Artículo Original: Resección del Quiste Tirogloso con Preservación del Hueso Hioides
Gabriel Sánchez1, Elkin Cabrera2
Palabras clave: quiste tirogloso; cirugía; complicaciones; recurrencia.
Resumen
Introducción. El quiste del conducto tirogloso representa la lesión congénita más frecuente del cuello, con una incidencia de 7 % de la población general. La presentación típica consiste en una masa en la línea media, entre el foramen ciego y la glándula tiroides, que asciende con la deglución o protrusión de la lengua. Tradicionalmente, se ha recomendado la remoción del quiste mediante el procedimiento de Sistrunk.
Se describe una modificación de la técnica quirúrgica, preservando el cuerpo del hioides. El objetivo del presente estudio fue evaluar la frecuencia de complicaciones perioperatorias y de recidiva después del procedimiento quirúrgico modificado.
Materiales y métodos. Se hizo un análisis retrospectivo de una cohorte de pacientes sometidos entre marzo de 2003 y marzo de 2011 a la resección quirúrgica del quiste del conducto tirogloso con el procedimiento modificado. Las intervenciones fueron practicadas por un cirujano de cabeza y cuello de la Fundación Cardioinfantil (Bogotá).
Resultados. En el estudio se incluyeron 43 pacientes que cumplían los criterios de inclusión. La mediana de seguimiento fue de 11 meses y la tasa de complicaciones fue 6,9 % (n=3). Se presentaron dos granulomas a cuerpo extraño y un mucocele, este último considerado como una recidiva (2,3 %).
Discusión. En el presente estudio no se encontró un incremento en la frecuencia de complicaciones perioperatorias cuando se reseca el quiste del conducto tirogloso con la técnica modificada. La recurrencia de la enfermedad está en el rango de lo reportado en la literatura científica, por lo que consideramos que el procedimiento quirúrgico propuesto puede ser una opción segura y viable.
Introducción
El quiste del conducto tirogloso es la anomalía congénita más frecuente del cuello y la segunda causa de masas no congénitas en la población pediátrica después de las adenopatías inflamatorias. Representa el 70 % de las masas cervicales congénitas 1-3. Su incidencia alcanza el 7 % en la población general, predominando en niños y adolescentes, sin predilección por ningún sexo 3-6.
Embriológicamente, el desarrollo de la glándula tiroides se inicia al final de la tercera semana de gestación como un engrosamiento epitelial del piso ventral de la faringe en la primera bolsa faríngea (agujero ciego). Posteriormente, se inicia su descenso por la línea media del cuello formando el conducto tirogloso que, en principio, puede pasar anterior, posterior y, en menor proporción, a través del hueso hioides. Cuando transcurre la quinta semana, sufre una fragmentación (60 % de los casos), lo que explica por qué el lóbulo piramidal existe en poco menos de la mitad de la población. Esta comunicación finalmente involuciona hacia el final de la décima semana de gestación, convirtiéndose en un tracto fibroso denominado conducto tirogloso 7-9.
El quiste del conducto tirogloso se presenta clásicamente en la línea media del cuello como una masa entre el agujero ciego y el istmo de la tiroides (figura 1), la mayoría de las veces indolora, móvil y fluctuante, que asciende durante la deglución o protrusión de la lengua 10. La localización más común es inmediatamente inferior al hueso hioides, resultando muy rara su presentación intralingual, intratiroidea o en el mediastino 1,3,4.
No cabe duda de que el tratamiento estándar para el quiste del conducto tirogloso es la resección quirúrgica y clásicamente se ha recomendado la remoción del quiste mediante el procedimiento de Sistrunk 10-12, en el que se extrae el cuerpo del hueso hioides y un segmento muscular adyacente 13. Según lo reportado en la literatura científica, el obviar la resección de la porción central del hueso hioides genera una recurrencia hasta de 10 % 12.
El objetivo del presente estudio fue evaluar si la resección quirúrgica del quiste y el conducto tirogloso, mediante una técnica quirúrgica que preservara el cuerpo del hueso hioides y los planos musculares, interviene sobre la recurrencia de la enfermedad y la presentación de complicaciones perioperatorias.
1 Médico, cirujano de Cabeza y Cuello, Departamento de Cirugía, Fundación Cardioinfantil, Bogotá, D.C., Colombia
2 Médico, residente de Cirugía General, Universidad de La Sabana, Chía, Colombia
Citar como: Sánchez G, Cabrera E. Resección del quiste tirogloso con preservación del hueso hioides. Rev Colomb Cir. 2014;29:12-17.
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