Infección Necrotizante de Tejidos Blandos: Experiencia Institucional
PONCE A, MD; PRIETO R. G., MD, SCC; RODRIGUEZ S. J., MD; RODRIGUEZ S. V., MD.
Palabras clave: Infección necrotizante, Fascitis necrotizante, Gangrena de Fournier, Desbridamiento quirúrgico, Biopsia por congelación, Elevada tasa de mortalidad.
Las infecciones necrotizantes de los tejidos blandos, a pesar de ser una patología infrecuente, tienen una elevada mortalidad en nuestro medio.
La sospecha clínica y el tratamiento quirúrgico temprano constituyen la piedra angular en su terapéutica. Se presenta una revisión bibliográfica y la experiencia
institucional en un Hospital de tercer nivel, durante los últimos 5 años.
Introducción
La infección necrotizante de los tejidos blandos engloba un amplio espectro de patologías que comprometen la fascia superficial y la grasa subcutánea, y cuyo curso es bastante agresivo asociándose a una tasa de mortalidad entre el 10 y 70% ( 6,8,11-14,16).
El pronóstico de dichas infecciones necrotizantes depende del reconocimiento y tratamiento temprano, así como del aislamiento oportuno de los gérmenes causales, para dirigir una terapéutica antimicrobiana oportuna
Reseña histórica
Se conocen reportes de infecciones necrotizantes desde la época de Hipócrates (8). A fines del siglo XVIII y principios del XIX fueron denominadas como úlceras malignas, gangrenosas, pútridas, fagedénicas, etc.
En 1871, loseph lones realizó la primera descripción en América. En 1883, lean Alfred Fournier reportó su experiencia con 5 pacientes en quienes documentó un tipo de gangrena de origen no claro en el pene y escroto.
El término de fascitis necrotizante fue introducido por Wilson en 1952, siendo su informe uno de los más detallados en cuanto a la descripción de la infección y la necrosis fascial (8). Actualmente la gangrena de Fournier es reconocida como una fascitis necrotizante, que compromete el periné masculino y los genitales (2,15).
Epidemiología
Este tipo de patología no tiene predilección por edad o sexo y ocurre más frecuentemente en pacientes con patologías crónicas como diabetes mellitus, alcoholismo, inmunosupresión, neoplasias. farmacodependencia, patología vascular periférica, etc. Sin embargo, puede afectar pacientes previamente sanos quienes son víctimas de noxas severas como politraumatismo, quemaduras, etc.( 4,8,18).
Otro aspecto importante de este grupo de infecciones es que se puede presentar en cualquier parte del cuerpo, aunque más frecuentemente compromete la pared abdominal, las extremidades y el periné; el inóculo del agente patógeno en el espacio subcutáneo puede ocurrir por disrupción de la piel secundaria a solución de continuidad, contusión, mordedura, quemaduras, iatrogenias, etc (8).
Microbiología
Los organismos aeróbicos se encuentran en el 10% de los casos; los anaeróbicos en 20%, y el 70% está constituido por flora polimicrobiana mixta, aerobia y anaerobia. Un único organismo se aisla en menos del 10% de los casos cultivados, y en 90% se encuentran entre 3 y 5 microorganismos en cada cultivo. (6,16).
Los organismos aeróbicos que con mayor frecuencia se encuentran son el Streptococccus Beta hemolítico del grupo A, Staphylococcus aureus, Escherichia coli, etc.
Entre los anaeróbicos se incluyen los Peptostreptococcus sp, Bacteroides sp, Prevotella sp, Fusobacterium sp, Clostridium sp, etc (l ,4,6,7,11-13,16,18).
Otros patógenos poco comunes incluyen Streptococcus de los grupos B,C,G, o F; Haemophylus influenzae tipo B; Pseudomona aeruginosa, Aeromona hydrophila, Vibrio
vulnificus, Flavobacterium odorantum, etc. ( 6,10,16).
Se han documentado infecciones por hongos oportunistas como el Rhizopus arrihzus y Mucor, los cuales causan una gangrena masiva y de alta virulencia, que se asocia con una mortalidad aproximada del 75% (10,12,14).
