Arte, Humanismo y Cirugía, El Renacimiento, Siglos XV-XVI

No sobra recordar que la escuela de Atenas es un numeroso grupo de filósofos antiguos que, con noble seriedad, se reúnen debajo de una monumental construcción. Este mural gigantesco pintado por Rafael Sanzio (1483-1520) en la Cámara de la Signatura del Palacio Vaticano realza la verdad racional y el saber humano. En el Centro están Platón y Aristóteles, máximos exponentes de la filosofía griega: el uno, más viejo, con el volumen del “Timeo” y señalando a lo alto, al cielo de las ideas, es la expresión misma del idealismo filosófico; y el otro, de arrogante figura, se cubre con un manto azul y tiene apoyado sobre la pierna el tomo de “Ética” y la palma extendida hacia el suelo, parece querer hallar una armonía entre el cielo y la tierra. Rafael sustituye el paisaje por una sólida estructura arquitectónica inspirada en Bramante. Hombres antiguos y modernos se mezclan simbólicamente.

Considero este mural como el enlace hacia el renacimiento.

Los primeros artistas en anatomizar un cuerpo humano fueron Donatello y Pollaiuolo. Fueron seguidos por los más grandes pintores y escultores de la época: Verrochio, Leonardo, Miguel Ángel y Alberto Durero. Se sabe que el joven Miguel Ángel solicitaba el derecho a disecar cuerpos en el hospital del monasterio de Florencia como retribución a la realización de sus decoraciones.

La encarnación del pensamiento renacentista: Andrés Vesalio y Leonardo Da Vinci.

Escuela de Atenas

Leonardo Da Vinci (1452-1519) y la Anatomía Prevesaliana

La encarnación del Pensamiento Renacentista

Leonardo Da Vinci es uno de los grandes maestros del Renacimiento, famoso como pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y científico. Su profundo amor por el conocimiento y la investigación fueron la clave de su obra.

Cuando Leonardo cumplió 15 años, su padre lo envió como aprendiz al taller de Andrea del Verrocchio, el artista más importante de Florencia, escultor, pintor y orfebre. Su apasionada preocupación por la calidad y su interés en expresar la movilidad vital de la figura humana fueron elementos importantes en la formación artística de Leonardo, quien se inició en diversas actividades, desde la pintura de retablos y tablas, hasta la elaboración de grandes proyectos escultóricos en mármol y bronce. En esta etapa de su formación, el joven también estudió la anatomía humana, participando en la disección de cadáveres de criminales en la facultad médica.

El Hombre de Vitruvio

En su estudio conocido como “El hombre de Vitruvio”, Da Vinci realizó una visión del hombre como centro del universo, al quedar inscrito en un círculo y un cuadrado. El cuadrado es la base de toda la arquitectura clásica, mientras que el uso del ángulo de 90 grados y la simetría son bases greco-latinas de la arquitectura. En este estudio anatómico buscó la proporcionalidad del cuerpo humano, el canon clásico o ideal de belleza, la famosa “proporción áurea”, siguiendo los estudios del arquitecto romano Vitruvio, quien vivió en el siglo I antes de nuestra era. “El hombre de Vitruvio” es un claro ejemplo del enfoque globalizador de Leonardo. Trataba de expresar el lugar de la humanidad en el “plan global de las cosas”. Para Leonardo, el hombre era el modelo del universo y lo más importante era vincularlo con la naturaleza.

El dibujo está realizado en lápiz y tinta, y mide 34,2 cm x 24,5 cm. En la actualidad forma parte de la colección de la Galería de la Academia de Venecia.

Si Da Vinci hubiera tenido conocimientos médicos más sólidos o se hubiera interesado más en éstos, quizá hubiésemos tenido un tratado de anatomía formal escrito por él.

Andrés Vesalio (1514-1564)

Andrés Vesalio nació el 31 de diciembre de 1514 en Bruselas y murió en el año de 1564 en un naufragio frente a la isla griega de Zacynthos. Estudió medicina en Padua y se graduó Magna Cum Laude. A los 23 años de edad empezó a dar conferencias a los estudiantes sobre anatomía y cirugía. El ansia de conocimientos afecta simultáneamente a todos los gremios hasta el punto de hacer exclamar a Vesalio, el principal anatomista del siglo XVI:

No me tomo la molestia de preocuparme de los pintores y escultores que se amontonan en mis disecciones ni, pese a sus aires de superioridad, me siento menos importante que ellos”.

