.(5)
Aunque no existe una definición generalmente aceptada y utilizada de la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS). La definición propuesta por Naughton y Shumaker,(6) refleja en forma adecuada el enfoque tomado por muchos investigadores en este campo. La calidad de vida relacionada con la salud se refiere a la evaluación subjetiva de las influencias del estado de salud actual, los cuidados sanitarios, y la promoción de la salud sobre la capacidad del individuo para lograr y mantener un nivel global de funcionamiento que permite seguir aquellas actividades que son importantes para el individuo y que afectan a su estado general de bienestar.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), define la calidad de vida como la percepción del individuo sobre su posición en la vida dentro del contexto cultural y el sistema de valores en el que vive y con respecto a sus metas, expectativas, normas y preocupaciones. Es un concepto extenso y complejo que engloba la salud física, el estado psicológico, el nivel de independencia, las relaciones sociales, las creencias personales y la relación con las características sobresalientes del entorno(7) Es por esto que la calidad de vida se toma como el resultado de un proceso individual de valoración de muchas dimensiones que interactúan entre la persona y su entorno, que abarcan tanto condiciones de vida objetivas como subjetivas, dentro de las cuales se encuentran las normas sociales, las valoraciones personales y los factores afectivos.(8)
Existe creciente interés por la determinación de la calidad de vida y la percepción por parte del propio paciente de su estado de salud y de la evolución del tratamiento. Esto no se refiere sólo a parámetros físicos sino también a características del sueño, la respuesta emocional y los sentimientos de bienestar. A pesar de los continuos avances en el tratamiento del Infarto agudo del miocardio y del reconocimiento de la importancia de la calidad de vida como medida del éxito terapéutico, muchos pacientes sufren limitaciones en su rendimiento físico, social y emocional que lleva a la reducción de esta calidad de vida.
Actualmente la valoración de la calidad de vida en los pacientes coronarios es una medida útil que permite valorar las expectativas de los pacientes, sobre todo en relación con una atención más personalizada, con el propósito de conseguir el objetivo de “añadir vida a los años en lugar de años a la vida”.(9) El profesional de enfermería pretende que los pacientes postinfartados recuperen el máximo grado de autonomía alcanzable, para ello se adecúan planes de cuidados. No sólo por los costos que genera el aumento de los días de hospitalización y las complicaciones propias de la patología, sino también porque como cuidadores se busca mantener el completo bienestar biopsicosocial del individuo y su familia.
Las repercusiones del IAM en el funcionamiento cotidiano del sujeto dependen del tamaño de la zona afectada; es decir, de la cantidad de músculo cardíaco que ha dejado de funcionar aunque, normalmente, la parte de miocardio que queda sana permite que el corazón realice su función en forma adecuada, sin que se tenga que afectar el desarrollo de la actividad habitual de los pacientes.(9)
La medición de la calidad de vida de los pacientes tras un ingreso a la UCI y valorar el estado objetivo y subjetivo de salud es clave para reducir la dependencia y mejorar su pronóstico. Identificar subgrupos de pacientes desde su ingreso, con mayor afectación, facilita la planificación de las intervenciones más adecuadas a sus necesidades.
El objetivo del presente estudio es determinar la calidad de vida en los pacientes en el periodo postinfarto egresados de cuatro unidades de cuidados intensivos de Cartagena de Indias, Colombia.
Materiales y Métodos
Se trata de un estudio descriptivo. La investigación respetó los parámetros éticos para estudios con seres humanos, contenidos en la Resolución 008430 de 1993 del Ministerio de Salud de Colombia y del Código de Ética de Enfermería. Esta investigación fue aprobada por el Comité de Ética de la Universidad de Cartagena. Los participantes firmaron el consentimiento informado, la participación fue voluntaria y el manejo de la información fue confidencial.(10)
Se solicitó la participación de personas que egresaron de cuatro unidades de cuidados intensivos de la ciudad de Cartagena. Se incluyeron adultos, hombres y mujeres que aceptaron participar en el estudio durante el periodo comprendido entre enero de 2006 y diciembre de 2007, que pasaron por lo menos dos meses después de ocurrido el infarto y residían en Cartagena y municipios aledaños como Turbaco, Turbana o Arjona.
Una vez obtenido el permiso de la institución hospitalaria para realizar la investigación, se procedió a revisar las historias clínicas de los pacientes con diagnóstico de IAM, y se verificó que cumplieran con los criterios de inclusión. Una vez seleccionados los pacientes, se les informó acerca del objetivo de la investigación y se les solicitó, por escrito, el consentimiento informado para participar en el estudio.