Presentación clínica
El curso clínico de las infecciones necrotizantes de los tejidos blandos fue inicialmente descrito por Meleney en 1924, como fruto de sus observaciones durante un brote de “gangrena estreptocócica hemolítica aguda” en su hospital en Pekin. El primer síntoma fue el edema, seguido de dolor y fiebre, siendo el compromiso sistémico el paso previo a la muerte (12).
Dentro de los signos y síntomas más frecuentes se encuentran edema, dolor, descargas fétidas, induración, crepitación, flictenas, alteración del sensorio, shock, etc. (4,5,12,16, 17).
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en una alta sospecha clínica. El consenso general indica que ante la sospecha clínica de esta patología, el paciente debe ser llevado de inmediato a cirugía, en donde se deben valorar macroscópicamente las zonas comprometidas y tomar biopsias al azar, las cuales se envían a patología para procesamiento por congelación, lo cual determinará la magnitud de la operación en curso (9, 17) (Figura 1).
Se han utilizado otros métodos para determinar la extensión del procedimiento quirúrgico, entre los cuales se cuentan la radiografía simple, la ultrasonografía, la resonancia nuclear magnética, etc. (3,8,16).
Tratamiento
El tratamiento de las infecciones necrotizantes está basado en el desbridamiento quirúrgico radical asociado a antibioticoterapia y el seguimiento estrecho de la evolución del paciente.
A su ingreso, el paciente debe ser tratado mediante una reanimación adecuada, dada por administración de líquidos endovenosos, sangre, antibioticoterapia de amplio espectro y soporte ventilatorio e inotrópico según el estado del paciente.
La intervención quirúrgica debe realizarse tempranamente mediante el desbridamiento extenso del tejido necrótico hasta identificar tejido fascial sano macroscópicamente, del cual se deben obtener biopsias para estudio por congelación. A las 24 horas el paciente debe ser reintervenido para evaluación del foco infeccioso y realizar nuevos desbridamientos si así se halla indicado.
El manejo antibiótico debe ser orientado al cubrimiento de gérmenes aeróbicos y anaeróbicos. Entre los esquemas recomendados figuran:
l. Penicilina cristalina- aminoglucósido- clindamicina o metronidazol
2. Imipenen
3. Aminoglucósido- cloranfenico1.
Para pacientes alérgicos a la penicilina se recomienda vancomicina-clindamicina-ciprofloxacina.
Si se documenta infección micótica, se debe instaurar tratamiento con anfotericina B (5,8,12,16).
La terapia con oxígeno hiperbárico, sigue siendo tema de controversia. Algunos estudios favorecen su empleo, pero en términos generales, su uso sigue siendo tema de investigación.
Mortalidad
La mortalidad asociada a este cuadro infeccioso varía entre el 10 y 70%, Y se ve directamente afectada por patologías asociadas como diabetes mellitus, desnutrición, inmunosupresión, etc.
El pronóstico una vez controlado el cuadro infeccioso es bueno, pero puede demeritarse dependiendo de la magnitud y localización del área desbridada.
Materiales y Métodos
Se documentaron 39 casos atendidos por infección necrotizante de tejidos blandos en el Hospital Universitario de La Samaritana, entre los años 1994 y 1998, de los cuales 27 (69%) fueron de sexo masculino y 12 (31 %) de sexo femenino. El promedio de edad fue de 45 años (20 – 86 años).
Los sitios anatómicos más frecuentemente comprometidos fueron los miembros inferiores, seguidos por el compromiso de la pared abdominal, periné y zona glútea (Figuras 2, 3 Y 4) (Tabla 1).
Se observó, además,que el compromiso monosegmentario es mayor al multisegmentario.
La causa de la infección se relacionó principalmente con episodios traumáticos, en 21 pacientes (53%); con eventos iatrogénicos, en 10 pacientes (26%), dentro de los que se incluyeron venopunciones, paso de sondas vesicales, colocación de enemas, etc., los cuales no fueron realizados en situaciones idóneas de asepsia y antisepsia (Tabla 2).
