Síndrome Testicular Agudo

Torsión Testicular

Aunque puede presentarse desde las 28 semanas de gestación, es poco frecuente en el período neonatal; su aparición es más usual a los 20 años de edad (11). Puede ser extravaginal o intravaginal. La torsión extravaginal se produce antes de que el cordón entre en la túnica vaginal; es propia del neonato e, incluso, se presenta intrauterinamente, antes del parto (12). En la torsión intravaginal, el testículo es el que se tuerce y se presenta especialmente entre los 8 y los 20 años de edad. Puede aparecer espontáneamente o asociarse con traumas, frío, estímulos sexuales o alteraciones congénitas de fijación del testículo a la túnica vaginal del escroto (12).

La lesión bilateral es un evento que, no obstante ser raro e infortunado, existe; por ello, el equipo médico debe preocuparse del testículo aparentemente no afectado (13).

El diagnóstico se hace con los hallazgos clínicos y mediante la ecografía Doppler, que es la prueba de elección pues muestra el estado de la circulación dentro del testículo

Para su tratamiento, se debe corregir la rotación hacia fuera del eje y hacer la fijación antes de seis horas, período en el cual hay una recuperación del 100% (15). Al operar se abre la túnica albugínea y si sale sangre, se debe esperar; luego se ponen paños tibios; si no hay cambios en la apariencia del testículo o si la incisión no sangra, se practica una orquiectomía (3).

Se presenta el caso de un paciente de 43 años de edad, con evolución de 24 horas después de una relación sexual (figura 13). Llegó en choque, con edema y equimosis escrotal. Se inició tratamiento que mejoró su condición hemodinámica, pero no así el dolor escrotal. Se iniciaron antibióticos y se pidieron exámenes. La ecografía Doppler mostró ausencia de circulación testicular.

Torsion Testicular

En la cirugía, se corrigió la torsión del cordón que era de 180 grados a nivel del anillo inguinal superficial. Se aplicaron fomentos calientes y se esperó 30 minutos. El testículo y todas las estructuras estaban necróticos. Se procedió a la orquiectomía y fijación del testículo del otro lado. El diagnóstico de anatomopatología reveló necrosis. La evolución fue aceptable y cinco días más tarde fue dado de alta.

Orquiepididimitis

Es un proceso que puede aparecer como complicación de infección vesical, gonorrea, uretritis no específica, cirugía de próstata o cateterismo uretral. A veces es un proceso limitado al epidídimo que se extiende al testículo y habitualmente es unilateral. Es más frecuente en menores de 5 años y mayores de 10 como consecuencia de la parotiditis, pero puede aparecer en cualquier momento de la vida.

Sus manifestaciones clínicas son dolor intenso, tumefacción escrotal e hinchazón de la piel, fiebre, escalofríos, náuseas y vómitos. La transiluminación es negativa. La sintomatología es similar a la de la torsión testicular, por lo que siempre hay que pensar en este proceso en el diagnóstico diferencial del escroto agudo. La ecografía Doppler a color es útil (4), muestra el espesor de las túnicas testiculares y el epidídimo grueso.

El tratamiento consiste en reposo en cama y elevación del escroto, lo que debe calmar el dolor, aun sin analgésicos ni antibióticos (3). Si se presentan complicaciones como los abscesos, se debe hacer ecografía que puede mostrar destrucción de las estructuras que lleva a orquiectomía.

Se presenta el caso de un campesino de 45 años de edad, quien había sido sometido a prostatectomía por un adenoma obstructivo (figura 14). Era fumador y diabético. Consultó por fiebre, escalofríos, malestar general, taquicardia y edema doloroso del escroto. Como antecedentes refirió gonorreas a repetición. La ecografía mostró edema y alteración de la apariencia normal del epidídimo y su testículo.

Orquiepididimitis

Se hospitalizó y recibió con antibioterapia doble, analgésicos y líquidos intravenosos. Al segundo día, hubo desmejoramiento general e incremento del tamaño del escroto. Se llevó a cirugía y se encontró pus dentro del escroto y una masa pustulosa que involucraba el epidídimo y el testículo. Se resecaron estas dos estructuras, y se hicieron lavados y drenaje. La evolución fue lenta, pero favorable.

Trauma Escrotal

El trauma puede ser penetrante o cerrado. El penetrante, ya sea por arma de fuego o corto-punzante, requiere un estudio radiológico complementario urgente (16) o puede tener indicación quirúrgica, para su evaluación y tratamiento.

El trauma cerrado se presenta por golpes directos, caídas a horcajadas o caídas de alturas. Se acompaña de hematomas, equimosis y, por su situación anatómica, se puede relacionar con alteraciones de las vías urinarias. Puede requerir tratamiento quirúrgico, pero generalmente, es posible estadificarlos con estudios radiológicos.

Los exámenes utilizados son, tomografía axial computadorizada, pielografía, ureteropielografía retrógrada, arteriografía, uretrografía, cistografía y ecografía escrotal (17).

Si hay compromiso testicular por trauma cerrado, el diagnóstico se dificulta por el gran hematoma. Es definitivo ver si la túnica albugínea está comprometida y para ello se hace una ecografía.

Si no hay rotura, el tratamiento consiste en reposo, suspensión testicular, analgésicos y antiinflamatorios. Si hay ruptura, se debe someter a cirugía. Si hay avulsión escrotal y lo demás está sano, se desbrida. Los testículos se protegen entre los tejidos subcutáneos del muslo y, tardíamente, se reconstruye con injertos.

Se presenta el caso de un hombre de 47 años, campesino, quien había sido operado años antes por apendicitis y tenía material de osteosíntesis por una fractura tibial antigua. Ingresó en estado de choque. Se manejó su estado general y se encontró un hematoma escrotal extendido a otras regiones vecinas, causado por la coz de una mula (figura 15). Una vez estabilizado, se sometió a uretrocistografía que no reveló ruptura de las vías urinarias. La ecografía escrotal reveló ruptura total del testículo y un hematoma global.

Trauma de Escroto

Se inició tratamiento con banda de suspensión escrotal, antibióticos y analgésicos.

Unas horas más tarde presentó desmejoría y fue llevado a cirugía. Se encontró un gran saco hemorrágico y, al abrirlo, se observó desgarro múltiple del testículo. Se extirpó la gónada y el cordón espermático. Se hizo lavado y se dejó drenaje continuo. La evolución fue favorable.

Tumores Testiculares

Son raros. Es posible que la incidencia sea mayor a la reportada, debido al fracaso en su diagnóstico. Son más comunes en hombres entre los 20 y 35 años. Su causa se desconoce. Tienen la tasa de curación más alta entre todos los tipos cáncer, por encima de 90%, y es raro que se diseminen. Si lo hacen, con quimioterapia hay curación en la mitad de los casos (18).

Es importante tener en cuenta los antecedentes familiares de cáncer y de criptorquidia. Se pueden relacionar con traumas frecuentes.

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