“De humani corporis fabrica libri septem”, Basilea, Juan Oporino, 1543.

En 1543, cuando el flamenco Vesalio tenía apenas 28 años de edad, apareció su monumental libro “Dehumani corporis fabrica libri septem” (siete libros sobre la estructura del cuerpo humano), un volumen ilustrado profusamente con bellísimas imágenes que todavía hoy, a más de cuatro siglos y medio de su aparición, siguen siendo una de las cumbres de la ilustración del conocimiento científico.

Vesalio inicia su inmortal tratado con la consideración del esqueleto, puesto que en él tiene su fundamento sustentador la “fábrica” o “edificio” de nuestro cuerpo. Nada más elocuente que sus propias palabras:

“la función que cumplen las paredes y las vigas en las casas, los mástiles centrales en las tiendas de campaña y las quillas con sus costillas, en las naves, esa es la de los huesos en la fábrica del hombre”.

De ahí que ese tratado estudie sucesivamente los sistemas constructivos, o edificativos, del cuerpo humano (esqueleto, ligamentos, músculos), sus sistemas unitivos y conectivos (venas, arterias y nervios) y sus sistemas animadores o impulsivos (órgano de la cavidad abdominal, torácica y cefálica); y de ahí, por otra parte, el estilo manifiestamente estructural de la descripción vesaliana de las distintas partes anatómicas exaltadas con sus ilustraciones.

Vesalio inaugura de manera espectacular la visión arquitectural o estructural de la anatomía descriptiva. De aquella primera edición del texto, se conserva un ejemplar en la Biblioteca Palafoxiana de Puebla, México, bajo el número de localización 41391.

Impacto de la Obra de Vesalio

En el prólogo de su libro, Vesalio describe la situación de la medicina de su tiempo y critica a los médicos que han descuidado el estudio de la anatomía, a los profesoresque no hacen disecciones personalmente, y a los que se someten por completo a las enseñanzas de Galeno. Aunque la crítica está dirigida a estos tres grupos en especial, en realidad es aplicable a todo el esquema del pensamiento medieval, basado como estaba en la autoridad inapelable del dogma. La ciencia era imposible mientras la verdad sobre la naturaleza tuviera que buscarse no en la realidad sino en las Sagradas Escrituras, y todo lo que las contraviniera no sólo era falso sino obra del demonio, por lo que debía prohibirse y combatirse con el fuego. Por simple extrapolación, las obras de Galeno se habían erigido en el equivalente de las Sagradas Escrituras médicas, de modo que lo que Vesalio se atrevió a hacer fue una herejía médica monumental. Sin embargo, tal herejía era indispensable como parte de un nuevo método para el estudio de la anatomía, de un nuevo método para explorar la naturaleza, de un nuevo método científico.

Por otro lado, para celebrar su ideal científico y social, el médico flamenco tiene que recurrir a Homero y a su elogio al médico en la “Ilíada”: el poeta griego, por supuesto, no alaba al profesor universitario de medicina, sino al terapeuta práctico que cura a los héroes para que puedan regresar a sus hazañas. Pero, para criticar a las autoridades de la Normal Sciencie de su época, a Aristóteles y a Galeno, Vesalio se apoya sobre todo en Platón, según el cual la anatomía constituía el fundamento de la medicina.

Como acabamos de señalar, Vesalio conoció más y mejor la anatomía humana que todos sus predecesores; puede calificarse de “renacentista” su forma de ver y describir el cuerpo humano. Su modo es el de describir el cuerpo humano como una edificación estática, una “fábrica” o edificio. Frente a la confusión entre “forma” y “función” de Galeno y toda la morfología tradicional, Vesalio distingue cuidadosamente ambos aspectos de la realidad, dando una visión estática del organismo humano. Será más adelante cuando la fisiología moderna se encargue de poner en movimiento la estática “fábrica” de Vesalio.

Meditemos sobre estos dos grandes artistas, Andrés Vesalio y Leonardo Da Vinci. Ambos tuvieron una peculiar manera de ver al Hombre en el Renacimiento.