La Tabla 3 ilustra las patologías asociadas identificables en los pacientes tratados por infección necrotizante de tejidos blandos.
Dentro del espectro microbiológico, el Streptococcus phemolítico tipo A se aisló en 40% de los pacientes; la Pseudomona aeruginosa, en 20%; el Staphylococcus aureus, en 13%; E. coli, en 10%; el Peptostreptococcus, en 10%; y en 7% no se aisló ningún germen.
El estudio histopatológico reportó fascitis necrotizante en 54% de las biopsias enviadas; 22% informadas como mionecrosis; 10% como miositis y 14% como cambios sugestivos de celulitis necrotizante.
El tratamiento de primera elección fue el triconjugado de penicilina cristalina, aminoglucósido y clindamicina, administrado en un 60% (24 pacientes), y otros esquemas en 9 pacientes (24%). En 6 casos no se inició terapia antibiótica por el pésimo estado general de los pacientes al momento del ingreso con el diagnóstico de falla multiorgánica refractaria al tratamiento. La terapéutica quirúrgica se basó en dos conductas, el desbridamiento agresivo, en 29 pacientes (74%) Y la amputación, que se realizó en 4 pacientes (10%); 6 pacientes (10%) no fueron llevados a cirugía debido a su estado agónico al ingreso.
Once pacientes requirieron atención en la Unidad de Cuidados Intensivos, con un promedio de estancia de 15 días y con una mortalidad del 64%.
El tiempo promedio de hospitalización en el servicio de Cirugía General, fue de 25 días.
La mortalidad global fue de 26% (10 pacientes).
Conclusiones
A pesar de que las infecciones necrotizantes de tejidos blandos constituyen una patología poco frecuente, la experiencia en nuestro Hospital demuestra que su comportamiento es grave, asociado a índices elevados de mortalidad, especialmente cuando el diagnóstico es diferido, como se documentó en 6 casos en los cuales la remisión a nuestra Institución se realizó tardíamente, lo que condujo a un desenlace fatal en tales casos.
Las zonas anatómicas más comprometidas en nuestra experiencia, fueron las extremidades inferiores, asociándose a niveles de mortalidad bajos, en comparación con la mortalidad elevada cuando la zona comprometida fue la pared abdominal. Los pacientes con gangrena de Fournier luego de tratamiento agresivo, incluyendo la realización de colostomía de protección, evolucionaron satisfactoriamente y con un índice de mortalidad mínimo.
Luego de los buenos resultados obtenidos con manejo antibiótico triconjugado, consideramos que éste es de primera elección en el tratamiento de dicha patología.
Consideramos de extrema importancia las reintervenciones quirúrgicas programadas cada 24 horas, con el fin de descartar nuevos focos infecciosos, y si se llegasen a confirmar, tratarlos oportunamente.
La diabetes mellitus es una de las patologías más frecuentemente asociadas, por lo que en este tipo de pacientes, las medidas terapéuticas deben ser extremadas, ya que se considera que es uno de los factores más importantes que empeoran el pronóstico de la enfermedad.
Es de vital importancia el soporte metabólico y nutricional de estos pacientes, no sólo por su cuadro infeccioso, sino por la injuria quirúrgica a la cual va a ser sometido.
Abstract
Necrotizinli infections of s(di tissues, althoulih an infrequent clinical entity, are associated with hilih mortality rates.
Early dialinostic su.lpicion and prompt surgical treatment are the keystone factors for successful surgical treatment.
We present a bibliographic review and our institutional experience at a third level of care hospital over the past five years.
Referencias
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Correspondencia:
Doctor Samuel Jesús Rodríguez Urueña. Hospital Universitario de La Samaritana, Santafé de Bogotá, Colombia.
Doctores: Alexander Ponce Esparza, Ciruj. Gral.; Robin Germán Prieto Ortiz, Ciruj. Gral.; Samuel]esús Rodríguez Urueña, Resid. de Cir. Gral.; Sandra Victoria Rodríguez A costa, Resid. Cir. Gral.; Hospital Universitario de La Samaritana, Santafé de Bogotá, Colombia.
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