Para cuantificar la calidad de vida se usó el Cuestionario de Salud SF-36, instrumento tipo Likert.(11) Es una escala genérica que proporciona un perfil del estado de salud, aplicable tanto a los pacientes como a la población general y en subgrupos específicos. Este instrumento compara la carga de diversas enfermedades, detecta los beneficios en la salud producidos por un amplio rango de tratamientos diferentes y valora el estado de salud de pacientes individuales. El cuestionario SF-36 evalúa dos áreas: el estado funcional y el bienestar emocional.
El área del estado funcional está representada por las siguientes dimensiones: función física (diez parámetros), función social (dos parámetros), limitaciones del rol por problemas físicos (cuatro parámetros) y limitaciones del rol por problemas emocionales (tres parámetros). El área del bienestar incluye las dimensiones de salud mental (cinco parámetros), vitalidad (cuatro parámetros) y dolor (dos parámetros). Finalmente, la evaluación general de la salud incluye la dimensión de la percepción de la salud general (cinco parámetros) y el cambio de la salud en el tiempo (un parámetro), que no forma parte de la puntuación final.(12)
Las puntuaciones se realizan de 0 a 100, de tal manera que cuanto mayor sea la puntuación, mayor es la CV. Se trata de un cuestionario genérico de salud que valora de forma global los resultados clínicos del paciente y la evolución de la enfermedad en el tiempo. Es un cuestionario muy sensible a variaciones personales, fácil de utilizar, con preguntas sencillas y comprensibles para el paciente.(13) Para el cálculo de las puntuaciones obtenidas se homogenizó la dirección de las respuestas mediante la recodificación de los 10 ítems que lo requieren, con el fin de que todos sigan el gradiente de «a mayor puntuación, mejor estado de salud». Cálculo del sumatorio de los ítems que componen la escala (puntuación cruda de la escala). Transformación lineal de las puntuaciones crudas para obtener puntuaciones en una escala entre 0 y 100 (puntuaciones transformadas de la escala) se considera de 0 a 50 peor estado de salud y de 51 a 100 mejor estado de salud.(14)
Los resultados de fiabilidad del cuestionario evaluado a partir de los coeficientes α de Cronbach (consistencia interna) y los CCI (reproducibilidad). En la mayoría de los estudios, el coeficiente de consistencia interna α de Cronbach superó el valor mínimo recomendado para las comparaciones de grupos (α de Cronbach = 0,7) en todas las escalas, excepto en la Función social. Las escalas Rol físico, Función física y Rol emocional obtuvieron los mejores resultados de fiabilidad y en la mayoría de ocasiones superaron el valor de 0,90, límite recomendado para las comparaciones individuales.(14)
Con el fin de obtener una estimación conjunta del coeficiente α de Cronbach de cada escala a partir de todos los estudios, se llevó a cabo un metaanálisis para cada una de las escalas utilizando siempre el modelo de efectos aleatorios, dado que se observó heterogeneidad entre los estudios en todos los casos. Las estimaciones conjuntas obtenidas a partir del metaanálisis de los coeficientes α de Cronbach fueron > 0,9 para las escalas Función física, Rol físico y Rol emocional. Las estimaciones conjuntas del resto de las escalas superaron el valor de 0,7.(14)
El SF-36 mostró su fiabilidad en los 16 grupos (mayor de 0,70). El coeficiente de Cronbach de las escalas fue mayor de 0,80 (el mínimo aceptado internacionalmente es 0,70).(15) Los coeficientes alfa de Cronbach fueron también similares entre las dos formas de aplicación y en ambos estuvieron por encima de 0,70, lo que coincide con el estudio MOS que evaluó las diferencias entre la aplicación de la encuesta por teléfono y por correo o el estudio de Australia, que comparó una aplicación autodiligenciada con la administrada por teléfono.(16,17) Esto permite considerar la aplicación futura por cualquiera de las dos formas. Como en este estudio, en más de 25 que incluyen comparaciones de grupos la confiabilidad siempre excedió el mínimo de 0,70; la mayoría superó 0,80. Los resultados obtenidos muestran que la versión colombiana en español del cuestionario SF-36 es un instrumento adaptado y confiable que puede utilizarse en el país para el estudio de la CVS de personas sanas o enfermas, mayores de 18 años de edad, alfabetas con cualquier grado de escolaridad, mediante entrevista o autodiligenciado asistido, debido a la dificultad de algunas preguntas y para garantizar un menor número de datos omitidos.(18)
El análisis estadístico se realizó en el paquete estadístico para ciencias sociales para Windows (SPSS 15,0).(19) Se calcularon frecuencia, medidas de tendencia central, media y desviación típica.