Ambos se enfrentaron a la inquisición por sus creencias y por su afán de conocimiento. Probablemente, ninguno de los dos estaba de acuerdo con el mundo que le rodeaba y decidieron cambiarlo. No se conformaron con la visión que les habían presentado del hombre y por eso decidieron averiguar por sí mismos la verdad. Puede ser que el destino toque a unos seres humanos especiales para cambiar las creencias y, si fue así, éstos fueron los elegidos. La lección más importante que nos dejan Leonardo y Vesalio es que no debemos conformarnos con las cosas como están, debemos cambiar nuestro mundo si no estamos de acuerdo con lo que vemos. Podríamos decir que para ellos en el Renacimiento fue más difícil de lo que podría ser para nosotros actualmente. Dejemos, entonces, que la Historia les siga rindiendo culto a estos artistas que se atrevieron a ver al hombre de una manera diferente en el renacimiento.

Los Barberos

Miguel Ángel: Clase de Anatomía

Desde el siglo XIII la categoría de los cirujanos francesesvenía incrementándose y haciéndose visible mediante la autoridad para vestir la toga larga y realizar cirugía mayor. A lo largo de los siguientes siglos comienza a emplearse el término de “barbero” para referirse a un gremio de “prácticos”, no médicos, desconocedores del latín y cuyo campo de actuación se limitaba a intervenciones menores.

Recordemos que, en Francia, los éxitos de la cirugía durante el Renacimiento llevaron a la desaparición de las diferencias de clase entre los médicos y los cirujanos. Sin embargo, los barberos siguieron realizando su función social libremente durante mucho tiempo y, en el año de 1731, Luis XV promulgó la ordenanza prohibiendo a los barberos el ejercicio de la cirugía.

Por otra parte, en 1540, el parlamento inglés autoriza la creación de la compañía de cirujanos-barberos, pero habrá de ser Thomas Vicary, cirujano encargado de curar con éxito una herida de la pierna de Enrique VIII, quien consiguiera de manos del rey, la carta de los derechos del gremio de cirujanos.

La Nueva Cirugía, Ambrosio Paré

Encontrándonos en las postrimerías del siglo XVI, a punto de finalizar el periodo renacentista, hace suaparición el cirujano francés Ambrosio Paré (1510- 1590). Este cirujano fue médico personal de cinco reyes. Su formación se inicia en el gremio de los barberos y sacamuelas pero compagina su trabajo con la asistencia al Hotel Dieu de París. Se caracterizó por su espíritu innovador, siendo el primer cirujano en realizar la ligadura rutinaria y selectiva de los vasos en las amputaciones; observó que las heridas cicatrizaban mejor lavándolas con agua limpia que al cauterizarlas con el procedimiento obligado para la época que era el aceite hirviendo.

Su inventiva lo llevó a diseñar algunos instrumentos quirúrgicos e incluso diseñó prótesis o “miembros artificiales” para algunos de sus pacientes amputados. En 1585, publicó el primer tratado de cirugía científica y en ella hizo famoso el aforismo: “Yo lo atendí y dios lo curó”.

Al tiempo que Andrés Vesalio publica su monumental descubrimiento del cuerpo humano, Ambrosio Paré inicia la cirugía moderna. Pero, además, es conocido por los soldados como el “cirujano bondadoso”, no sólo porquecon su destreza quirúrgica evita dolores y sufrimientos a los heridos, sino porque en medio de las batallas muyde mañana, antes de salir el sol, corre a la tienda donde yacen los heridos y cuida de ellos consolándolos y cambiando sus apósitos con delicadeza; médico, cirujano, filósofo y humanista, Ambrosio Paré es desde entonces paradigma del cirujano moderno y a él se le atribuye la descripción de las cinco funciones de la cirugía:

“Eliminar lo superfluo, restaurar lo que se ha dislocado, separar lo que se ha unido, reunir lo que se ha dividido y reparar los defectos de la naturaleza”.

Ambrosio Paré es considerado con justicia el Padre de la Cirugía Moderna.

Por otro lado, el médico suizo Teofrasto Bombasto, conocido como Paracelso (1493-1541), la figura más discutida en la historia de la medicina, reexaminó los problemas básicos del arte de curar y ayudó a elevar el nivel ético de la profesión médica con su conocido proverbio:

“El más precioso don que poseemos los médicos es nuestro arte de curar; después viene el amor por nuestros pacientes, siendo la esperanza la clave de ambos”

y repetía emocionado: “La medicina es amor”.

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