Resultados
En este estudio participaron 100 pacientes, de los cuales 52 fueron mujeres y 48 varones. La edad del grupo estuvo entre 33 y 91 años, con una media de 63,1 años (DE=13,2). Respecto a la escolaridad, 39% de los pacientes logró cursar secundaria, 34% cursó hasta estudios primarios, 17% eran profesionales, 6% tecnólogos y 4% iletrados. La ocupación mostró que 35% se dedica a labores en casa, 25% están pensionados, 17% posee un trabajo independiente, 14% son empleados y 9% carecen de empleo. Referente al estado civil, 57% están casados, 16% son viudos, 13% conviven en unión libre, 10% están separados y 4% solteros. En la convivencia se encontró que, 60% vive con la pareja, 38% con otros familiares, 1% vive solo, y 1% convive con otros familiares.
Niveles de calidad de vida
En lo referente al índice global de la escala para la calidad de vida, se encontró que 71% de la población estudiada tiene una percepción de un mejor estado de salud o mejor calidad de vida (tabla 1). La evaluación general de la salud involucra la dimensión de la percepción de la salud general, valoración personal del estado de salud que incluye la situación actual y las perspectivas futuras, y la resistencia a enfermar.
La salud mental general de estos pacientes fue mejor, se encontró en 74% de la población puntajes cercanos a 100. La salud física en general, con un menor porcentaje de los pacientes (54%), obtuvo una buena puntuación (tabla 1).
Calidad de vida por subescalas
El cuestionario SF-36 centra su contenido en dos áreas: el estado funcional y el bienestar emocional.
En esta área se pudo observar que los porcentajes más altos que indican mejor calidad de vida en el estado funcional estuvieron dados en la función social con un 86% y una media de 73,8 lo que significa que los problemas físicos o emocionales derivados del infarto agudo del miocardio podrían no estar interfiriendo en la vida social habitual de estos pacientes; le sigue la función física con 68% con una media de 61,6, indicando que estos pacientes realizan esfuerzos moderados. Limitaciones del rol por problemas emocionales en 59% de los pacientes con una media de 56,6.
Los porcentajes bajos se obtuvieron en limitaciones del rol por problemas físicos en un 41% con una media de 40,5.
El área del bienestar incluye las dimensiones
Con altos porcentajes de una buena calidad de vida en la subescala Vitalidad con 84% de pacientes y una media de 68,4, podrían estarse presentando sentimientos de energía y vitalidad frente al de cansancio y desánimo, le sigue la subescala de salud mental, con 78%, y una media de 72,5. Cuarenta y siete por ciento de los pacientes presentaron pobre calidad de vida en la subescala dolor.
Discusión
Respecto a la calidad de vida relacionada con la salud de la población se encontró que 71% de la población tiene una percepción de una mejor calidad de vida. Estos resultados son comparables con estudios previos como el de Gutiérrez y col, quienes evaluaron la calidad de vida en este tipo de pacientes con otro instrumento (Q L de Spitzer) y encontraron una mejor calidad de vida con una media de 7,3 en una escala de 0 a 10(19). Hay diferentes respuestas que puede tener el paciente después del infarto, una de ellas es la aceptación de lo sucedido y la disponibilidad racional de valerse de todos los recursos para recuperar la mejor salud posible, incrementando de esta manera su calidad de vida.(5) Contrario a lo encontrado por Vargas y col, 82% de los pacientes tuvo una percepción de peor calidad de vida.(20) Breijo encontró que 85,29% presentó una disminución en la calidad de vida.(21) Sánchez evidenció que 50% de los pacientes presentó deterioro marcado en la calidad de vida.(22)
Se encontró el peor estado de la calidad de calidad de vida en 46% de los pacientes postinfarto en la salud física general, datos similares a los de Gutiérrez y col. En donde 43% de la población presentó reducción y/o alteración de la actividad física.(19) En el estudio de Vargas y col la escala de salud física fue la más afectada con un promedio de 23 puntos, lo que hace evidente su percepción negativa de esta dimensión.(20) Igualmente Breijo encontró que 34,9% de los pacientes presentó alteraciones del componente físico.(21)
Las manifestaciones del deterioro de la actividad física podrían explicarse debido a que el paciente puede llevar a cabo los denominados actos esenciales de la vida diaria, (acostarse y levantarse de la cama), pero no es capaz de efectuar las actividades domésticas o cotidianas (ir de compras, cocinar, caminar); estas últimas las que requieren más gasto físico y por ende se presentan más limitaciones para ejecutarlas.(19)
El 54% restante no presenta afección debido a que algunas veces la gravedad de las repercusiones del IAM, depende del tamaño de la zona afectada, es decir la cantidad del músculo cardiaco que dejó de funcionar; aunque normalmente la parte del miocardio que no ha sido afectada permite al corazón realizar su función en forma adecuada sin afectar el desarrollo de las actividades habituales de la persona.(11)
En lo referente al sumario que evalúa la salud mental general, se halló que 74% de los individuos estudiados no presentó deterioro en esta escala. Esto indica que el sumario que evalúa la salud mental general está menos afectado que el de salud física general. Datos similares informaron Failde y col en su estudio de calidad de vida tres meses después del infarto.(10) Otros estudios revelan que el apoyo social dado principalmente por la familia aparece como una necesidad esencial del ser humano en épocas de crisis, lo que permite al paciente tener seguridad para su incorporación social y disminuir los sentimientos de preocupación.(20)
En cuanto a la escala que evalúa la función social 85% de la población obtuvo un puntaje mayor de 50. Resultados similares a los encontrados por Failde y Soto, en que el puntaje más alto lo presenta la función social con una media de 80.(10) Este hecho es coherente con la adaptación a los procesos de desarrollo humano: el envejecimiento en muchas oportunidades permite que los mayores se adapten con el paso de los años a nuevas etapas y ciertas limitaciones, y adicionalmente el hecho de no estar trabajando al momento de sufrir el infarto, no produce cambio sustancial en las necesidades del individuo; por lo que la relación con amigos y familiares no se ve muy alterada después del evento cardiaco,(23) teniendo en cuenta que en este estudio la edad promedio fue 63,3 años con una D. E de 13,2. A esto se suman las características sociales de la región (región Caribe) donde residen los participantes que permiten una incorporación más rápida del paciente a las actividades cotidianas, laborales y de la familia extensa, a través de una red de apoyo social mejorando de esta manera la calidad de vida.(24)
El rol físico fue la escala que obtuvo menos puntuación con una media de 40,5, este resultado coincide con el obtenido por Brown y col en pacientes postinfarto, quienes presentaron un deterioro en esta misma escala.(25) Lo anterior está influenciado con la re reducción del volumen de oxígeno máximo que depende del grado de limitación que determine la afectación miocárdica del paciente después de ocurrido el infarto,(11) lo que altera de forma negativa la capacidad funcional y de esta manera se limita la realización de actividades cotidianas; a esto se le suma la sobreprotección familiar, la familia evita cualquier esfuerzo físico al paciente.(12)
Un aporte importante de este estudio fue mostrar que el rol físico se afecta en cierto grado después del infarto en la población estudiada, refiriéndose a problemas con el trabajo u otras actividades diarias debido a su salud física; lo que puede orientar el diseño de estrategias de intervención en el proceso de recuperación del paciente después de su egreso hospitalario, encaminada a mejorar la calidad de vida de estos, en especial el rol físico. Otro aporte que se determinó adicionalmente fue la consistencia interna del instrumento.
El seguimiento de enfermería en la prevención secundaria y terciaria del paciente post IAM, podría evitar deterioros en la calidad de vida, previniendo e identificando a tiempo los problemas encontrados en este estudio u otros que se pueda presentar, todo ello mejoraría el bienestar del paciente y su familia, por lo que se hace necesario la inclusión en las etapas de valoración y evaluación de un instrumento de medida de la calidad de vida.
Este estudio, primero ejecutado en la ciudad de Cartagena con esta población, proporciona bases científicas preliminares para que se lleven a cabo otras investigaciones que enriquezcan estos resultados y funcionen como parámetros para realizar intervenciones asistenciales que contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida de estos pacientes.
Sin embargo, este estudio presenta la limitación de disponer de una población relativamente pequeña lo cual dificulta la extrapolación de los resulta- dos a la población en general de pacientes postinfarto y la no asociación de las variables socio demográficas y clínicas con su calidad de vida.
Se concluye que la población estudiada percibe un mejor estado de salud en el índice global de su calidad de vida, este incluye la dimensión de la percepción de la salud general y la valoración personal del estado de salud.
Las escalas que evalúan el rol físico y el dolor fueron las más afectadas, reflejando dificultades en el ámbito laboral y en la realización de sus actividades cotidianas. Se recomienda que se realicen estudios de tipo asociativo en donde se pueda determinar las características sociodemográficas y/o clínicas y su relación con la calidad de vida en pacientes postinfarto.
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